Nos Habiamos Choleado Tanto

La ONG Demus encargo una encuesta a nivel nacional sobre el tema de la discriminación en el Perú, el 80% de encuestados tiene una percepción negativa de nuestra sociedad respecto a la conflictividad, machismo y racismo.

En lo que respeta a la discriminación racial, la mayoría de peruanos siguen pensando que el origen étnico o la identidad cultural siguen siendo determinantes en la generación de distancias sociales.

David Sulmont comenta: “parece existir una continuidad histórica entre las causas de la desigualdad hace dos siglos y las de hoy en día”.

Durante la republica aristocrática se abandona la doctrina racista de la colonia, la cual resultaba incompatible con un proyecto nacional. Dicha ideología continua operativa como un fundamento invisible que sigue hasta hoy en día. Ese racismo republicano cuestiona las bases de la denominada herencia colonial. Se trata de una ideología propia, que incorpora criterios clasificatorios coloniales, le añade concepciones racistas vigentes en Europa. Sobre todo es una ideología funcional a las nuevas condiciones sobre las que se articulaba la convivencia entre dominantes y dominados en el Perú. En la cual su base seria el “racismo científico”, que sustenta el moderno estado oligárquico (1895-1968) y termina con el gobierno de Velazco.

Desde entonces la presencia de los emigrantes de provincias alejadas ha promovido una aceleración en el dinamismo económico, cultural y social. Esto se torna en una ideología individualista del progreso lo que podría configurar una paradoja que podría engendrar una situación de frustración y violencia.

Hugo Neira considera a la ANOMIA como consecuencia de esta ideología individualista del progreso que ha modificado la fisionomía de las urbes y no obstante también la del campo.

El racismo ha atravesado las etapas de la historia del Perú colonial y republicano, adaptándose con asombrosa plasticidad a las mentalidades hegemónicas en cada uno de estos periodos, hasta llegar a nuestro tiempo.

Parece haber una resistencia social generalizada a interiorizar esa evolución en el ámbito de las representaciones mentales. En dicha resistencia se observa los integrantes de las elites socioeconómicas tradicionales. El caso es que esta renuencia a internalizar las nuevas representaciones que corresponderían a los cambios en la composición de la sociedad, se observa en mayor y en menor medida en todos los grupos sociales y étnicos.

Dalal denomina la racionalización continuara operando como un ingrediente indispensable en el funcionamiento del mundo interno de los peruanos, salvando las barreras del género, clase y etnia.

Esta racionalización está presente en cualquier cultura del mundo, es el coeficiente de incidencia que posee en el funcionamiento de la sociedad.

En este sentido Nelson Manrique asigna al racismo una ubicación nuclear en el sostenimiento

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