ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Sonoma Coast


Enviado por   •  5 de Diciembre de 2014  •  2.173 Palabras (9 Páginas)  •  171 Visitas

Página 1 de 9

A los 14 años Bibiana González ya tenía claro que quería hacer vino. A los 23 se fue a estudiar a Burdeos (Francia) y muy pocos años después, en su primera cosecha como enóloga jefe en California, deslumbró a la crítica estadounidense. (Vea acá la revista 'Vinos')

La historia podría ser más o menos normal si Bibiana fuera argentina, chilena, australiana, surafricana o neozelandesa, países todos –entre otros cuantos– de una fuerte tradición y cultura vitivinícola.

Pero ocurre que Bibiana no es de Mendoza, el Valle de Colchagua o Central Otago, sino de Medellín; que su padre es ingeniero eléctrico y su madre economista y que en su casa no se bebía vino.

Ella misma admite que su fascinación por el vino desde tan corta edad fue algo “de verdad muy extraño”, y más aún esta idea fija de querer producirlo. De hecho, no tiene una explicación clara de qué fue exactamente lo que causó en ella tamaña atracción hacia esta milenaria bebida. “Sentí un llamado desde adentro que no puedo explicar, pero tenía clara la idea de que quería hacer vino”.

“Aristizábal, mi segundo apellido, es de origen vasco. Tal vez pueda haber alguna conexión por ese lado”, especula, añadiendo que se sintió increíblemente cómoda con la lengua y la cultura francesas, cuando estudió en Burdeos.

En lo que si no hay ni sombra de dudas es en el gran éxito que ha tenido esta enóloga colombiana desde que aterrizó en California, y más exactamente en Sonoma. A sus 36 años, ya acumula una lista de reconocimientos realmente impresionante. Por ejemplo: el syrah de su proyecto personal, Cattleya, bautizado así en honor a la flor nacional de Colombia, ya recibió 94 puntos Parker. Conversamos con ella.

¿Qué fue lo más importante que aprendió en Francia, donde se formó?

Que el mundo del vino nace de la viticultura, de trabajar la tierra y de entender la vid y el terroir. En

Francia la enología está muy enfocada a aprender a manejar el viñedo. Y esto, pienso, te hace mucho más humilde como enólogo, porque te enseña que todo viene de la uva, y no tanto de lo excelente que puedas ser como enólogo en la bodega; que lo realmente importante se juega en el viñedo. Por eso yo paso la mayor parte de mi tiempo en el viñedo. Más, desde luego todo lo que te puede enseñar una tradición de tantos siglos y que se pasa de generación en generación. Aprendí mucho no solo de la gente con la cual trabajaba directamente en los campos, sino de sus padres, abuelos y bisabuelos. Y saber que todavía puedes seguir perfeccionando ese proceso, eso es algo muy bonito, algo mágico.

¿Cómo llega a California?

Cuando estaba en Francia me interesaba viajar por el mundo y ver cómo se comportaban las distintas variedades en otros climas, hemisferios y terroirs. Especialmente la syrah, que era la que más me interesaba en esa época. Por eso comencé a hacer vendimias en Suráfrica y luego en California.

¿Y qué hizo que se quedara en California?

California me robó el corazón por su riquísima cultura en vinos, comida, producción orgánica y estilo de vida. Aquí el concepto ‘de la tierra a la mesa’ es muy fuerte y pienso que los vinos californianos tienen mucho potencial. Un factor clave es que aquí los enólogos tenemos plena libertad para crear. En Francia está todo muy reglamentado y muy limitado, hablamos de una tradición milenaria, y en cambio acá puedes explorar lugares, plantar la uva que quieras, producirla a tu manera y en 10 o 15 años puedes estar logrando un concepto de vino totalmente nuevo. Ese potencial de crear cosas realmente nuevas, me atrajo mucho. Y pudiendo aplicar todo lo que aprendí en Francia, me parece una combinación de privilegio.

Cuando usted trabajaba para Lynmar empieza a brillar en el contexto californiano gracias a sus pinot noir. ¿Qué tenían de particular esos pinot noir, por qué cree que llamó tanto la atención de la crítica estadounidense?

Mi primera vendimia fue en el 2009 y tuve suerte, porque fue un año excelente para Sonoma

County. Y creo que mi aproximación al vino desde el viñedo, el pasar todo el año trabajando hombro a hombro con la gente que está en los campos, podando, decidiendo cuánta uva vamos a producir, etc., influyó mucho.

Para mí hay valores fundamentales a la hora de producir un vino: primero, la maduración fenólica; segundo, la intensidad aromática y tercero, la concentración del vino, y todo eso lo cuidamos mucho en los distintos viñedos y en las diferentes selecciones clonales. Y más en el pinot noir, que es una uva tan delicada. Creo que ese proceso tan cercano a la planta es lo que hace que mi trabajo sea exitoso y creo que eso fue lo que hizo que James Laube, de Wine Spectator, se sorprendiera tanto con los vinos.

Lynmar llevaba 30 años produciendo pinot noir en Russian River Valley, pero los vinos, siendo buenos vinos, nunca habían sido calificados como vinos de nivel extraordinario. Logramos cambiar eso en el 2009.

Nos recuerda cuál fue el reconocimiento exacto que recibieron esos vinos…

Logramos 11 vinos de pinot noir por encima de los 90 puntos.

Y eso en su primera cosecha… ¿Cómo lo recibió?

Es algo que no te esperas. Fue una gran sorpresa para mí y, sin duda, un momento extraordinario.

¿Qué otros logros o reconocimientos la han hecho sentir orgullosa de su trabajo?

Me sentí muy honrada cuando me escogieron entre las 40 personas de menos de 40 años más influyentes en lo que la gente está tomando en Estados Unidos, una selección que hizo la revista The Wine Enthusiast, y donde también había gente que hace cervezas, destilados, sommeliers, etc. Eso fue genial. También fue especial para mí que este año James Laube dedicara dos notas en su blog a mi trabajo y que mi primer syrah con Cattleya, mi proyecto personal, recibiera 94 puntos en Wine Advocate. Fue el syrah del 2011, nuestra primera añada, cuando solo hicimos 25 cajas con uvas de un viñedo en Santa Lucía Highlands, en Monterrey County, que pertenece a la familia de mi esposo (estadounidense).

¿Qué busca con Cattleya, cuál es la filosofía con que lleva este, su proyecto personal?

El nombre Cattleya es en honor a mi país, a su flor nacional. Soy colombiana a morir y si no fuera porque quería hacer vino nunca me habría ido de Colombia. Pienso que mucho de lo que soy hoy se lo debo a Colombia. Que la manera de acercarme a la vida, y la intensidad y la pasión con la que hago mis vinos, es la misma pasión con la que vivimos los colombianos. Por eso pongo siempre en mi página web

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (13 Kb)
Leer 8 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com