ORIGEN DEL REFERENDO REVOCATORIO Y SU EXPANSIÓN POR LATINOAMÉRICA

ORIGEN DEL REFERENDO REVOCATORIO Y SU EXPANSIÓN POR LATINOAMÉRICA

Un rasgo elemental de la democracia es que la voluntad popular designe o elija a sus autoridades, pero quizás lo fundamental de un sistema democrático viene a ser el control que, de los poderes del Estado y de las autoridades designadas por voluntad popular, ejerza el pueblo. En este sentido, la revocatoria vendría a ser un mecanismo adecuado para ejercer ese control evaluando el desempeño de las autoridades públicas. (Sar Suárez, 2013).

Medrano García (2013) nos dice que el referéndum revocatorio tiene al pueblo como titular legitimado para ejercerlo, que el principio de soberanía popular es el fundamento de ella y que la máxima expresión democrática es que los ciudadanos no sean sólo electores, sino que también puedan decidir si la autoridad por ellos escogida puede continuar o no ejerciendo el poder delegado.

De las opiniones anteriores, es posible deducir que la revocatoria tiene su origen en el afán de practicar una real democracia participativa, la cual se refleja en que el poder originario está en la sociedad. Este poder se constituye en el Estado, legitimado por el pueblo al elegir a las autoridades en quienes lo delega, aceptándolo y subordinándose a él. Sin embargo, al someterse no declina el derecho político de controlarlo a través de una institución propia de la democracia directa, como es la revocatoria “…del mandato de autoridades legitimadas” (Medrano García, 2013, p.3).

En cuanto a la expansión del referendo revocatorio por Latinoamérica, Soto Barrientos (2013) llama la atención acerca de que en las últimas décadas se ha visto una propagación de disposiciones referendarias en las Constituciones de América Latina. Así, indica que se distinguen cuatro grupos de sistemas: los países donde el referendo no es reconocido en las Constituciones (República Dominicana y México); aquellos en donde sí lo está, pero no ha sido usado o en donde son consultas ad hoc que se implementan al margen o en ausencia de los mecanismos constitucionales (Chile, El Salvador, Nicaragua, Honduras y Paraguay) y países donde la posibilidad constitucional del mecanismo ha sido usada (Argentina, Bolivia, Colombia, Brasil, Costa Rica, Ecuador, Panamá, Guatemala, Perú, Uruguay y Venezuela). Según este autor, en esta región, la posibilidad constitucional del referendo facultativo no solo ofrece las bondades señaladas por otros autores como Sar Suárez y Medrano García, sino que puede ser un instrumento para permitir imponer la voluntad de la mayoría gobernante facilitando el camino hacia un gobierno autoritario. Además, estas consultas “para el caso” o ad hoc resultan ser un “…germen de liderazgos populistas y autoritarios…” (p. 319). Por tanto, son los referendos constitucionalizados, surgidos en los años ochenta y comienzos de los noventa, los que han contribuido al asentamiento de los sistemas democráticos, pues impactan en las forma de Estado y de gobierno.

Soto Barrientos (2013) nos enseña que en Latinoamérica, las Constituciones recogen cinco tipos de referendo. Entre ellos está el constitucional, cuyo fin es reformar total o parcialmente las cartas magnas. Resulta interesante mencionar que Nicaragua no establece este mecanismo de democracia directa para reformar la Constitución. Los otros son: el abrogatorio de leyes u otras normas para anularlas; el referendo que se da sobre materias de trascendencia; el relativo a temas territoriales, regionales y locales y el de revocación de mandato, que es el que aquí nos interesa.

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