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Pensamiento Humanista Y Social Latinoamericano


Enviado por   •  31 de Octubre de 2012  •  4.416 Palabras (18 Páginas)  •  19.618 Visitas

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EL PENSAMIENTO HUMANISTA Y SOCIAL LATINOAMERICANO. ANTECEDENTES.

El estudio del socialismo se inicia a partir de la Revolución Francesa en 1789. Por lo general, hay la impresión de que todo socialismo o cualquiera de sus visos es marxismo. Los socialistas modernos han sido todos marxistas de alguna manera, pero ha habido socialistas antes y después de Marx que han participado de estas ideas de una u otra manera. Es un error concebir socialismo como igual a marxismo. Marxismo es simplemente una de las tantas formas del socialismo.

El socialismo antes de Marx

Entre los escritores anteriores a Marx que aportaron ideas de carácter socialista nos encontramos con Platón en sus “Leyes”, en sus “Diálogos” y en “La República”;o Aristóteles en alguno de sus escritos; a Santo Tomás Moro con su “Utopía”; o a Campanella con su “Ciudad del Sol”.

Durante la época comprendida entre los años de 1789 y 1848, podemos señalar como precursores del pensamiento marxista a: Claude Henri de Rouvroy, conde de Saint-Simon (1760-1825); a Fierre Joseph Praudhon; a Charles Fourier (1772-1837), y a Leblanc y Leroux en Francia. En Inglaterra a Robert Owen (1771-1858), y Étienne Cabet (1788-1856). En Alemania a Ferdinand La Salle; Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770-1831), Anselm von Feuerbach (1775-1833). En Rusia a Mijaíl Alexándrovich Bakunin (1814-1876), y a los nihilistas.

El socialismo después de Marx

En 1864 y 1867 los socialistas ingleses y franceses se reunieron en Londres, evento al cual no fue invitado Marx. Sin embargo, el mensaje que envío un a esta reunión causó impacto entre los asistentes, quienes comenzaron a aglutinar a los partidarios del futuro. Para 1889 y 1904, después de la muerte de Marx, se reúnen nuevamente, ahora en Ámsterdam, estableciendo desde entonces las bases y postulados de casi todos los partidos socialdemócratas existentes en la actualidad. Luego se reúnen en Moscú entre los años de 1919 y 1921, a instancias de Lenin. Para los años de 1922 y 1923 se reúnen en Berlín, y luego en México en 1928, de donde arrancan los postulados revisionistas para la América Latina.

El socialismo en América

El socialismo criollo, aparte del caso especial de Cuba con Fidel Castro, tiene su máxima expresión en el sentimiento marxistoide en el partido Alianza Popular Revolucionario Americano (APRA), a cuya cabeza figuraba el doctor Víctor Raúl Haya de la Torre; o la Legión del Caribe, a la cual pertenecieron figuras destacadas como Jorge Eliezer Gaitán en Colombia, José Figueres en Costa Rica, Muñoz Marín y Teodoro Moscoso en Puerto Rico, Grau San Martín en Cuba, Juan José Arévalo en Guatemala y Juan Bosch en Santo Domingo. Todos estos movimientos, al igual que el APRA, fueron en un principio totalmente marxistas, anti-yanquis, anticatólicos, anticlericales y anti-españoles; pero después de haber derrocado a la mayoría de las dictaduras latinoamericanas se convirtieron en partidos políticos no del todo marxistas.

El socialismo en Venezuela

En 1917 surge la ideología del socialismo que alcanza su primera concientización mundial con la revolución rusa. La introducción de las ideas marxistas en Venezuela se realiza de manera clandestina por un grupo de intelectuales venezolanos quienes lanzan en 1931 el primer “Manifiesto del Partido Comunista de Venezuela (PCV”. En ese primer documento se encuentra planteada la idea revolucionaria de la clase obrera, propugnadora de una revolución socialista para eliminar “la explotación del hombre por el hombre” y construir una sociedad sin clases; se denuncia la explotación imperialista en nuestro país, y a las clases dominantes criollas como cómplices y socias del capital extranjero.

En general, puede afirmarse que el pensamiento latinoamericano en su trayectoria ha evidenciado una marcada tendencia progresiva de contenido humanista. Ese humanismo se ha hecho mucho más patente en momentos en que las circunstancias históricas lo han demandado en mayor medida. Esto pudo apreciarse desde sus orígenes en aquellos primeros momentos en que se debatió tanto la condición humana de los aborígenes de esta región, los argumentos en favor del respeto a sus derechos, así como la justeza o no de la importación de esclavos africanos o asiáticos.

La preparación ideológica de la independencia durante la ilustración latinoamericana requirió de un gran ingrediente de pensamiento humanista. Ya desde los albores de la expansión capitalista sobre estas tierras algunos pensadores de estas latitudes, que en algunos casos han llegado a ser considerados como una especie de socialistas utópicos -aunque no siempre fue el caso-, criticaron las injustas formas de vida que aquella sociedad engendraba. América Latina engendró también sus críticos tempranos al nuevo orden social, como por ejemplo Simón Rodríguez, quien dejó al respecto indudable huella en Bolívar. También comenzó a gestar un pensamiento socialista utópico como se aprecia en Esteban Echeverría en Argentina o Diego Vicente Tejera en Cuba con las añoranzas de la ilustración y los tintes románticos que el siglo XIX necesariamente le impregnaba, al poner mayor empeño en transformaciones educativas que en radicales o violentos movimientos revolucionarios. Posteriormente la recepción y desarrollo del marxismo en estas tierras se explicaría no sólo por la continuidad de aquellas ideas sino porque las nuevas condiciones sociales los engendraban.

Los presupuestos del humanismo socialista aun cuando eran comprendidos por un sector muy reducido de la intelectualidad latinoamericana, por lo general no eran compartidos por considerarse no solamente ilusos, sino ante todo distantes de los criterios de lo que se consideraba el derrumbe del «socialismo real». Sin embargo, la propia vida sociopolítica latinoamericana saturada de conflictos y dictaduras -fundamentalmente a partir de mediados del XIX-, junto a acontecimientos muy significativos como el auge el movimiento obrero y socialista, especialmente la Comuna de París, fueron paulatinamente sembrando la duda en las mentes más lúcidas sobre las razones que motivaban las críticas de anarquistas, socialistas, marxistas, &c., al orden social existente. Las miserables condiciones de existencia de la mayor parte de la población latinoamericana, en contraste con las ilusas proclamas de la doctrina liberal, condujeron a que los más altos exponentes del pensamiento humanista se conmovieran y hasta llegasen a reconsiderar sus criterios respecto al ideario socialista, aun cuando no compartieran totalmente sus propuestas. Este es el caso de la descollante personalidad de José Martí, en quien la constatación del desarrollo del capitalismo en su modalidad más avanzada en los Estados Unidos le permitió comprender mejor los motivos que animaban las

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