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Prohibiciones en el comercio Internacional de especies amenazadas de animales


Enviado por   •  19 de Julio de 2014  •  Trabajo  •  1.590 Palabras (7 Páginas)  •  264 Visitas

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Pasado

y futuro

del comercio

de marfil

El comercio internacional de los productos de las especies en

peligro de extinción, se calcula, es de $10,000 a $15,000 millones

al año. La mayor parte del comercio, como la venta de

los productos de rinocerontes, pandas, tortugas y tigres, está

prohibida parcial o completamente por la Convención sobre

el Comercio Internacional de Especies en Peligro de Extinción

de la ONU (CITES), un organismo de la ONU establecido en

1973. Tal vez el animal más discutido que protege la convención

es el elefante africano. En respuesta a la baja, a la mitad,

de la población de elefantes africanos entre fines de los años

setenta y mediados de los ochenta, la CITES impuso en 1989

una prohibición absoluta sobre el comercio internacional de

productos de elefantes africanos, principalmente el marfil.

Con un fuerte apoyo de Estados Unidos, Europa y ciertos

países de África Central y Oriental, la prohibición ha sido blanco

de fuertes críticas con argumentos de que ciertas naciones

africanas con poblaciones estables o crecientes de elefantes deben

tener la oportunidad de lucrar con el marfil existente. Sin

darle un valor tangible al elefante africano, por medios como

la venta del marfil, los oponentes de la prohibición piensan

que la preservación de las especies en peligro de extinción será

víctima del descuido. En contraste, los defensores de la prohibición

piensan que la anulación de las reglas vigentes transmitirá

el mensaje de que ya no tiene importancia proteger al

elefante africano, sosteniendo que ello llevará a resucitar los

peores elementos del comercio internacional de marfil, inclusive

el contrabando y la caza ilícita desenfrenados.

Introducción

FUENTES: Peter Fitzmaurice escribió este caso con la supervisión del profesor

Michael R. Czinkota. Entre las fuentes figuran: “Africans Reach Accord on

Ivory Trade”, The Washington Post, 18 de abril de 2000, A21; Lynne Duke,

“Limited Trade in Ivory Approved”, The Washington Post, 20 de junio de 1997,

A16; Guy Gugliotta, “Hunting the Elephant in AID’s Budget”, The Washington

Post, 18 de febrero de 1997, A11; Kevin A. Hill, “Conflicts over Development

and Environmental Values: The International Ivory Trade in Zimbabwe’s Historical

Context”, http://www.fiu.edu/~khill/elephant.htm; Michael Satchell,

“Save the Elephant: Start Shooting Them”,U.S.News & World

Report (25 de noviembre de 1996), 51; Ken Wells, “The Hot

New Slogan in Africa Game Circles Is ‘Use It Or Lose It,’” The

Wall Street Journal, 7 de enero de 1997, A1; “Saving the

Elephant: Nature’s Great Masterpiece”, Economist, 1o. de julio

de 1989, 15; “Tiger Economics”, Far Eastern Economic Review

(agosto de 1993), 19.

Antecedentes de una prohibición

La desgracia del elefante africano son los colmillos. Los elefantes

asiáticos tienen colmillos pequeños y han recibido entrenamiento

de los seres humanos desde hace más de 4,000

años. Por otro lado, el elefante africano ha sido un animal

silvestre. Su principal valor comercial durante siglos ha provenido

de los colmillos de marfil. En 1930, de cinco a diez

millones de elefantes vivían en las llanuras y selvas de África.

bajo la CITES. Con el sistema, la CITES tuvo que autorizar todas

las exportaciones de marfil. En el primer año de operación,

se fijó una cuota global de 108,000 colmillos. Aunque es

sumamente difícil hacer una estimación, los expertos concluyeron

que los contrabandistas, que no se molestan por

tramitar los permisos y están libres de las trabas de las leyes

contra la caza ilegal que no se aplican, fácilmente vendían

más de esa cantidad, y que algunos conservacionistas consideraban

que era diez veces mayor de lo recomendable.

Con el descenso de la población de elefantes en los siguientes

dos años, se reunió la CITES en Suiza en octubre

de 1989 bajo enormes presiones de imponer una prohibición

global total sobre el comercio de marfil y otros productos

del elefante. Cuando se contaron los votos de los más de

cien países integrantes, los partidarios de la prohibición habían

obtenido una victoria muy significativa y emocionante.

No obstante, un tercio de los países africanos a los que más

afecta la prohibición, votó en contra. El acuerdo sólo reglamenta

el comercio mundial de marfil y permite a los países

integrantes optar por no observar ninguna sanción correspondiente.

Algunos países sudafricanos han optado precisamente

por eso y siguen permitiendo la caza bajo reglas estrictas. No

obstante, en el caso de los países que observan fielmente la

prohibición, se ha diezmado el comercio de marfil y ha caído

de manera estrepitosa el valor de este recurso natural en los

países donde viven los elefantes.

Cuando se realizó el primer censo confiable en 1979, sólo

había 1.2 millones. El problema fundamental es que los elefantes

necesitan mucho espacio para vivir y, en esta conexión,

los seres humanos se han convertido en sus competidores directos.

Los lugares tropicales y subtropicales donde habitan

los elefantes son precisamente donde la población humana se

ha estado disparando con mayor rapidez, cuadruplicándose

desde 1900, y convirtiendo más terrenos de los elefantes en

tierras de cultivo, pastoreo y tala comercial.

Con la generalización de la inestabilidad económica y

política en muchos países africanos, en los años sesenta y setenta

aumentó la caza ilegal de elefantes. Según las tradiciones,

siempre se ha cazado a los elefantes de África como

fuente de proteína y para eliminar los animales problemáticos.

Pero con mayor frecuencia, han sido sacrificados con el

afán de sacar ganancias del marfil. Los colmillos se transformaron

en una moneda clandestina, como los alcaloides, lo

que generó redes de corrupción desde las remotas

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