¿PROFESIONALES DE LA EDUCACIÓN?

¿PROFESIONALES DE LA EDUCACIÓN, O SÓLO EMPLEADOS?

En la medida del cambio que ha generado toda esta globalización y en el incremento constante de información, de libre comercio, de adquisición de lo innecesario. La sociedad actual ha optado por requerir que los hijos salgan de la escuela hechos unos técnicos de la producción. El gobierno en su necesidad de pretender ser un país primer mundista a optado por empobrecerse al recibir ayuda del banco mundial a través de sus exagerados proyectos de educación, que nos limitan como docentes y nos obligan ha realizar ciertos patrones de conducta que no son propios de nuestras necesidades. El profesor es un profesional con el virus de la Administritis, de Programitis, de Cotidianitis, generado por toda esta basura de ideales en donde no permiten que el profesor desarrolle esa capacidad de crear e innovar en el proceso de enseñanza – aprendizaje para beneficio de los alumnos, es acaso que estamos formando alumnos zombis, que creemos que tienen que ser como los finlandeses, los franceses, los españoles, etc. porque comparar a nuestros alumnos y profesores con los de otros países si las condiciones de enseñanza son exageradamente diferentes, no importa cuanto le apuestes a la educación, sea un peso o dos pesos o un millón. Seguiremos tendiendo el mismo problema. Debemos educar para trabajar. Debemos formar alumnos capaces de integrarse en un campo laboral determinado por los empresarios. Me duele decirlo pero estamos obligados a trabajar de acuerdo a ciertos lineamientos que no convierten en empleados; debemos llegar a una hora, debemos firmar, debemos entregar el plan, debemos hacer honores, festivales, concursos, debemos planear conforme a un programa, estamos vendiendo nuestro trabajo a una idea salida de un escritorio que no se pregunta ni siquiera que las escuelas, los alumnos, los profesores, los padres de familia, las escuelas, las comunidades no son iguales. Somos los empleados de papá gobierno y por ello recibimos lo que papá nos de. Por el momento seguiremos así, “echando a perder, se aprende”.

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