Sumak Kawsay

El derecho al buen vivir o sumak Kawsay, consagrado por la Constitución de la República como eje o principio central de las políticas públicas del Estado ecuatoriano, representa sin duda alguna uno de los avances más trascendentes del sistema constitucional del Ecuador, hoy concebido como un Estado constitucional de derechos y justicia social, pues ello representa el reconocimiento al ser humano como centro y fin de todo el accionar político administrativo de las instituciones estatales, superando de esta forma la tradicional visión liberal y mercantilista, de que el mercado y la macroeconomía eran los ejes del accionar gubernamental y que eran colocados por encima de los más elementales derechos de la población. De esta forma, el régimen del buen vivir, consolidado con la publicación del Plan Nacional de Desarrollo o Plan Nacional para el Buen Vivir, asegura derechos tan esenciales como el agua, la alimentación, la salud, la vivienda, el trabajo, la educación, entre otros, que deben constituirse en el norte de las políticas dictadas por los poderes públicos y ello se ha reflejado en hechos relevantes como la renuncia al pago de la deuda externa para destinar estos fondos a programas de educación, vivienda, salud, atención a grupos prioritarios entre otros. Enfocándome en el área de la educación concebido como un derecho humano y constitucional de primer orden, considero que resulta innegable el reconocer los profundos avances que tanto en lo cualitativo como en lo cuantitativo se han dado en esta área social, hoy se cuenta por ejemplo con una Ley Orgánica de Educación Intercultural inclusiva y apegada a las actuales realidades pedagógico-educativas, y con una Ley Orgánica de Educación Superior que también ha representado un significativo avance en aras de lograr la excelencia académica en el Ecuador.

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