Reflexión crítica acerca de la pandemia que se vive

Reflexión crítica acerca de la pandemia que se vive.

En diciembre de 2019 surgió un nuevo coronavirus, lo que provocó una epidemia de síndrome respiratorio agudo(COVID-19) en humanos centrado en Wuhan-China. En tres meses, el virus se había extendido a más de 118.000 casos y generó 4.291 muertes en 114 países, lo que llevó a la Organización Mundial de la Salud a declarar una pandemia global. La mayoría de las personas que enferman de ‎COVID 19 experimentan síntomas de leves a ‎moderados y se recuperan sin tratamiento ‎especial. ‎El virus que causa la COVID‑19 se transmite principalmente a través de las gotículas generadas cuando una persona infectada tose, estornuda o espira. Estas gotículas son demasiado pesadas para permanecer suspendidas en el aire y caen rápidamente sobre el suelo o las superficies.

Podemos infectarnos al inhalar el virus si estamos cerca de una persona con COVID‑19 o si, tras tocar una superficie contaminada, se toca los ojos, la nariz o la boca.

Tras esta situación el mundo se paralizó, y lo normal dejó de volverse rutina. La nueva era virtual se convirtió en el método eficaz para contrastar las diferentes cosas que se puede hacer desde casa (Trabajar, estudiar, vender, comprar, etc.), pero como siempre hay ventajas y desventajas en lo que se está presenciando, una de las acciones que más impresiona es como las personas están tomado las medidas de bioseguridad para evitar el contagio, muchas de ellas no acatan o respetan la cuarentena que fue impuesta para que el foco de contagio no siguiera elevándose hasta el pico máximo. Durante esta pandemia las cosas malas, los malos hábitos, los comportamientos inquietantes, el narcisismo y todo aquello que sea extremadamente verosímil en tiempos de convivencia entre todos, de igual forma no hay que olvidar la medida que se tiene: Estar encerrados; sin duda esto se ha convertido en una lucha aparte de la que se vive por la salud, porque los diferentes escenarios que vivimos nos hacen desesperarnos y al realizar muchas actividades que influyan en nuestra forma de adecuarnos al estar en casa hace que nos tropecemos con este desdén como por ejemplo que se provoquen muchas alteraciones,  cabe agregar que el hecho de convivir tratando de no afectar a los demás con nuestros problemas convergen al estado de impaciencia con los acontecimientos que les sucede a las personas con las cuales convivimos. Los medios de comunicación no hacen nada más que llenarnos de pánico, miedo, incertidumbre, estrés y un tanto de ira resaltando del mismo modo la preocupación. El entorno o en otros casos el núcleo familiar en el que nos relacionamos en ocasiones es un tanto estricta, pero, está bien, es claro que nos quieren cuidar y de forma similar ellos también… Ahora, no me quiero imaginar a los que están solos, los que las medidas de aseguramiento los tomó por sorpresa en otra ciudad o país, en ese sentido es muy triste, ¿Se imaginan la desesperación de esas personas? Fácil es mencionarlo, difícil vivirlo. ¿Cómo harán si se quedaron sin comida, sin dinero, sin apoyo, sin interacción? A muchos empresarios (si se les puede llamar así), se les ocurrió la grandiosa idea de despedir a sus empleados(?). Por lo tanto, mucha gente quedó como víctima del desempleo. Según un estudio realizado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico pronostica que Colombia tendrá una tasa de desempleo del 21,1%, una cifra que es 12,7% superior al promedio que se estima para los 37 países, que sería del 8,4%. El pronóstico de la Ocde es similar a la cifra de desempleo que registró el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) de Colombia para su país, el pasado mes de mayo, que se ubicó en 21,4%. 

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