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Pervivencias y transformaciones económicas en el siglo XIX: un desarrollo insuficiente


Enviado por   •  3 de Marzo de 2023  •  Examen  •  2.582 Palabras (11 Páginas)  •  105 Visitas

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Bloque 8. Pervivencias y transformaciones económicas en el siglo XIX: un desarrollo insuficiente

Estándares

  1. Identifica los factores del lento crecimiento demográfico español en el siglo XIX.
  2. Describe la evolución de la industria textil catalana, la siderurgia y la minería a lo largo del siglo XIX.
  3. Compara la revolución industrial española con la de los países más avanzados de Europa.

Conceptos:

Desamortización, 1836

Ley General de Ferrocarriles, 1855

Peseta,  1868

Proteccionismo/Librecambismo

Sociedad de clases.

CONCEPTOS:

  • Desamortización: La desamortización consistía en la expropiación por parte del estado de las tierras eclesiásticas y municipales (amortizadas) para su posterior venta en pública subasta.  Era un principio básico del liberalismo económico para liberar las tierras de los vínculos jurídicos característicos del Antiguo Régimen y del sistema señorial que impedían su enajenación y venta. En España los primeros intentos se llevaron a cabo durante el reinado de Carlos IV, las Cortes de Cádiz y el Trienio Liberal, pero fueron los gobiernos liberales los que desarrollaron estas políticas más profundamente, mediante las dos grandes leyes de desamortización: la de Mendizábal de 1836 y la de Madoz en 1855.
  • Ley General de Ferrocarriles: Ley promulgada en 1855 durante el Bienio Progresista  para impulsar la construcción del ferrocarril en España. Su entrada en vigor produjo una gran movilización de capitales en la cual intervinieron financieros extranjeros. Se crearon sociedades anónimas ferroviarias (MZA, EL Ferrocarril de Norte…)  que se encargaron de la construcción y explotación de los diferentes tramos de la red, se estableció el pago de subvenciones y se permitió la importación de materiales ferroviarios. Esta Ley condicionó la estructura radial de la red ferroviaria española y el ancho de vía distinto del ancho europeo. En 1876 la red ascendía a 6.000 km y entre 1876-1895 llegó casi a duplicarse (Boom ferroviario).

  • Peseta: (1868) Moneda de curso legal en España desde el año 1868, por decreto del Gobierno Provisional durante el Sexenio Democrático, hasta el  2002. El ministro de Hacienda Laureano Figuerola  estableció la peseta como moneda nacional, decidiendo centralizar toda la producción de moneda en la CECA (Casa de la Moneda) de Madrid, origen de lo que es hoy la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre. El sistema monetario español vivió un proceso de simplificación de forma que la moneda patrón pasó a ser la peseta. 
  • Proteccionismo/librecambismo: Políticas comerciales contrarias. El proteccionismo protege a los productos nacionales con la imposición de aranceles aduaneros a los productos extranjeros, en cambio el librecambismo es partidario de la no intervención estatal en el comercio internacional para estimular la libre competencia favoreciendo al consumidor. En España a lo largo del siglo XIX los gobiernos liberales más conservadores optaron por políticas proteccionistas satisfaciendo los intereses de los industriales catalanes, los grandes propietarios cerealistas castellanos y los empresarios siderúrgicos vascos. (Arancel de 1891 de Cánovas del Castillo), mientras que los gobiernos progresistas impusieron medidas librecambistas (Arancel Figuerola de 1869).
  • Sociedad de clases: Modo de organización social resultado de la revolución liberal-burguesa en el que, a partir del principio de igualdad ante la ley, la sociedad se divide en clases  definidas por un criterio socio-económico: clase alta, clase media y clase baja, o bien burguesía/proletariado dependiendo de su papel en el proceso de producción. Las clases son abiertas y puede haber ascenso o movilidad social entre unas clases y otras. En  España los decretos de las Cortes de Cádiz para acabar con los privilegios estamentales y establecer la igualdad jurídica fueron el primer paso para su conformación.

