Perspectivismo y razón vital.
Enviado por Carmen Lopez Perez • 8 de Octubre de 2015 • Práctica o problema • 982 Palabras (4 Páginas) • 114 Visitas
2.- Perspectivismo y razón vital.
Para Ortega la visión moderna del mundo se apoya sobre una concepción de la razón cuantitativa e incapaz de comprender las peculiaridades de las realidades. De éstas solo interesa aquello que se puede medir pero todas las realidades del mundo son, en concreto, incomparables y poseen alguna disposición que las hace únicas. La razón moderna es utópica. La utopía no arraiga en la vida. El espíritu utópico es un espíritu revolucionario que significa creer que se puede sin limites ser lo que no es, lo que radicalmente no se es.
La actitud matematizante en ciencia y la utópica en política se caracterizan por escamotear la realidad. La filosofía debe recuperar, la atención de la realidad que el pensamiento moderno ha escamoteado. La vida debe reclamar sus derechos a una razón abstracta.
Conocer es seleccionar. Al seleccionar trazamos alrededor nuestro contorno de visión e iluminamos una parte de la realidad; y a la vez oscurecemos otra parte. Cada perspectiva es un punto de vista sobre el universo.
La creencia de que la ciencia es un conocimiento objetivo de la realidad es erróneo y un síntoma de primitivismo. La creencia de que se puede tener un punto de vista que contenga a todos los puntos de vista posibles es humanamente disparatada. Ninguna perspectiva es mejor que otra, insiste Ortega. Todos tienen su razón de ser. Pero tener razones de ser no significa tener la razón única e indiscutible. Toda realidad vivida engendra su verdad. La perspectiva, aunque nos limite también nos ayuda a comprender desde dónde vivimos realmente.
La vida consiste en actuar desde el contorno de nuestras circunstancias y de nuestra perspectiva. Y de ellas tomar una decisión. La circunstancia nos impone una libertad real. La circunstancia no nos impone nuestros pensamientos.
3.- Ciencia de la historia y filosofía: las generaciones.
Por un lado, la filosofía aprende el modo de pensamiento que caracterizaba a los grandes científicos. Por otro lado, la filosofía debía combatir muchas ideas erradas que los propios científicos tenían de la realidad. Las ciencias que más le interesaban eran las ciencias sociales, entre ellas la historia.
La ciencia estudia una parte del universo. Lo hace eliminando de su objeto de conocimiento todo aquello que no le interesa. Esa eliminación se produce en la situación experimental. La ciencia, explica Ortega, es primero imaginación y luego confrontación con los hechos sensibles. La física, además, es exactitud porque estudia desplazamientos susceptibles de ser expresados con magnitudes.
Esta característica de la física, según Ortega, no es general. Sirve para los objetos, pero no para los sujetos.
La filosofía no acota su objeto de conocimiento y no lo sitúa en un espacio experimental. Porque la filosofía aspira, aunque no pueda lograrlo, a un conocimiento de conjunto, integral, del univeerso. Mientras que las ciencias aceptan los problemas susceptibles de solucionarse, la filosofía se encabezona en lo que cada uno de nosotros hace en su vida cotidiana tras oír una explicación científica. Es una verdad, aunque inexacta, que se enfrenta con la totalidad de la vida: los objetos y sus usos, las cosas que existen y las que no. La filosofía es un saber inexacto; pero es un saber que se enfrenta a aquello que no puede conocerse de manera exacta y que, sin embargo, nos importa más que todas las exactitudes.
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