Patrimonio y Cultura
Enviado por Esteban Ruiz • 19 de Octubre de 2021 • Monografía • 3.123 Palabras (13 Páginas) • 84 Visitas
Introducción
El propósito del artículo es analizar y discutir una dimensión particular de la relación entre el Estado y los pueblos indígenas, a saber, el desarrollo del turismo indígena en la Región de la Araucanía, Chile. El artículo aborda las tensiones y complejidades que evoca la promoción y valoración de la diferenciación étnica por parte del Estado, que incentiva el turismo indígena, mientras que el pueblo mapuche en la Región de la Araucanía, y en otras partes del país, lucha por obtener reconocimiento político.
La Región de la Araucanía es el espacio geográfico y cultural habitado históricamente por el pueblo indígena mapuche. El ejército chileno ocupó este territorio por la fuerza a finales del siglo XIX, y las tierras fueron asignadas para la colonización por chilenos e inmigrantes extranjeros. Mientras tanto, los mapuches fueron marginados en pequeñas áreas, conocidas como comunidades indígenas o reducciones, que a menudo fueron subdivididas a lo largo de los años; la tierra se perdió en estos y otros procesos. Desde el decenio de 1990, las políticas públicas de Chile sobre los pueblos indígenas se han desarrollado en el marco de la Ley Indígena 19.253, aprobada tras la restauración de la democracia después de 17 años de dictadura militar (1973-1990). Estas políticas han abordado diversas áreas como la educación, la salud y el desarrollo económico, y han permeado diversos programas sociales en regiones que contienen un gran porcentaje de habitantes indígenas. Estas políticas también fueron diseñadas e implementadas en un contexto político de crecientes reclamos y demandas étnicas, especialmente en la Araucanía y regiones vecinas. Esto a su vez se ha traducido en un aumento del llamado conflicto mapuche, que tiene su origen en la ocupación militar de la Región de la Araucanía y está principalmente vinculado a reclamos por territorio perdido, presión económica sobre la tenencia de la tierra, presencia de megaproyectos que afectan la calidad de vida de las comunidades y demandas de participación política. Al mismo tiempo, desde 1990, el Estado y el sector privado, especialmente las ONG, han fomentado el turismo indígena como estrategia de desarrollo económico y de fortalecimiento de la cultura mapuche. Estas acciones han crecido significativamente desde el año 2000, en paralelo con el llamado conflicto mapuche. Este artículo no analiza el turismo como un fenómeno en sí mismo, sino como parte de la compleja relación entre el Estado y los indígenas de la Región de la Araucanía. En particular, analiza el desarrollo y la promoción por parte del Estado del turismo indígena en la Región de la Araucanía, y las concepciones de las principales instituciones estatales involucradas en este proceso, en un contexto de importantes demandas y conflictos en algunas partes de la región. También examina los efectos de este proceso en la construcción de la identidad étnica. En la primera sección del artículo se presenta la perspectiva teórica y metodológica. A continuación se presentan los resultados de la investigación etnográfica, describiendo el contexto del desarrollo del turismo indígena en la Región de la Araucanía y analizando el discurso intraestatal y cómo se relaciona con los procesos de construcción de identidad y conflicto en la región. El artículo termina con unas conclusiones.
Perspectiva teórica y metodológica
Etnicidad, políticas públicas y turismo
El concepto de etnicidad ha sido ampliamente abordado desde diferentes ángulos por diversos autores (por ejemplo, Banks, 1996; Barth, 1976; Cardoso de Oliveira, 2007 [1976]; Hylland, 2010; Poutignat & Fenart, 1995; Restrepo, 2004). Las perspectivas varían desde una concepción primordialista hasta una posición constructivista o modernista. La primordialista, o esencialista, afirma que la alteridad depende de factores culturales que son partes constitutivas, primordiales o naturales de la formación de los sujetos. Connor, por ejemplo, en el debate sobre la construcción de la nación, la atribuye a un grupo de personas que creen que comparten una ascendencia común (1998, pág. XIII) y, por consiguiente, sostiene que la etnia es desde sus orígenes una palabra utilizada para designar a un grupo caracterizado por su ascendencia común (1998, pág. 68). Este enfoque apela al concepto de un vínculo común que une a las personas a la idea de una nación o grupo étnico, basado en elementos simbólicos, psicológicos y culturales. Estos rasgos comunes son concebidos por los esencialistas tanto para ser la base de la inclusión en los grupos indígenas contemporáneos como para vincular a los miembros con sus ancestros (Sylvain, 2014, pág. 252). La concepción del culturalismo como el primordialismo consiste en entender la cultura como una especie de paquete que asume la homogeneidad cultural de las personas de un origen étnico o geográfico determinado. El culturalismo enfatiza las diferencias de patrimonio cultural, y el comportamiento predictivo basado en ese patrimonio, transmitido misteriosamente entre las generaciones (Wessendorf, 2008, p. 188).
