Pena De Muerte
Enviado por dfghjkr1234567 • 23 de Octubre de 2013 • 594 Palabras (3 Páginas) • 259 Visitas
ARGUMENTOS A FAVOR DE LA PENA DE MUERTE
La pena de muerte puede evitar crímenes, puede disuadir a asesinos en potencia, puede salvar vidas. Debido a que a partir de la aplicación del castigo a uno, los próximos criminales, que generalmente no creen que serán descubiertos y castigados, sabrán la consecuencia de su accionar, pudiendo perder su propia vida, siendo castigados por el gobierno; y de esta manera lo pensaran dos veces antes de cometerlo.
Utilizar la pena de muerte en casos justificativos, es una manera de proteger la vida de los ciudadanos, ya que así quedaría totalmente garantizada la seguridad de ellos. Debido a que es una forma de no correr el riesgo de que el criminal vuelva a cometer su delito, y brindando así, tranquilidad, no sólo a las victimas afectadas, quienes mientras el agresor siga con vida están con el alma en un hilo porque puede regresar, sino también al resto de la población quienes están expuestas a otro ataque.
¿Es justo qué con los impuestos que uno paga tenga que mantener a asesinos, violadores, delincuentes...? Ya que estos estando vivos requieren de algunos servicios, como alimentación, revisión médica, vestimenta, personal para su control, los cuales todos los ciudadanos deben pagar.
Todos los ciudadanos tenemos el derecho de defendernos de las agresiones que se atentan contra nuestra vida.
Cuando el criminal es enjuiciado, es muy probable que éste salga de la cárcel, ya sea por errores de la demanda, por si compra su libertad o si su defensor es muy inteligente. Quedando así un delincuente totalmente culpable en libertad.
Hay veces que se nos presentan personas, las cuales son irremediables, irrescatables, y es inútil aplicar en ellas ningún tipo de rehabilitación o enviarlos a cárcel.
La Iglesia Católica jamás, hasta el día de hoy, ha discutido el derecho de la autoridad para aplicar la pena de muerte en casos extremos. La Iglesia Católica siempre ha considerado a la autoridad como delegataria por parte de Dios de todo aquello que atañe a la conservación del bien común, incluyendo también en ese derecho la aplicación de las penas, incluso la máxima. Y es así que los u1timos documentos eclesiásticos, los del Concilio Vaticano II y el Catecismo de la lglesia Católica, admiten en casos excepcionales la pena de muerte. El Padre Haring, teólogo católico, revindica el derecho que tiene la autoridad en casos extremos para aplicar esta pena. Esta es la posición oficial de la Iglesia.
Uno de los más grandes filósofos que ha tenido Occidente, y que ha sido el formador del pensamiento cultural que hoy tenemos: Kant, es partidario de la pena de muerte. Él, incluso, es talionista, o sea, sostiene prácticamente y en forma explícita la doctrina del Talión del "ojo por ojo, diente por diente".
En todas partes adonde
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