LA VOCACION, ELEMENTO FUNDAMENTAL EN LOS PROFESIONALES DE LA EDUCACIÓN.

LA VOCACION, ELEMENTO FUNDAMENTAL EN LOS PROFESIONALES DE LA EDUCACIÓN.

Profr. José Guadalupe Rincón Andrade

Con todo respeto para mis compañeras y compañeros en este Día del Maestro.

FUNDAMENTACION.-Uno de los aspectos torales del presente de frente al futuro que afrontamos, es la educación de la población que necesariamente debe contribuir al desarrollo de las personas y de las comunidades en sus distintas dimensiones: cultural, política, económica y social. Apostamos a la educación porque genera, articula y lleva adelante las políticas y acciones de capacitación destinadas a docentes que se encuentran en actividad en el sistema educativo nacional. Además una de cuyas principales funciones en nuestras sociedades es formar para la ciudadanía en una incipiente democracia y para su participación en un mercado productivo cada vez más complejo-, una educación que sea considerada un ámbito privilegiado para promover el cambio hacia la construcción de una sociedad más justa, equitativa, democrática y nacionalista. En este sentido, como lo mandata el Artículo 3º. Constitucional, es responsabilidad indeclinable del Estado orientar el destino de la educación y dar respuesta al interés y la necesidad de los niños y los jóvenes para iniciar y continuar estudios que posteriormente los transforme en profesionales y como tales se integren al sector productivo.

Para alcanzar el propósito aquí señalado, es necesario reconocer que la formación y desarrollo profesional de los docentes es un objetivo prioritario. Es innegable que la sociedad y el mismo magisterio demandan insistentemente la transformación de la docencia en su formación, ya que ello constituye un aspecto clave para el cambio educativo.

Las consideraciones que en este campo abordemos deben ser críticas y creativas y por lo tanto en la práctica docente nuestra, debe hablarse con la verdad pedagógica que nos exige la vocación de la que nos sentimos orgullosos como profesionales de la educación, ya que hablar sobre la formación docente es referirnos al profesor que con responsabilidad acepta su magisterio al posicionarse en el presente y en el futuro; en pensar en la educación de las generaciones venideras, en mirar el destino de nuestros jóvenes inmersos en un mundo globalizado que como profesionistas habrán de integrarse. Esta vocación en los profesionales de la educación, es la que debemos rescatar para alcanzar la calidad como eje temático que queremos en la educación y que ésta no se convierta en proyecto selectivo que en la escuela pública mucho daño ha causado a través de la discriminación.

En este marco de concreción específica sobre la educación y sus actores y teniendo como referentes la historia de la educación en México y particularmente la de Sinaloa, que es punto de partida y de llegada para la formación y desarrollo profesional del docente, ofrecemos las siguientes consideraciones:

• Que la historia de la educación en México es rica en experiencias docentes que muchas de las veces quedan en el anonimato, por la poca o casi nula investigación educativa que instituciones oficiales constituidas para ello, deben realizar para dar seguimiento a proyectos como los muchos que en este campo realizan los trabajadores de la educación.

• Que en el empirismo de la escuela rural mexicana, en el efímero momento de la escuela socialista y en el ya largo caminar de la escuela de la unidad nacional, subyacen en la etnografía de los pueblos que conforman nuestro entorno nacional, muchos hechos que comprueban el trabajo que docentes realizaron y realizan, en el espacio y tiempo que les tocó vivir., actividades extra-aula que realizaron en la comunidad cuando ganaron la confianza de ésta, porque la misma vio en ellos a verdaderos trabajadores solidarios, que sin medir el tiempo por vocación en el ministerio que ejercían dieron lo que éticamente su conciencia les mandaba.

• Que una de las herencias más críticas que presenta la formación docente es que, luego de la descentralización de la Educación Básica y las Instituciones Formadoras de docentes en 1992, es difícil reconocer un sistema que preserve un común denominador, dada la creciente dispersión que fomentan las entidades federativas en la formación de docentes que hoy presentan escasos aspectos comunes a su profesión y lo que es más grave, falta de vocación profesional ya que muchos de estos estudiantes ingresan como pagos de cuota de políticos que medran de la ignorancia de sus seguidores.

• Que en este contexto es preciso considerar los efectos producidos por los procesos desarrollados en los últimos cuarenta años, en relación con la planeación y validación de cursos, especialidades, diplomados, algunas maestrías y licenciaturas y últimamente los

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