Paz O Valor Para El SALVADOR

PAZ O VALOR? PARA EL PUEBLO DE EL SALVADOR.

Marcha, banderas y camisas blancas, banderines hondeándose en las manos encallecidas de ancianas y en unas ingenuas manos de niños y niñas, una mancha blanca sobre el gris oscuro del asfalto de una tarde de septiembre, en suplica de paz; despertó en mí una profunda duda que quiero plantear.

Es claro que cómo país estamos viviendo una oscura etapa de violencia injustificada, como nunca antes habíamos presenciado, los índices criminales aumentan con cada medida contigencial que las autoridades plantean y por supuesto la credibilidad en las instituciones de gobierno es desesperantemente baja; por su parte la población ha caído en un estado narcótico de aceptación e indiferencia (digo aceptación en referencia al dicho aquel que reza “el que calla otorga”). Es interminable el listado de comunidades en las cuales la delincuencia se ha apropiado no solo de los espacios físicos, sino, más preocupante aun, de la voluntad y fe de las personas que habitan tales zonas, para sumarle, algunas de las más pobres del país; frente a este fenómeno los habitantes hemos ocultado el rostro tras un velo de indiferencia que muchas veces se refleja en frases como “mientras no se metan conmigo” o “a los de la colonia nos cuidan” cuando para empezar no habría de que cuidarnos si esa situación no existiera.

Teniendo en cuenta tal contexto pregunto: ¿a qué pueblo se le ha regalado la paz gratuitamente?.

Cuando estados de emergencia como el que vivimos han sucedido es necesario una revolución, y por favor no piensen en armas, es necesario revolucionar nuestras ideas, nuestras emociones pero más que nada nuestras acciones. Y centrémonos en la última palabra de esa lista “acciones”. Cuénteme, ¿qué ha hecho usted como ciudadano para solucionar este problema?, pregúnteme ¿qué he hecho yo para ayudarle con la violencia del país? Y tal vez diga alguien con mucha propiedad. Hemos hecho marchas para pedir por la paz.

“Se le ha ocurrido que quizás no sea paz lo que necesitamos, será que lo que más necesitamos en estos momentos es valor para conquistar nuestra propia paz”

Y es aquí donde radica mi duda.

Remontémonos un momento a las palabras de Jesús al buscar a sus discípulos: “Aquel que quiera seguirme; que tome su cruz y que me siga”, hemos nosotros como aquellos hombres y mujeres tomado en verdad nuestra cruz, y procurar el mismo camino del que predicamos amar. Pensándolo un momento lo primero que debieron necesitar aquellos discípulos y discípulas fue el valor para enfrentar un mundo cuadrado dominado por razones obsoletas y fuera del contexto que evolucionaba de manera diferente, hemos tenido nosotros ese valor que aquellos mostraron, ¿estamos nosotros aplicando la revolución “ideológica” necesaria para lograr nuestra paz?. Ahora traslademos este momento teológico

...