Sensibilidad Social

La sensibilidad social, un término fascinante, un hábito de los seres humanos que ayuda al progreso, a la felicidad, simplemente ayuda a la vida.

Es el hecho de sentir la necesidad de ayudar, de ver en buen camino a las personas.

Una sociedad con personas dotadas de sensibilidad social tiene líderes y motivadores, los cuales asumen la responsabilidad de hacer surgir a quienes necesitan un empujoncito para lograr las metas en sus vidas.

El interés jamás ha ido de la mano con esta definición, el ayudar, motivar o aconsejar a alguien es algo que me ha llenado de una forma espiritual y personalmente. El ayudar siempre ha estado en mi naturaleza, la satisfacción de mi esfuerzo empleado en una buena causa, no tiene comparación alguna con lo material, que es algo que no dura, simplemente no llena, sin embargo, el hermoso recuerdo que deja el contribuir con algo sin interés de recibir algo a cambio, es lo que me motiva a crecer.

Duele ver a niños en la calle, madres preocupadas por lo que sus hijos comerán, padres sin saber cómo dar la cara a una familia que no logran sustentar.

¿Y si todos tuviéramos en mente el ayudar?, una maravillosa idea para pensar en un mundo mejor, una sociedad que progresa cada vez más sin necesidad a nadie atrás. Se puede lograr, una mente motiva a otra, y así sucesivamente, sólo hay que querer ayudar.

Entre mis experiencias de colaborar con una causa, me gustaría mencionar:

En Diciembre las personas tienen la costumbre de repartir regalos entre sus seres más queridos. Pero ¿qué pasa con aquellas personas que están en las calles, sin familia, sin compañía en esas fechas festivas? Pues el movimiento de solidaridad global “Santa en las Calles” llenó las calles de Caracas el pasado diciembre de voluntarios dispuestos a regalar ropa, comida y juguetes a aquellas personas que más lo necesitan. Al ser parte de dicho movimiento, salí en caravana junto a muchas personas en carro, repartiendo regalos a personas que desafortunadamente estaban en las calles, no obstante cada momento fue lleno de emociones, lloré en más de una ocasión, no es algo que se pueda comparar con nada en el mundo, pues ver a esas personas que no esperaban ningún obsequio ese día, llenarse de alegría al saber que no estaban solos, fue algo que con palabras no se puede describir.

Otro evento del que también fui parte, fue más cercano a mi comunidad, en mi colegio Fe y Alegría; anualmente se inaugura el festival de la “Voz de Oro “, el cual tuve el gusto de fotografiar, puesto a que los directivos del colegio carecían de un fotógrafo, me ofrecí a ayudar, durante el show presencié la motivación de niños que quieren crecer como artistas, y que a pesar del miedo escénico, dan todo de sí para demostrar su talento. Mi pensar consiste en que hay que motivar a esas pequeñas mentes para que logren sus objetivos e impacten al mundo, como lo hicieron

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