8.1. Identifica los factores del lento crecimiento demográfico español en el siglo XIX

En España el crecimiento demográfico, pese a ser importante, no fue tan espectacular como en la mayoría de países industrializados. Se pasó de 10,5 millones en 1797 a 18,6 millones en 1900, es decir, no llegó a duplicar su población en 100 años. Durante la primera mitad del siglo XIX la población española siguió́ creciendo a un ritmo similar al europeo – occidental, a pesar de la Guerra de la Independencia, la emancipación americana y de algunos periodos de hambre y de epidemias. Durante la segunda mitad del siglo XIX se recortó el crecimiento anual acumulativo, por las oleadas migratorias hacia América y a las todavía fuertes mortalidades, como la de cólera de 1885.

A mediados del XIX la mortalidad todavía se situaba en torno al 30‰, mientras que en los países industrializados de Europa Occidental comenzó a descender a consecuencia de las mejoras alimentarias, higiénicas y sanitarias. Al finalizar la centuria España continuaba con una tasa del 29‰, la segunda más elevada de Europa por detrás de Rusia, y la esperanza media de vida no llegaba a los 35 años. Las tasas de natalidad españolas empezaron a descender en la última década del siglo XIX hasta situarse en una posición intermedia (35‰) entre los países de Europa Occidental y los de Europa Oriental. Aunque seguían altas, resultaba insuficiente ante la alta mortalidad, sobre todo infantil, para permitir un fuerte crecimiento demográfico. Las razones de la alta natalidad son: socioeconómicas (pobreza), culturales, religiosas, difícil acceso a métodos anticonceptivos, etc...

Las causas que explicarían este moderado crecimiento demográfico, la alta mortalidad y la baja esperanza de vida serían varias:

  • Las continuas guerras que mantuvo España dentro y fuera de sus fronteras.

  • Crisis de subsistencia. Estas crisis se debieron a distintas causas: la meteorología que fue muy determinante para que se dieran malas cosechas, el atraso técnico de la agricultura española, que generaba bajos rendimientos, las carencias del transporte las cuales impedían llevar productos de las zonas excedentarias a las deficitarias. Hubo 12 hambrunas durante todo el siglo.
  • Las epidemias, propias de la época del Antiguo Régimen que azotaron a la población española del siglo XIX en oleadas como la fiebre amarilla o el cólera; enfermedades todas ellas relacionadas con la higiene y la ingesta de alimentos contaminados.
  • Enfermedades endémicas, como la viruela, el sarampión, la escarlatina o la difteria. La tuberculosis pasó a ser la enfermedad de los hacinamientos urbanos de fines de siglo y afectó fundamentalmente al proletariado.
  • Pésimas condiciones sanitarias, agravadas por el aislamiento de muchas zonas y por la escasez de profesionales de la medicina, con la formación y los medios adecuados.
  • Subdesarrollo económico y técnico que imposibilitó el aumento de la producción y de la productividad.
  • Bajo nivel de vida, con una alimentación escasa, pobre vestimenta y deficiencias en la vivienda.
  • Elevada mortalidad infantil, agravada por prácticas médicas del embarazo y el parto, la ausencia de vacunas y el impacto demoledor de enfermedades contagiosas, como la tosferina, la viruela, el sarampión, el tifus o la tuberculosis.
  • Emigración: Entre 1882 – 1899 emigraron un millón de españoles, y el ritmo se aceleró en las dos primeras décadas del siglo XX. La constitución de 1869 reconoció el derecho a emigrar, aunque con una fianza que fue suprimida en 1873. Las razones de las limitaciones y prohibiciones residían en la consideración de la población como un recurso del país, que en el caso de disminuir afectaría a su poder en el escenario internacional. También hubo emigraciones políticas, de liberales, carlistas o republicanos.

8.2. Describe la evolución de la industria textil catalana, la siderurgia y la minería a lo largo del siglo XIX.

El triunfo tardío del liberalismo en España provocó que también fuese tardío el proceso de industrialización. Por otro lado, la reforma agraria llevada a cabo con las desamortizaciones y decretos aprobados por los gobiernos progresistas, no alcanzaron los objetivos deseados, en cuanto a ampliación del número de propietarios y a cambiar la estructura latifundista de la propiedad, especialmente en la mitad sur peninsular.

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