Proyecto: “Lengua e identidad”
Enviado por Enriq Gonva Quez • 18 de Noviembre de 2020 • Apuntes • 1.971 Palabras (8 Páginas) • 442 Visitas
MENCIÓN
Concurso de Trabajos Didácticos
de la Revista QUEHACER EDUCATIVO, 2007
Proyecto:
“Lengua e identidad”
Sandra Mónica Mosca Mantel | Maestra. Montevideo.
Durante el estudio del Uruguay, en 4º año, desde las Ciencias Sociales, vimos surgir entre nuestros alumnos afirmaciones tales como “en x departamento de nuestro país hablan una lengua más pura” o “los habitantes de la frontera no hablan como nosotros, hablan de otra manera que no puede entenderse” (haciendo referencia a los hablantes de los DPU1). Estas actitudes hacia la lengua nos hicieron reflexionar en un momento en que el rescate de las identidades es de vital importancia frente a la creciente globa- lización: ¿qué aportes hacemos desde nuestras aulas para que nuestros alumnos conozcan que la diversidad lingüística es otra manifestación de la pluralidad cultural? En los últimos tiempos, los maestros hemos asumido con vehemencia el respeto y el reconocimiento a la diversidad, intentamos enriquecer nuestro trabajo haciendo confluir desde la educación artística, los aportes culturales de los distintos grupos que conforman nuestra identidad; pero, por alguna razón, nos olvidamos de la lengua. Nuestras actividades de enseñanza se centran en la lengua estándar, y dejamos de lado la gran riqueza que nos ofrece la lengua como manifestación social y cultural. Esta también constituye una legítima expresión identitaria. Si dejamos pasar por alto los juicios de valor sobre la existencia de formas lingüís- ticas mejores o peores que otras, estamos ava- lando implícitamente los prejuicios lingüísticos que sustentan estas creencias. El presente pro- yecto se origina al querer brindar una respuesta a la pregunta que formulamos más arriba.
Fundamentación
Una lengua es un producto cultural, conforma- do y modificado a través del tiempo por los apor- tes de los distintos grupos sociales que interactúan en una comunidad. A través del lenguaje, los seres humanos se vinculan entre sí y con su medio. Es también a través de este que el individuo establece los primeros vínculos sociales. Hamel afirma que
«…todo lenguaje es un hecho social en perma- nente transformación histórica en cuyos lexemas, estructuras morfosintácticas y, sobre todo, for- maciones discursivas se sedimenta y reproduce la experiencia de un pueblo y su visión del mundo… no es tan solo soporte del pensamiento o instru- mento de la transmisión de conocimientos, sino en primer lugar una acción social que produce efectos de sentido entre los locutores. El discurso es un acto de cultura que produce, transforma y hace circular las significaciones de las estructu- ras sociales» (Hamel, 1993:7).
Aunque no existe una relación directa entre lengua e identidad, sea esta, étnica, cultural o social, puede encontrarse un estrecho vínculo entre ambas; los comportamientos lingüísticos de cada persona revelan su identidad al igual que los roles que quiere representar en la socie- dad. Esta relación también se manifiesta en las actitudes de los individuos hacia las lenguas y sus usuarios (Appel; Muysken, 1996:30): en las creencias estereotipadas que llevan a afirmar que una variedad de lengua es “mejor” o “peor” que otra o en la discriminación de las manifestacio- nes lingüísticas de un determinado grupo social.
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1 Dialectos Portugueses del Uruguay.
Octubre 2008 / QUEHACER EDUCATIVO / 55
La lengua no solo varía a través del tiem- po, sino que también al ser recreada constante- mente, se modifica en función del lugar y de los roles de los grupos sociales que la utilizan. En una sociedad coexisten variedades de lenguaje, muy próximas o distantes entre sí. Hudson defi- ne el término “variedad de lenguaje” como «el conjunto de elementos lingüísticos de similar distribución social» (Hudson, 1981:34). Por su parte, López Morales afirma que una lengua es un “sistema virtual” y que para hacer realidad a este concepto es necesario «entender las len- guas como conjuntos exhaustivos de todas las variedades diatópicas, diastráticas, diafásicas y quizás hasta diacrónicas…» (López Mora- les, 1989:40). Las variedades diatópicas hacen referencia a aquellas que se diferencian regio- nalmente manifestándose en diferentes dialec- tos, mientras que las variaciones diastráticas se expresan en múltiples sociolectos. Cada socio- lecto presenta, a su vez, una variación diafásica: estas van desde los registros más formales has- ta los más coloquiales. Según el mismo autor, el uso de los registros o estilos depende de la “conciencia lingüística” del hablante, «…a me- dida que esa presencia aumenta van aparecien- do registros más formales, lo que, dependiendo del sociolecto del sujeto, hará que se seleccione un vocabulario más refinado… estructuras ora- cionales más complejas, una pronunciación más cuidada, unos esquemas entonativos menos acu- sados, y una diferente estructura del discurso» (López Morales, 1989:44).[pic 8]
Cuando en una sociedad coexisten dos o más variedades de lengua, se presenta una situación de diglosia que puede definirse como una situa- ción de multilingüismo (aunque este no sea ofi- cialmente reconocido). Estarían comprendidas dentro del concepto de diglosia aquellas situa- ciones donde coexisten una variedad estándar con otra vernacular, dialectos, registros o nive- les diferenciados funcionalmente (Gumperz en López Morales, 1989:72).
En el sistema educativo se enseña y se aprende la variedad estándar de la lengua. Las lenguas estándares son producto de un proce- so deliberado de selección y estandarización, promovido por la sociedad que tiende a la uni- ficación de variedades. Las variedades están- dares coinciden con las utilizadas por los es- tratos sociales más prestigiosos en cada región
y se utilizan en distintos ámbitos de la esfe- ra estatal. La lengua estándar es una entidad abstracta y como tal no posee hablantes que la utilicen como variedad vernacular, entendi- do este término como idioma aprendido en el hogar (Gumperz, 1974:246). Garvin y Mathiot afirman que existe una importante correlación entre la existencia de las lenguas estándares diferenciadas del habla cotidiana y las culturas urbanas (Garvin y Mathiot, 1960 en Gumperz, 1974:235). Generalmente, las prescripciones idiomáticas son aceptadas sin cuestionamien- tos por los usuarios de una lengua. Las formas de mayor prestigio, aquellas utilizadas por las elites con más amplia cuota de participación y poder en la sociedad, son tomadas como mode- lo normativo, mientras que las de menor pres- tigio, las empleadas por los grupos sociales considerados inferiores, son estigmatizadas. A diferencia de otras manifestaciones de dis- criminación social, étnica, religiosa, que son inmediatamente rechazadas por el colectivo social, la discriminación lingüística es gene- ralmente ignorada o justificada.
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