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Luis Vitale, Su Concepción Y Detalles De cómo Entender Su "Historia Social Comparada De Los Pueblos De Latinoamérica".


Enviado por   •  3 de Octubre de 2014  •  5.124 Palabras (21 Páginas)  •  604 Visitas

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Luis Vitale, su concepción y detalles de cómo entender su “Historia social comparada de los pueblos de latinoamérica”.

Varios escritores, entre ellos García Márquez, han dicho que sus libros son esencialmente variaciones de una misma y sola novela. Quizás a todos los historiadores nos pasa algo similar, como podría deducirse de la siguiente narración acerca de cómo se fue gestando la idea y los argumentos presentados en un libro desconocido que hoy humildemente quiero comentar; Historia Social Comparada de América Latina.

La presente obra es el resultado de medio siglo de investigación sobre temas latinoamericanos, realizada en los Archivos de diferentes países de nuestra América y de Europa y, especialmente, en el terreno de los acontecimientos, recogiendo historias orales, en contacto con mujeres y hombres de los Pueblos Originarios contemporáneos, con los mestizos, que constituyen la mayoría de la población, con negros, zambos y mulatos, con la juventud, los campesinos, trabajadores urbanos e intelectuales comprometidos con el cambio social y con las mujeres, hasta hace muy pocos años, no reconocidas como participantes activas de la sociedad.

Este libro, cuyo autor es Luis Vitale y objeto de mi descripción, es la continuación de un camino de investigación que el autor comenzó a transitar en Argentina de la mano de los maestros, Víctor Domingo Bouilly, que lo inicia en el estudio de la Historia Universal, y de José Luis Romero, que con su visión de historiador de la cultura medieval y moderna, estimuló los primeros estudios acerca de la España anterior a la conquista de América; el autor plantea la tenencia de un tesoro, un manuscrito, elaborado en l952, sobre "La España no ocupada por los musulmanes", que posteriormente fue la base del ensayo "España antes y después de la conquista de América", publicado por la Revista "Pensamiento Crítico", La Habana, l969.

Luego, Silvio Frondizi orientó los primeros artículos sobre América Latina y Milcíades Peña contribuyó en su formación respecto del materialismo histórico, introduciéndolo en el estudio de Gramsci, siendo uno de los primeros en importar en l95l los libros de este marxista italiano, tan tergiversado y mal referido hoy día.

Pero lo que decidió su compromiso teórico y político fue la Revolución Boliviana de l952, la primera gran revolución obrera del continente, sobre la cual redactó varios artículos, basado en los diarios que recibía Frondizi desde La Paz y en un viaje que hizo a esta convulsionada nación en la década de los 50`s.

Enamorado de una chilena y del movimiento obrero de mi país, inició una investigación en l954 que culminó años después en 6 tomos de una “Interpretación marxista de la Historia de Chile”.

Ser elegido en l959 Dirigente Nacional de la Central Única de Trabajadores de Chile, la CUT de los buenos tiempos de Clotario Blest, le permitió profundizar en el estudio no sólo del sindicalismo sino de otros movimientos sociales, intercambiando estrechamente ideas con los precursores chilenos del tema: Marcelo Segall, Julio César Jobet y Jorge Barría.

Pudo entonces publicar en l96l “Los Discursos de Clotario Blest”, en l962 una “Historia del Movimiento Obrero Chileno” y en l971 “Las Guerras Civiles de l85l y l859 en Chile”, bajo la tutela de la Editorial de la Universidad de Concepción.

Estos ensayos le plantearon la necesidad de desmitificar una hipótesis corriente en las décadas de l930 a l960: que Chile y las otras naciones latinoamericanas eran feudales, desde la colonización hasta bien entrado el siglo XX. Actualizando los anteriores estudios sobre el feudalismo europeo y comparándolos con el proceso de nuestra América colonial y decimonónica, pudo demostrar, apoyado en los pioneros trabajos de Sergio Bagú y Milcíades Peña, que en América Latina nunca hubo un régimen feudal, aunque sí relaciones sociales pre-capitalistas como la encomienda, el inquilinaje y el "arrendire", que no siempre son esencialmente feudales, a pesar de su apariencia, tesis que sostuvo en el libro "América Latina: ¿feudal o capitalista?", traducido al inglés en l968, al alemán en l969, al italiano en l973 y al francés en l980.

Otro de los aspectos más relevantes, también descuidado por la historiografía de entonces -adicta a la narración de batallas, ascenso y caída de gobiernos- era la vida cotidiana, cuestión central para reconstruir el pasado de carne y hueso. Tuvo la oportunidad en l973-74 de iniciar esta primera exploración en un lugar insólito: los campos de concentración, "gracias" a Pinochet; leyó primero en el Estadio Chile cerca de 200 novelas a escondidas, a la luz de potentes reflectores que los militares les colocaban todas las noches para alterar el descanso, y después en Chacabuco, en el desierto salitrero, a la luz de la luna y de unas estrellas maravillosas, al alcance de la mano. Logró que sus notas -a veces en verso para que pasaran más fácilmente por la guardia- llegaran a manos de su hija Laura, quien se las entregó cuando salió al exilio, donde redactó unas "Notas para una Sociología de la novela chilena (l900-l950)".

Cuando abordaba este tema en las mazmorras de la dictadura, rememoraba sus antiguas lecturas de los "Anales" de los buenos tiempos, aquellos de Marc Bloch y Lucien Fevre, desvirtuados por sus sucesores que optaron por el facilismo en sus "entretenidos" y vendibles libros sobre la historia de los vestidos y carruajes, que ni siquiera alcanza a ser microhistoria.

Se dio cuenta de la importancia histórica de saber qué comía la gente en determinada época, cómo se bailaba y cantaba, donde vivía, qué se leía, que se veía en teatro y cine, en qué se divertía la gente, qué prejuicios sexuales existían, las censuras y autorepresiones, cómo transcurría la vida urbana y rural.

Recién entonces comprendió a cabalidad lo que le había dicho su maestro José Luis Romero: vaya a los archivos, pero cuidado con convertirse en un historiador archivero, de esos que creen que por hallar un documento han descubierto el pasado. La vida real de los pueblos - le decía- la encontrará mejor expresada en las novelas y obras artísticas que en los fríos documentos que, por ser oficiales, tienen un enfoque ideológico sesgado.

El análisis que hizo de la novelística chilena le fue de gran utilidad para los capítulos de la vida cotidiana de los tomos IV, V y VI de la Interpretación Marxista de la Historia de Chile. Similar criterio metodológico utilizó en "Sociología de la Música Popular Latinoamericana", aún inédito, que redactó en l986 en Buenos Aires.

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