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Comercio Internacional


Enviado por   •  25 de Julio de 2011  •  2.826 Palabras (12 Páginas)  •  1.226 Visitas

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Las iniciativas ambientales que los países de América Latina y el Caribe están emprendiendo han sido inspiradas en las políticas ambientales de los Estados Unidos y de los países desarrollados de Europa. Esta influencia ha llegado por varios caminos: por ejemplo, los países desarrollados han estado prohibiendo la entrada de productos en cuyo cultivo se han utilizado pesticidas, han controlado la entrada de desechos tóxicos, han creado incentivos para detener la deforestación o han puesto restricciones al embalaje.

En décadas pasadas, los países de la región no consideraron los aspectos ambientales en sus políticas de desarrollo. En su gran mayoría son países dependientes de la exportación de materias primas, lo cual los induce a explotar más el capital ecológico. Han estado enfrascados en el crecimiento sin importarles si sus modelos de desarrollo degradaban o no el medio ambiente. No obstante, la presión externa que han recibido en cuanto a adoptar una política ambiental, los ha hecho entender lo ineludible de la tarea, pues de lo contrario puede peligrar su acceso a los mercados internacionales.

La falta de preocupación ambiental de algunos países de la región obedece principalmente a la necesidad de elevar el nivel de vida de la población y de obtener recursos financieros. Estos factores dejan en segundo plano las actividades encaminadas a disminuir la degradación ambiental, dado que el crecimiento del producto tiene prioridad por sobre otras preocupaciones.

En general, los países en desarrollo se ven hoy ante la necesidad de definirse en materia ambiental. La incorporación de lo ambiental en la política exportadora de los países es un requisito para continuar insertándose en los mercados de países desarrollados, pues la inclusión de medidas ambientales en las políticas de los países desarrollados es un proceso irreversible. Los exportadores deberán ajustarse a las nuevas preferencias de los consumidores externos, que exigen productos de mejor calidad. El cumplimiento de esta tarea permitiría a los exportadores seguir accediendo a los mercados más exigentes, con igual o incluso mejor capacidad competitiva internacional.

La incorporación de la cuestión ambiental, aunque sea en forma paulatina, los llevará a enfrentar en mejores condiciones las negociaciones bilaterales, regionales y multilaterales, con lo cual podrían aventajar a los países competidores que no han comenzado a elevar sus estándares ambientales. En la medida en que los países, entre ellos los de la región, tengan una política ambiental definida (lo que no significa que la contaminación sea inexistente), y en la medida en que cada vez haya más países integrados a acuerdos internacionales sobre medio ambiente, se hará más fácil una relación armónica entre las partes en lo concerniente a comercio, medio ambiente, y disminuirán las fricciones originadas en el uso de medidas comerciales unilaterales con fines ambientales. Ejemplo de eso es la incorporación de cláusulas ambientales en el Acuerdo de Libre Comercio entre Canadá y Chile, que deja a este último país en ventaja sobre otros países que deseen integrarse en el futuro al TLC.

Los países de la región pueden cumplir un rol importante en la conciliación de ambas materias. Las negociaciones no deben enfocarse sólo en el impacto ambiental de la producción y el comercio de productos básicos de los países en desarrollo. Aun cuando deben tomarse medidas para reducir la tasa de extracción, producción y comercio de los recursos naturales de tales países, eso no debería ir en desmedro de sus economías.

A los países de la región no les corresponde cargar con todo el peso del ajuste. Si se adopta un acuerdo en la OMC, todos los países miembros deberían acatarlo. Sin embargo, al comienzo debería existir una escala con diferentes grados de exigencia, que en el futuro tendieran hacia un nivel único. Pero en el caso hipotético de llegar a ese nivel único, éste debería ir cambiando conforme a las nuevas realidades del momento. En el camino hacia esa uniformidad, los países más avanzados deberían abstenerse de imponer requisitos unilaterales, con lo cual cabría esperar que disminuyera el número de conflictos entre las partes.

Las disposiciones ambientales con efectos en el comercio preocupan a los países de la región. Estas disposiciones suelen ser aplicadas por los países desarrollados atendiendo a las demandas de los ambientalistas, vertiente frente a la cual está la representada por los partidarios de un comercio más justo.

Los problemas ambientales no pueden ser solucionados sólo a nivel local; también se necesita la cooperación internacional. Hay problemas ambientales globales o transfronterizos que obviamente van más allá de lo local. Los países desarrollados no pueden exigir a los países en desarrollo que adopten un modelo de crecimiento sustentable, si no se muestran dispuestos a cooperar en la tarea. La cooperación entre los Estados es necesaria para evitar que los actuales problemas ambientales del mundo se sigan expandiendo y agravando. La asistencia técnica y la transferencia financiera y tecnológica son aspectos que deben tenerse en cuenta.

En algunos países desarrollados se están siguiendo políticas ambientales cuyas normas y requisitos pueden llegar a impedir las exportaciones desde terceros países, como queda de manifiesto en algunas controversias comerciales que han llegado al seno de la OMC. La transparencia desempeña aquí un rol destacado.

La OMC está cumpliendo un papel cada vez más importante en la solución de las controversias internacionales por motivos ambientales. El papel rector de este organismo se ha visto reforzado a causa de la no existencia de una institución internacional que vigile el cumplimiento de las reglamentaciones ambientales internacionales.

Frente a este panorama, algunos países están ejerciendo fuertes presiones sobre el GATT para imprimirle al Acuerdo una orientación más ambientalista. Aunque los países en desarrollo han tratado de frenar esas presiones, han debido ceder poco a poco. Esto quedó de manifiesto en las concesiones de la Ronda Uruguay, cuando aceptaron que un Grupo de Trabajo se transformara en el Comité de Comercio y Medio Ambiente, y cuando reconocieron en el preámbulo del Acta Final suscrita en Marrakesh el objetivo de proteger y preservar el medio ambiente (GATT, 1994).

Varias opciones se negocian en la OMC. Una es la de excluir toda medida restrictiva al comercio por motivos ambientales, es decir, no introducir modificaciones en el GATT. Otra es establecer en el artículo 20 una salvaguardia en virtud de la cual se permita a los países implantar restricciones

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