No Hay Nadie Como Tu

Una fría neblina llegaba desde la Bahía atravesando los bosques, el aire era helado y ya estaba anocheciendo. Hace solo unas horas había visto a Ciro subiéndose a aquel auto en la Av. Principal. Lo último que me había dicho fue que no olvide de ir a recoger los documentos a la empresa.

Ambos trabajábamos en una gran compañía internacional que vendía sistemas informáticos y éramos los encargados de negociar con nuestros clientes de China.

Me encontraba confundido e inquieto. Del otro lado del vidrio sentado en aquella silla, con mirada indiferente, se hallaba el posible asesino de mi mejor amigo. La llamada de la policía me había dejado atónito, no podía comprender por qué le había sucedido eso a él. El comisario me pidió que por favor fuera lo antes posible al cuartel.

El hombre que estaba siendo interrogado respondió a una de las preguntas del policía moviendo la cabeza con lentitud, sonriendo y sudando, se notaba cierto nerviosismo en él. Descubrí que ese hombre era el contador de Ciro y la única información valiosa que poseía era el resumen de cuenta de su tarjeta. Al mostrármelo note varios gastos realizados días de semana en los que él había estado en su casa enfermo, esto me pareció raro y fue entonces cuando el comisario miro con detalle y reconoció la dirección del lugar –Yo conozco ese lugar, son unas cabañas fuera de la cuidad muy poco concurridas. –Muy bien, entonces llévame a verlas. Dije

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