“REPERCUSIONES SOCIALES POLÍTICAS Y CULTURALES DEL LAICISMO EN EL ECUADOR”
Enviado por Dayana Navarrete • 9 de Noviembre de 2019 • Informe • 1.097 Palabras (5 Páginas) • 625 Visitas
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INTEGRANTES:
NAVARRETE DAYANA
MURILLO SAMMY
PALADINES MARIA
PINOS ERIKA
VELIZ GLADYS
TRABAJO GRUPAL
“REPERCUSIONES SOCIALES POLÍTICAS Y CULTURALES DEL LAICISMO EN EL ECUADOR”
CURSO:
Primero Administración de Empresas
ASIGNATURA: Pensamiento Laico y Proyecto de Vida
PROFESOR: Lic. Bélgica Cuzme
Repercusiones sociales políticas y culturales del Laicismo en el Ecuador
Ayala (1996) Afirma que “Hasta hace muy poco tiempo existía la convicción generalizada de que el laicismo era una característica irreversible del moderno Ecuador; se pensaba que las disputas generadas por su vigencia eran ya cuestión del pasado. Sin embargo, hemos atestiguado un renacimiento de este conflicto presuntamente, Junto al triunfo político de la derecha se ha levantado una tendencia clerical que pretende revertir el carácter laico de la educación estatal y de la sociedad en el país”.
En cuanto a la sociedad encontramos diversas realidades, quizás la más conocida es la que identifica al laicismo con la reforma liberal que eliminó la influencia de la iglesia Católica en la educación oficial. En realidad, la separación Iglesia-Estado que se produjo con el liberalismo no solo tuvo influencia en la educación, sino que afectó a toda la estructura estatal. El laicismo es apreciado como uno de los caracteres básicos del Estado ecuatoriano. Pero, en realidad, es todavía algo más, ya que su impronta marcó profundamente a la sociedad, mucho más allá de los límites del poder y las fronteras de la política.
El laicismo está fuertemente involucrado en la soberanía, respeto a la conciencia, valorización de lo religioso, priorización de la educación y definición de la identidad, es decir que está comprometido con la comunidad nacional.
Implantación del Estado Laico
El 5 de junio de 1895, con la dictadura de Eloy Alfaro se inició la implantación del Estado Laico. Este proceso, que concluyó en 1912 con el asesinato del caudillo, se dio en medio del enfrentamiento liberal-conservador. Este ha sido visto tradicionalmente como una "guerra entre Dios y Satanás" pero entendido estructuralmente, fue un cambio profundo en las relaciones de poder.
Luego de varios años el liberalismo se dividió en grupos liderados por Eloy Alfaro y Leonidas Plaza, que contaban con el apoyo de la tropa, los intelectuales históricos, grupos artesanal y campesino. Algunas reformas sociales lo volvieron peligroso a los ojos de la oligarquía. Mientras los uno llamaban a la guerra y a la intervención internacional, los otros se oponían a la violencia. Con el tiempo, esta postura se impuso y posibilitó un replanteamiento de la relaciones Iglesia-Estado.
Los regímenes liberales realizaron obras públicas como el ferrocarril trasandino, desarrollaron las comunicaciones, impulsaron el comercio y promover la expansión del sistema productivo. La implantación del Estado Laico fue, en consecuencia, una compleja fórmula de organización estatal y dirección política, posible gracias al impulso reformista y al auge económico, que no solo benefició a los grupos vinculados al cacao, sino que generó gran cantidad de recursos para el Estado, permitiéndole realizar obras e incrementar la burocracia.
Cuando luego de algunos años de aplicación de las reformas liberales, el Estado optó por la separación con la iglesia, que fue consagrada en la Constitución de 1906, donde eliminó la religión oficial del Estado, la Iglesia perdió su carácter de persona jurídica de derecho público. El Estado, al manejar la separación, mantuvo control sobre algunos bienes eclesiásticos y los egresos, especialmente de las comunidades religiosas. Los hospitales y las casas asistenciales pasaron a depender de entidades seculares organizadas por el Gobierno. La Iglesia combatió estas medidas con las ya conocidas razones de independencia y con ataques a los elementos de liberalismo.
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