Poblacion Urbana Y Rura En Mexico
Enviado por jairath • 6 de Febrero de 2013 • 497 Palabras (2 Páginas) • 543 Visitas
Hay hambre de justicia social en el mundo. Y lo peor es que se acrecienta cada día más, porque la justicia social está ligada al bien común y a esta sociedad le importa un rábano el respeto de la dignidad transcendente del ser humano, o el deber de hacerse prójimo de los demás. No podemos con la envidia. Los efectos de esa rivalidad nos ciegan para que triunfe la injusticia. Así, las diversas formas de discriminación, lejos de desaparecer, aumentan; y las desigualdades son escandalosas, lo que contradice el espíritu de la justicia social.
Un pueblo hambriento de justicia social es un pueblo condenado al fracaso, en el que no es posible que haya paz social. No puede haber orden social si la autoridad es un inmoral que no practica para nada la solidaridad. Sabemos que la justicia social no es doctrina partidista, sino un principio fundamental para la convivencia de todos con todos. Lo sabemos, pero pasamos de promover la igualdad de género más allá de la ley y los derechos de los excluidos del sistema, de los marginados, de los migrantes. Los muros que nos separan y nos enfrentan se agrandan por el odio a determinadas religiones, razas o etnias. Lo malo es que sus autores duermen en nuestra cama y comen en nuestra mesa, a veces de nuestra propia comida y hasta nos echan de nuestro propio lecho.
Para las Naciones Unidas, la búsqueda de la justicia social es el cimiento en que se sustenta la vida de sus moradores en el mundo. De esta manera, la igualdad de oportunidades es un cuento que nadie se cree en este mundo de lobos; la solidaridad es el traje que todos nos ponemos para lucirnos, pero que no lo vestimos a diario para donarnos; y el respeto a los derechos humanos es el baúl de los olvidos.
Celebraríamos que el Día Mundial de la Justicia Social fuese, en verdad, una llamada a la dignidad de las personas. Cuesta entender que en un periodo de crisis como el actual, en el que la privación del trabajo daña no sólo al que la padece, sino a una familia entera, la protección social no exista o sea menos abundante que en otras épocas.
Mal que nos pese, la recesión mundial es fruto de la injusticia de determinados poderes, a los que no les ocupa ni preocupa para nada que haya personas que se mueran de hambre por una falta de garantía a los servicios sociales básicos. Para determinados poderes, la vida de las personas no vale igual. A los datos proporcionados por la ONU me remito: “Un 80 por ciento de la población mundial carece de acceso a una protección social adecuada. Las mujeres son especialmente vulnerables. La finalidad de establecer un nivel mínimo de protección social es evidente: nadie debería vivir por debajo de un nivel de ingresos determinado, y todo el mundo debería gozar de acceso a servicios públicos esenciales, como el agua y el saneamiento, la salud y la educación”.
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