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Sexenio De Gustavo Díaz Ordaz


Enviado por   •  29 de Septiembre de 2013  •  5.889 Palabras (24 Páginas)  •  1.379 Visitas

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Gobierno de Gustavo Díaz Ordaz

Política interna

Introducción

A diferencia del ambiente general de concordia en la vida política del país durante el sexenio de López Mateos, el gobierno de su sucesor se caracterizó por un ejercicio del poder rígido y autoritario, que no toleraba la crítica y mucho menos la disidencia; la propia personalidad de Gustavo Díaz Ordaz, severa y enérgica, dio paso a la acentuación de un autoritarismo presidencial que algunos críticos contemporáneos llegaron a juzgar como despotismo, sobre todo después de los sucesos de 1968. Aunque

la economía mexicana continuó creciendo y no hubo presiones inflacionarias, la característica sobresaliente de este periodo fue una “escasez de canales institucionales de participación para una sociedad cada vez más compleja” .17

En aquellos años, la sociedad mexicana era compleja, y se vivía en un mundo complejo en la década de los años sesenta, sectores sociales hasta entonces sin voz - los jóvenes universitarios entre los que ahora se incluía de manera importante la participación de las mujeres – fueron los principales protagonistas de un mundo en transformación, dispuestos a cuestionar e incluso a reprobar las acciones, valores y tradiciones de la sociedad capitalista, bajo la persistente amenaza de guerra nuclear, inmersa en el materialismo y en ideas convencionales que ya no respondían a la realidad.

Frente a ese despertar de la juventud, que pedía “paz y amor” ante los signos de “calentamiento de la Guerra Fría, y que exigía ser tomada en cuenta en las decisiones políticas, en varias partes del mundo los gobiernos desoyeron y subestimaron el llamado. En México lo paradójico fue que, frente a las voces no sólo de los jóvenes, sino también de adultos de clase media – que clamaban justicia social y democracia de manera general el sistema político se cerró en torno a un presidente autoritario a él se subordinaron los tres niveles de gobierno, el Poder Legislativo (con excepción de los “diputados del partido”) y el Poder Judicial, el ejército y el grueso de las fuerzas sindicales.

El papel de los empresarios y de la alta jerarquía eclesiástica obviamente no fue de subordinación, pero sí de complacencia. Díaz Ordaz había retomado el camino del anticomunismo, según lo declarara públicamente, y quedaba atrás la “atinada izquierda” de López Mateos que tanta intranquilidad provocara en estos sectores. La prensa se convirtió prácticamente en vocera del régimen, aunque hubo excepciones, dos de las cuales- el Diario de México y la revista Política- pagaron con su desaparición el uso de la libertad de expresión.

Primeras muestras de autoritarismo

La respuesta ante el movimiento médico

El primer conflicto que enfrentó el régimen de Díaz Ordaz no surgió de las clases

trabajadoras como en años anteriores, sino de un sector de la clase media profesional, el de los médicos del ISSSTE- dentro de la burocracia del sistema-, donde el grupo de residentes e internos era el más explotado. Este grupo organizó un movimiento de protesta y amenazó con una huelga, en caso de que sus condiciones económicas y laborales no mejoraron; en respuesta, los integrantes de movimiento fueron destituidos.

Enseguida se formaron dos asociaciones de médicos, una radical y otra moderada, que siguieron de pie de lucha frente al gobierno, utilizando el recurso de la huelga. Pero Díaz Ordaz no era un presidente dispuesto a ceder a las presiones; se limitó a conceder algunos aumentos y beneficios adicionales, pero sin atender el total de las demandas. Por el contrario utilizó como medio de presión a los sindicatos filiales al sistema, que acusaron de comunistas a los médicos inconformes, y se valió del uso de la fuerza enviando un grupo de granaderos a desalojar el hospital ocupados por los huelguistas, algunos de los cuales fueron arrestados.18 finalmente, el movimiento médico tuvo que ceder; Díaz Ordaz había dejado en claro cuál sería la tónica de su gobierno.

Intento fallido de democratizar al PRI

El autoritarismo de Díaz Ordaz se manifestó también en su negativa a aceptar dentro del sistema político cualquier tipo de proyectos de tendencia democrática, como fue el caso concreto del que presentó Carlos Madrazo. Éste había sido nombrado presidente del PRI en 1964, a pesar de conocerse sus convicciones democratizantes, debido aparentemente a que algunos elementos de la coalición de Madrazo.

El nuevo presidente del PRI intentó introducir algunas reformas tendientes a fortalecer la participación de sus integrantes; en vez de que los candidatos a algún puesto de elección popular debieran su designación al gobernante inmediatamente superior, Madrazo proponía elecciones interna en las que las decisiones fueran tomadas por las bases del partido y no por los dirigentes ni por intereses regionales. Con la intención de probar el método en elecciones primarias “de abajo hacia arriba”, en la mayoría de

Los municipios del país, Madrazo inició su aplicación en los estados de Baja California, Chihuahua, Durango y Aguascalientes.

Pero era previsible que brotara la inconformidad de parte de los gobernadores, privados de la prerrogativa de seleccionar a los presidentes municipales en sus estados respectivos. En noviembre de 1965, Madrazo denunció prácticas de fraude en las elecciones internas de dos municipios de Sinaloa, uno de ellos la propia capital del estado, y fueron anuladas. El gobernador acusó al presidente del PRI de inmadurez política agregando que “el sistema de Madrazo no es una novedad. Operó en 1946 y 1947 y provocó y provoco una tremenda división. El partido no está preparado para ello”. En las elecciones municipales en Culiacán gano un “candidato independiente”, precisamente quien había resultado triunfador en las anuladas elecciones Madrazo quedaba en una situación de prestigio, y a partir de ese momento, sus días al frente del partido estaban contados. Al fracaso del experimento democrático se sumaba el disgusto que provoco su rechazo a una reforma que pretendía la reelección en la Cámara de Diputados. El día 22 del mismo mes, tras una entrevista con Díaz Ordaz, Madrazo renuncio a su cargo.

A partir de su salida de la dirección de su partido, Madrazo hizo abiertas y frecuentes críticas contra la actitud “antidemocrática e irresponsable” del PRI, y advirtió que se daría un distanciamiento,

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