Panorama económico de Chile

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Abstract:

“La actual crisis de Chile se ha presentado desde un ámbito  de políticas económicas expansivas, y que parece no tener fin. En este ensayo se pretende mostrar el aspecto de las políticas que ha presentado Chile en las últimas décadas, un análisis económico sobre cómo funcionan así como sus consecuencias; además de presentar el actual panorama que vive el país  y sus efectos en la imagen que presenta Chile ante las demás naciones (hecho que perjudica al acceso de financiamiento). Es importante que se presente el contexto y los efectos que se llevan a cabo, con el fin de poder darle un análisis más crítico a la situación que se analiza, tomando una postura objetiva e informada sobre el tema. Sin más que añadir, se invita al lector a que comience la exploración de este documento”.

Palabras clave: políticas expansivas, crisis, inflación

Panorama económico de Chile.

Chile es un país caracterizado por su rápido crecimiento en las últimas décadas, si comparamos con otras economías emergentes de Latinoamérica, lo que ha permitido el combate contra la pobreza y comenzar a posicionarse como un modelo a seguir frente a otros países del continente.

Sólo como datos a tomar en cuenta: el PIB (Producto Interno Bruto) ascendió un 4% en 2018, con expectativas de crecimiento de 3.4% y 3.2% para el 2019 y el 2020, respectivamente, de acuerdo al Banco Central de Chile. Por otro lado, la tasa de desempleo tuvo una caída para posicionarse en el 6.9% en el 218. Y con proyecciones de 6.5% en el 2019 y de 6.2% para 2020 (Export Enterprises S.A., 2019).

En general, la estrategia utilizada por parte de las autoridades ha sido el cambio de sus políticas macroeconómicas, bajo la premisa de un mayor crecimiento económico pero a través de una mayor inversión pública y la reducción de las tasas de interés (política monetaria); aunado a estos esfuerzos, se atañe también la consolidación fiscal como herramienta para estabilizar la deuda (Banco Mundial, 2018) (el saldo del gobierno cerró en -1.8% en el 2018, con una disminución continua del 0.2% por cada año (Export Enterprises S.A., 2019))

Las nuevas políticas macroeconómicas mencionadas son de orden expansivo, es decir, puesto que la intención del gobierno es estimular el consumo interno del país y la demanda agregada, comienzan a generar una serie de acciones que permitan que haya un aumento en la renta disponible de una nación, aunque se haga un sacrificio en la recaudación de impuestos (Marfán, 2001).

Con el aumento del consumo, también se estimula la demanda de productos, por lo que las empresas comienzan a ofertar más y se crea la necesidad de mano de obra, por lo tanto se comienza un proceso de contratación y una reducción del desempleo. Por otro lado, el aumento del gasto público es una estrategia para contrarrestar los efectos de la baja recaudación de impuestos, supliendo ese mismo déficit bajo una vía de endeudamiento. Con ello, el Estado invierte en infraestructuras y, por lo tanto, ayuda a la creación de empleos (Marfán, 2001).

        Las políticas del tipo expansivas han sido duramente criticadas, puesto que no siempre se presentan las condiciones teóricamente ideales (modelo productivo perfecto y holístico, baja presión fiscal y una crisis no coyuntural) y que deriva en varios problemas: déficit comercial, efecto crowding out (expulsión), y la inflación (Sánchez, 2015). Este efecto es uno de los más criticados, y es éste el que se dejó ver en el país.

Cronología de un estallido: el advenimiento de la crisis.

La inflación en el pasaje del medio de transporte fue el acabose para comenzar el estallido y la movilización de la población chilena. Bajo la idea de Klaus Schmidt (2019), el problema de Chile se originó en dos causas principales:

• Un detonador: el aumento en el pasaje y el caos en el transporte público, que representa un ciclo de inflación que no se ha sabido contrarrestar con mayores sueldos, por lo tanto hay un gran descontento por parte de la población, sobre todo por los pensionados que desde la aplicación del sistema de retribuciones del gobierno de Pinochet se percibe una clara desigualdad, en donde la riqueza se encuentra entre unos pocos y no se distribuye lo necesario a los pensionistas. Por otro lado, la escasez en el sistema de salud que se percibe en la ausencia de hospitales y especialistas; así como la privatización de la educación y del agua, siendo éste último un recurso al cual tienen derecho todos (L.R., 2019).

• Condición estructural: debilidades estructurales por parte del estado en varios de órganos y poderes; una debilidad muy fuerte por parte de la población, demostrado en una ola de violencia que se ha venido sembrando por una creciente demanda social y que se multiplica; la fragilidad del gobierno, y la aplicación de políticas macroeconómicas del tipo expansionistas

Las condiciones estructurales mencionadas más arriba han venido evolucionando debido a los sistemas políticos que se han vivido en el país, que han pasado por dictaduras militares hasta simulaciones democráticas. El hartazgo por parte de la población ha conllevado a que se generen movilizaciones y huelgas. Pero no solamente la población ha tenido efectos negativos, sino que también la economía ha sufrido grandes consecuencias.

El actual panorama de Chile. La imagen ante el mundo

Debido a la creciente movilidad de la población en huelgas y protestas, la actividad económica ha disminuido y la forma de ver al país ante los mercados externos ha marcado un alerta hacia grandes inversionistas. La actividad económica sólo en octubre marcó una caída fuerte dejando los niveles en el -3.4%, que corresponde a las primeras semanas de crisis, lo que aunado con la inflación del dólar, afecta a todos los consumidores que puedan mantener el empleo (Salinas, 2019).

Ésta última frase es bastante preocupante, puesto que la baja de la actividad económica no sólo repercute en la actividad económica en el sentido del movimiento de mercancías, sino que también la “lucha” por eliminar el desempleo con las políticas expansivas resultan en consecuencias negativas a largo plazo.

El costo económico que está experimentando Chile por las manifestaciones (en el sentido de las reconstrucciones, pérdida de empleos y la caída de la inversión, así como un gran golpe en el sector de la producción y de las ventas) se resumen en pérdidas calculadas de 1,400 millones de dólares de acuerdo a la Camara de Comercio de Santiago (CCS). Por ejemplo, el tren Subterráneo Metro en Santiago ha sido afectado por el vandalismo y se ha perdido casi 370 millones de dólares, que al tener seguros comprometidos, se pasan a una carga fiscal (Deutsche Welle, 2019).

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