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POSVERDAD


Enviado por   •  14 de Enero de 2019  •  Ensayo  •  2.318 Palabras (10 Páginas)  •  351 Visitas

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LA POSVERDAD

El cambiante, moderno y globalizado mundo en el que vivimos evoluciona día a día y junto con el también evolucionan y aparecen nuevas formas de comunicación, el acceso libre e ilimitado a la información a través de internet ha hecho que estemos enterados en cualquier momento de las noticias o acontecimientos que se presentan en cualquier parte del mundo, esto debería representar para una situación favorable, sin embargo el sesgo y en ciertos casos la manipulación a conveniencia de los argumentos han hecho que esto se torne en un escenario más complejo. El auge no solo de las nuevas tecnologías, sino principalmente de las redes sociales han contribuido con este escenario, ya que nos han dado la oportunidad de cuestionar todos los acontecimientos y formar un criterio propio sobre los mismos, lo cual no tiene nada de malo, lo negativo más bien es que no siempre la información en la que basamos nuestras opiniones es la verdadera. El objetivo de este ensayo es analizar las causas que han permitido el desarrollo de este nuevo enfoque que permite construir realidades a base de mentiras y tomar conciencia sobre la responsabilidad que tenemos como usuarios en el adecuado manejo de las herramientas tecnológicas a nuestro alcance para hacer que la verdad prevalezca.

La posverdad o post-truth aparece en este contexto, el Diccionario de la Lengua Española, define esta palabra como la “Distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales” (Valdano 2018), sin embargo no podríamos afirmar que la posverdad es lo mismo que una mentira, sino más bien que consiste en el predominio de la emotividad sobre los fundamentos.

Posverdad es una expresión originalmente inglesa que se traduce del término post-truth, “y fue empleada por primera vez en 1992 por el dramaturgo serbio-estadounidense Steve Tesich, en un artículo publicado en la revista The Nation. En el texto reflexionaba sobre un escándalo político durante la presidencia de Ronald Reagan en Estados Unidos contra Irán y la guerra del Golfo Pérsico” (Telesur 2018). Ante el incremento de su uso, en el año 2016 la palabra posverdad fue elegida como palabra del año por el Diccionario de Oxford.

Una mentira dicha cien veces se convierte en verdad, la posverdad está estrechamente relacionada a esta expresión, en la actualidad se da menor importancia a los argumentos con sustento y justificación; y, en su lugar predominan las emociones que puede despertar cierto tema a tratarse, lo que genera diversas opiniones que pueden ir a favor o en contra, pero que finalmente no son ciertas ni objetivas ya que como se mencionó principalmente se basan en emociones. “Una mentira con halagüeños visos de verdad encaja a las mil maravillas con las aspiraciones elementales y la indigencia mental del común de la gente, más aún cuando se la pone a rodar en la Red convirtiéndose en un hecho cultural y político” (Valdano 2018).

Las creencias y convicciones personales han tomado fuerza frente a la lógica, y han terminado convirtiéndose en verdades compartidas por la sociedad, los medios alternativos tienen gran relevancia en este sentido ya que a través de ellos se ha generado la difusión de estas creencias que han permitido influir de manera positiva o negativa en la opinión pública. “Los hechos pasan a un segundo plano, mientras el “cómo” se cuenta la historia retoma importancia y le gana al “qué”. No se trata entonces de saber lo que ha ocurrido, se trata de escuchar, ver, leer, la versión de los hechos que concuerde más con las ideologías de cada uno” (Llorente 2017)

Como término la posverdad es relativamente nueva, sin embargo ha estado presente desde otras décadas, manejada por los medios de comunicación tradicionales y mejor conocida como propaganda, se refería a la creación de realidades alternativas que no estaban basadas en hechos o datos sino en emociones y percepciones.

En la actualidad el acceso a contenidos informativos, no tiene precedentes ya que es infinito y de obtención inmediata. Esto ha provocado una revolución en cuanto a la producción de información, debido a que puede ser originada por cualquier persona sin importar si conoce a profundidad el tema que está desarrollando, lo que ha traído como consecuencia que tengamos varias fuentes de información con diversas posturas, pero no precisamente permita que estemos bien informados.

“Frente al exceso de ruido mediático y la falta de confianza aprendamos a ser mejores guías y a dejarnos guiar. Aprovechar la oportunidad que nos brinda la digitalización para canalizar nuestra inteligencia colectiva y así evitar la deriva hacia la estupidez colectiva” (Gooch 2017).

El concepto de posverdad está presente en todas las sociedades independientemente de si un país es del primer o del tercer mundo, y lo más preocupante es que su auge es cada vez mayor, se presenta principalmente en los temas a nivel político, lo que representa un grave peligro para la democracia, ya que a través de ella se puede influir de manera negativa en los votantes, que se dejarán llevar por falsas y no fundamentadas propuestas en lugar de contar con la verdad para hacer su elección de manera adecuada.

“Además, al caracterizar con ese término determinados comportamientos políticos, se eluden, en primer lugar, otros más adecuados, como demagogia, fraude o incluso criptofascismo, que expresan mejor los orígenes, desarrollo y contenidos de unas políticas que, más que otra cosa, reflejan las patologías a las que el sistema neocapitalista ha llevado a la sociedad; en segundo lugar se elude la discusión sobre cuestiones que deberían ser debatibles, como los tratados de libre comercio o la licitud de la deuda; y en tercer lugar se enmascaran los atentados a la democracia y a la libertad de pensamiento que está provocando la globalización financiera y el aumento de las desigualdades” (Bolado 2017).

La constante generación de noticias falsas debilita y amenaza a los medios de comunicación tradicionales, debido a que han perdido credibilidad por gran parte de las audiencias, que actualmente han puesto mayormente su confianza en otros medios de comunicación no tradicionales, redes sociales como Facebook y Twitter, que a pesar de que no cuenten con fuentes de información fidedignas, pueden apegarse más a los criterios propios de cada persona.

“Las redes sociales han dado un megáfono y una audiencia en el debate público a millones de personas que antes podían participar del mismo sólo dentro de los alcances limitados de sus casas, trabajos y barrios. Personas que hoy pueden ponerse en contacto en tiempo real con todos los que piensan –o no piensan– de la misma forma que ellos, y crear una verdadera “tendencia” de opinión que cambie el rumbo del debate público” (Berckemeyer 2017).

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