Pena De Muerte
Enviado por xYuukissx3 • 24 de Septiembre de 2013 • 1.670 Palabras (7 Páginas) • 283 Visitas
Pena de Muerte en Chile
¿Castigo o alivio para el victimario?
Pese a que la Pena de Muerte fue cambiada en Chile el año pasado por el Presidio Perpetuo, el tema sigue provocando acaloradas discusiones y controversias. Muestra tanto partidarios, como también gente que se opone a su aplicación.
Chile se convirtió el 3 de abril del 2001 en el país número 109 del mundo en abolir la pena de muerte, luego que la Cámara de Diputados aprobara el proyecto que reemplaza este castigo por un presidio perpetuo efectivo de cuarenta años, como sanción máxima en el ordenamiento legal del país para los casos sancionados por el Código Penal, la Ley de Seguridad del Estado y la Justicia Militar (en tiempos de paz, pues la condena se mantiene para los tiempos de guerra).
Diversas y sumamente variadas son las opiniones que Mónica Madariaga ( ex ministra de Justicia y también de Educación), el padre sacerdote de la iglesia católica Raúl Hasbún y el periodista del diario “La Tercera” Osvaldo Navas Vega entregan sobre este delicado tema.
En la historia de Chile independiente, un total de 58 personas han sido condenadas por los tribunales a morir en el patíbulo ante el pelotón de fusileros. Del total, 29 de ellos habían cometido robo con homicidio; 24, homicidio calificado; uno por asalto con homicidio; uno por homicidio con incendio y tres por homicidio con violación.
Desde la administración de Gabriel González Videla (1946-1952) hasta nuestros días, sólo han sido condenadas a muerte 22 personas. En tiempos de González Videla, siete personas fueron condenadas a la pena capital, otros ocho pasaron a engrosar la lista de los condenados a muerte durante el período de Carlos Ibáñez del Campo (1952-1958).
En el gobierno de Jorge Alessandri (1958-1964), una persona fue condenada a morir en el patíbulo. Durante los seis años de Eduardo Frei Montalva (1964-1970). Dos personas fueron condenas a muerte. En el período de Salvador Allende, no se registraron condenas.
En los 17 años de gobierno Augusto Pinochet, cuatro personas fueron condenadas a muerte: Carlos Alberto Top Collins, Jorge Sagrado Pizarro -por los asesinatos de Viña del Mar- y los dos agentes de la CNI Gabriel Hernández Anderson y Eduardo Villanueva a raíz del llamado caso de Calama, el robo al banco de esa ciudad y el asesinato de un cajero. Ni en el gobierno de Patricio Aylwin Azócar ni en el período de Eduardo Frei Ruiz-Tagle se registraron penas de muerte.
La última vez que se aplicó la pena de muerte en Chile fue en la madrugada del 29 de enero de 1985, en la Cárcel de Quillota, terminando de esta forma el caso de los denominados “Sicópatas de Viña del Mar”. Carlos Alberto Top Collins y Jorge Sagrado Pizarro, dos carabineros activos responsables de una docena de homicidios en serie perpetrados en la Quinta Región, fueron ejecutados por gendarmes.
Mónica Madariaga (ex ministra de Justicia y Educación en el gobierno de Augusto Pinochet Ugarte) se declara partidaria de la pena de muerte “siempre lo he sido, mi criterio no ha variado en ese aspecto, pese a que hoy día se derogó parcialmente en Chile. No esta derogada absolutamente, sigue plenamente vigente en el Código de Justicia Militar”.
La ex ministra cuenta que recibió una carta del Monseñor Francisco Javier Errázuriz “tratando de convencerme de mi error teológico, cuando yo sostengo que sí la pena de muerte fuera anti ética Cristo no hubiera muerto en la cruz para redimir a la humanidad, porque la cruz era un cadalso, era una pena de muerte romana. Pero él me dice que eso no fue un designio de Dios, fue un pecado de los hombres el que condujo, pero todo estaba previsto, Cristo sabía a lo que venía.
Entonces ahí hay una discusión teológica en la cual yo no voy a ahondar”
Mónica Madariaga piensa que personas que han cometido crímenes tan terribles como Cupertino Andaur cuando ahogó con la almohada de su casa al niño Víctor Zamorano Jones o el psicópata de Alto Hospicio, Julio Pérez Silva quien asesinó a más de nueve mujeres, luego de abusar sexualmente de algunas de sus víctimas no merecen
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