Organizados Para No Leer

A lo largo de los años la experiencia de la lectura es algo que nos acompaña todos los días, desde que empezamos a reconocer las letras que expresan nuestro nombre, los anuncios de los programas que nos gustan, los espectaculares en las avenidas, en fin, todo el tiempo estamos leyendo pero, ¿Acaso también estamos comprendiendo todas aquellas letras que nuestro cerebro va registrando?

Gabriel Zaid desarrolla de gran manera esta situación porque queda bastante claro que nos limitamos a seguir los convencionalismos y a las masas en vez de tener una decisión y juicios propios. Se va apagando nuestra necesidad de comprender, de satisfacer la curiosidad y al final el resultado es un ser humano vacío, incapaz de querer comprender.

Y es que es mucho más cómodo lidiar con la ignorancia que con el conocimiento. La ignorancia te encierra en un mundo bloqueado de la realidad, una realidad que creemos que no es asunto nuestro pero de verdad lo es. La profundidad del saber esta pone entela de duda las ideas preconcebidas.

El primer paso como docente seria dar el ejemplo, no importa si tu materia no sea la que se enfoca en esta parte del desarrollo, a la larga terminara siendo un problema, por ejemplo: si un niño, cuando no contesta un examen, no comprende lo que lee en las instrucciones, todo el esfuerzo, tanto del niño al aprender el conocimiento como del maestro al transmitirlo, habrá sido en vano.

Debemos poner el ejemplo, promover el buen hábito de la lectura y la comprensión, la curiosidad y el análisis de respuestas. El que los alumnos quieran saber más allá de los colores chillantes y el ruido, lograr que presten atención a aquello que podría enriquecerlos del verdadero saber y lograría la meta de producir seres humanos con iniciativa y discernimiento propios. Enfocarse en la profundad y la comprensión, no en los prejuicios y las excusas.

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