Peleas de gallos en Сuba
Enviado por elvirayroxy • 22 de Enero de 2015 • Ensayo • 744 Palabras (3 Páginas) • 223 Visitas
Poco después de tomar el poder, Fidel Castro prohibió el juego en la Isla. Durante medio siglo las apuestas y loterías pasaron a habitar el mundo de lo clandestino. Hasta que ahora vuelven a aparecer con la misma fuerza de antes. En esta serie, DIARIO DE CUBA presenta lo que ya es un hecho: la vuelta del juego a las calles de la Isla.
Olvídese de aquellas gallerías en pleno matorral donde un grupo de guajiros pletóricos, sin camisa, con una botella de ron y un mazo de billetes en mano, apostaba a su gallo favorito. O de las vallas, algunas tan céntricas como la situada en la Esquina de Tejas, en la barriada habanera de El Cerro.
En 2011, en la Cuba profunda, todavía abundan las peleas de gallos. Pero desde hace algún tiempo la pasión por las lidias es también habitual en zonas urbanas de La Habana.
Ahora mismo estoy en una gallería de un barrio pobre al sur de la ciudad. Un lugar rodeado de cuarterías inmundas y platanales vírgenes. A partir de las dos de la tarde comienzan a llegar decenas de personas.
Unos son apostadores. Otros, dueños de los animales y preparadores. Desde los 14 años, Maikel se dedica a entrenar gallos finos. "Recorro con frecuencia la Isla en busca de gallos de carácter. Luego, durante meses, los preparo para futuras peleas. Algunos los vendo, los mejores, los dedico a la lidia. He ganado un montón de dinero. Si existiera un premio Nobel dedicado a los gallos, creo que hubiera ganado uno. Si no soy el mejor, estoy entre los mejores", fanfarronea.
Al parecer, los gallos de Maikel tienen fama. Tipos con pinta de campesinos sobrados de plata negocian la compra de varios peleadores finos. Antes de que rompan las disputas, Evaristo, el dueño de la valla, anuncia que hoy habrá sólo tres peleas.
"Pero qué peleas, con seis gallos invictos. Un cartel de campeones. Hace nueve años que vivo de esto. Siempre es bueno calentar el ambiente antes de las lidias. En mi valla corre el dinero. En las buenas peleas, las apuestan superan los 20 mil pesos (900 dólares)", dice Evaristo.
Por supuesto, él se embolsa una buena tajada. La entrada a la gallería cuesta 30 pesos (un dólar 25 centavos). Los ganadores suelen darle un 5% al dueño de la valla. Evaristo es un lince para los negocios y la publicidad.
Tiene varias mesas, donde antes y después de las peleas, se juega al silot y a las cartas. Y hay todo tipos de ofertas gastronómicas. Desde pan con jamón de pierna a 25 pesos (poco más de un dólar), cajitas de arroz congrí y un buen bistec de cerdo a 50 pesos, hasta cerveza Cristal y Bucanero.
"Incluso se pueden ligar prostitutas. Evaristo tiene 'mangos' de primera. Y quien se lleva un saco de dinero, después de ganar casi siempre sale con dos jineteras colgadas del brazo", señala
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