Poesia. EL REGALO
Enviado por kenisbar • 15 de Febrero de 2016 • Tarea • 724 Palabras (3 Páginas) • 326 Visitas
EL REGALO
Muy bien jovencito, bienvenido a clases, por fin encontraste el camino a la escuela, con tu hipocresía ahora vas llegando abriendo la boca; ¡bribón sinvergüenza! ¡Que gusto de verte! Hacia tanto tiempo que aquella butaca que está a la derecha ha estado vacía y llena de polvo, esperando ansiosa a que tú vinieras. En la lista diaria ya te di de baja, y estoy seguro que el año no apruebas, tienes reprobadas todas las asignaturas y sólo ceros tiene tu tarjeta. ¿Acaso algún premio de la lotería te tocó y por eso faltas a la escuela? ¡Pues mira tarugo que sólo por eso, te juro y me encargo que te vas para afuera! ¿Dónde están los libros, dónde los cuadernos, donde los trabajos, donde las tareas, donde el uniforme, donde el distintivo que te da derecho de estar aquí en la escuela? ¡Mira esos zapatos! ¡Mira esos cabellos! ¡Esos pantalones rotos de las piernas ni cierres, ni broches, tampoco agujetas! ¡Mira ese cuello, observa sus manos, mira tus rodillas! ¡Te ves elegante, te miras reguapo, y como te agracian tus gestos y muecas! No sé cómo diablos se te ha ocurrido venir dizque a clases, llegar a la escuela. ¿Qué dices? Contesta, no te hagas el tonto, acaso pensabas que era día de fiesta. ¿Por qué no has venido, responde preciso, porque no has venido? Acaso la feria tiene más valores y más importancia que los ejercicios de todas las ciencias. Mira no te agaches, levanta la frente, que no podrás fingirme que sientes tristeza. Ya te conozco, ¡Eres algo grande, y de buena gana te daba tu felpa! No sé cómo demonios estas escondiendo, no sé qué cosa en la mano aprietas. ¡Que! ¿Quieres pegarme o…es que te has robado alguna cosilla de la casa ajena? ¡Presenta las manos, enséñalas pronto, dime lo que escondes con tanta insistencia! ¡Hoy voy a golpearte por ser indeseable, no vaya ser que después me arrepienta! Maestro: pido mil perdones, debe usted escucharme con mucha paciencia, usted es maestro, no debe ser malo, y debe tenerme tantita querencia. Usted es muy bueno, todo el mundo lo dice, que se carga un alma muy noble y buena, y como es humano va considerarme, cuando sepa a fondo mi grande tragedia. Cuando me apuntaron yo vine solito, trayendo solo mi anterior boleta, y ahí está la cosa que seguí faltando por unas atenciones a mi madre enferma. Hace unos días me dijo mi madre: “hoy no sales ni vas a la escuela, ya me estoy sintiendo más mejoradita, hazme una tizema con menta y canela. ¡Y Salí corriendo! Sentí mucho gusto de ver aliviada a mi madre buena, pensando en que todo podía arreglarse y porque ya muy pronto volvería a la escuela. Conseguí algunos quintos, apresure el paso, corrí, volaba con rumbo a la tienda, compre algunos panes, un poco de azúcar y unas rajas grandes de buena canela. Llegando a mí casa iba silbando tonadita que aprendí en la iglesia, y… abriendo la puerta, mi madre con ansias me llamo y me dijo con mucha tristeza: ¡Hijito! ¡Hijito! Dios me
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