Estas perspectivas han sido criticadas o parcialmente reformuladas en consideración a la obra de Barth, quien indica que es la frontera étnica la que define al grupo, no el contenido cultural que encierra (1976, pág. 17); él asigna mayor importancia a la interacción social con otros grupos. Como afirman Poutignat y Fenart (1995), el concepto de etnia tiene que ver con el estudio de procesos variables e inacabados en los que los actores se identifican -y son identificados por otros- sobre la base de dicotomías "ellos/nosotros", establecidas a partir de rasgos culturales supuestamente derivados de un origen común y puestos en relieve en las interacciones sociales. La perspectiva constructivista supone que los criterios de inclusión en una categoría de personas son contingentes, cambiantes y sujetos a negociación social y política (Sylvain, 2014, pág. 252). Como Comaroff y Comaroff (1987), la etnicidad tiene su origen en fuerzas históricas específicas, fuerzas que son a la vez estructurales y culturales. Sin embargo, la etnicidad tiende a adoptar el aspecto "natural" de una fuerza autónoma, un "principio" objetivable capaz de determinar el curso de la vida social, tal como lo definen los culturalistas. Teniendo en cuenta estos trabajos, entendemos la etnicidad como una construcción socio-histórica de la alteridad, transformada en y por procesos de construcción de la hegemonía cultural (Briones, 1998) de manera no arbitraria, que sirve como herramienta analítica para dar sentido o explicar acciones o sentimientos en los individuos estudiados (Banks, 1996). En cuanto a las políticas públicas, este enfoque reconoce que la formulación de políticas es una actividad sociocultural (regida por leyes) que está profundamente inmersa en los procesos sociales cotidianos, en el "mundo de los sentidos" de los humanistas, en los protocolos lingüísticos y en las prácticas culturales que crean y sostienen estos mundos (Shore, 2010, p. 24). Como tal, está relacionado con el concepto de etnicidad, ya que el Estado es un actor más que promueve formas de otredad en contextos específicos. Asimismo, se entiende que las prácticas gubernamentales son variadas y se desarrollan en diferentes relaciones (profesor-alumno, etc.), de las cuales la relación del gobierno nacional con su población es sólo una; y que todos estos tipos de gobierno son internos al Estado o a la sociedad (Foucault, 1991). De ahí la pertinencia de analizar los discursos y las prácticas vinculadas a la aplicación de las políticas públicas sobre la base del estudio etnográfico. El turismo como problema antropológico contribuye a esta discusión cuando incorporamos el concepto de turismo indígena como parte de una política de Estado que participa en la construcción de la etnicidad. Por ello, este artículo considera aspectos relacionados con el diseño e implementación de políticas públicas sobre turismo indígena que promueven una suerte de diferenciación u otredad, que a su vez contribuye a la construcción de la etnicidad. Al considerar la relación entre turismo y etnicidad, son fundamentales los aportes de Van der Berghe (1994), Picard y Wood (1997), Wood (1998) y Macleod y Carrier (2010), que incorporan explícitamente la dimensión del poder en los estudios de turismo y en los procesos de construcción de identidad. Wood (1998) menciona algunos elementos clave para comprender la relación entre la etnia y el turismo, entre ellos, ver el turismo como una forma de relaciones étnicas y la construcción de la identidad étnica bajo relaciones de dominación y poder. Existen muchas definiciones de turismo indígena. Por lo general, hacen hincapié en la cultura de una comunidad, que se construye o presenta como diferente de las culturas occidentales o centrales; alternativamente, pueden comercializar costumbres curiosas y personas exóticas (Smith, 1989). El turismo indígena también puede entenderse no como un atributo cultural sino como una forma de organización social de la diferencia, que fomenta el contacto entre las culturas y crea una nueva marca étnica (Azeredo de, 2006; Pereiro, 2013; Wood, 1998; Zorn & Farthing, 2007). En estas definiciones, la imagen de la autenticidad se construye sobre la base tanto de las relaciones y representaciones existentes como de las construidas a partir de la interacción con los "otros". El turista surge como una respuesta de la sociedad no indígena, pero también contribuye al mantenimiento y la preservación de los elementos étnicos (Azeredo, 2006). La autenticidad, como Cohen (1988), es un valor moderno que lleva al turista a buscar lo prístino, lo natural, lo intacto de la modernidad. Este tipo de turismo implica la representación del otro o del pasado (Wang, 1999). A partir de esto, y de la concepción de etnicidad, entendemos que la autenticidad es un concepto construido y por lo tanto negociable; y que en el ámbito del turismo se presenta como una mercancía vendible, cuyo valor radica en sus propias características ''únicas''. Estas características pueden tener diversos orígenes, posiblemente inventados, pero con el paso del tiempo llegan a ser aceptadas como auténticas.
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