TARTUFOS EN CRUZADA POR UN NUEVO REPARTO DEL MUNDO

TARTUFOS EN CRUZADA POR UN NUEVO REPARTO DEL MUNDO

ÓRGANO OFICIAL DE LA FEDERACIÓN SINDICAL MUNDIAL PARA LAS AMÉRICAS De portada…

Para lograr la recuperación en cada una de estas fases críticas y preservar el modelo hegemónico de dominación, se aplicaron doctrinas económicas funcionales a los intereses de los más ricos y de las grandes potencias, utilizando para ello el poderío militar o el discurso ladino con el que “aparentan” respetar los principios de soberanía, independencia y autodeterminación, mientras que, con actos precisos extienden su opresión sobre las naciones pobres para apropiarse de sus recursos estratégicos, materias primas, comercio, mercados y obtener, a través del caudillaje económico, el control político global.

El proceso emanado de la perestroika y la glasnost que culminó con la destrucción de la URSS, la caída del muro de Berlín y del sistema socialista en Europa del Este, rompió el equilibrio en la correlación de fuerzas enardeciendo el apetito del capital y las expectativas de las superpotencias, las que, con resolución y oportunismo, emprendieron la consolidación de un imperio que hoy conserva el centro de mando en la Casa Blanca, y cuenta con la complicidad de Europa y las más significativas organizaciones multilaterales fundadas durante el siglo XX.

La revitalización e implementación del pensamiento liberal que penetró en la mayoría de las naciones del planeta, universalizándose como método económico, provocó complejas mutaciones socio-políticas, económicas y jurídicas en los Estados, sociedades y ciudadanos creando el entorno propicio para la cruzada más inhumana del imperialismo.

Esta expansión del neoliberalismo a escala global responde a una estrategia política del sumo imperio, pues si bien es cierto que aportó enormes beneficios económicos a las potencias más desarrolladas y a las transnacionales en detrimento de los trabajadores y países pobres, su corolario trasciende cualquier interpretación meramente económica.

Como teoría, el institucionalismo liberal centró su hacer económico en la expansión del mercado, el comercio, las finanzas y las corporaciones rebasando fronteras; en lo político rebajó el poder de los Estados, coaptando su intervención y control en el funcionamiento de un mercado (más libertino que libre), mientras que, simultáneamente, reforzaba la influencia de las instituciones internacionales funcionales a sus propósitos y finalmente, en lo ideológico, desató una secuencia de operaciones que acorralaron a los trabajadores y a la lucha de clases intentando, de esta forma, revertir las causas y condiciones por las que los trabajadores están llamados a transformar la sociedad con la toma del poder político, como precisaban Marx y Engels.

De esta forma la era neoliberal se encargó de modificar las relaciones internacionales entre los gobiernos para zanjar el camino a la formación de una gobernanza tiránica desarticulando dos de los tres ejes de la lucha de clase: el politico y el ideológico, tolerando solamente la lucha reivindicativa en el orden económico siempre que no desafiara al Sistema.

Si como resultado de la industrialización la clase trabajadora se convirtió en sector social preponderante, con la tecnología informática (fundamentalmente en procesos productivos) esta posición fue disminuida, circunstancia que unida a otros factores que fracturaron la uniformidad en las condiciones sociales, económicas y laborales, originaron divergencia de intereses, perdida de la identidad de clase y debilidad en las fuerzas de izquierda.

La reducción dramática de la cifra de obreros determinada por el incremento de la tasa de desempleo, la deslocalización de empresas, la movilidad geográfica y funcional, la proliferación de modalidades contractuales temporales y la tercerización de las relaciones laborales, demuestran que los trabajadores fueron víctimas de una escalada agresiva que entremezcló viejos y nuevos métodos dirigidos a debilitar su capacidad como fuerza opositora del capitalismo.

Argumentando que el exceso de reglas afectaban el libre funcionamiento del mercado y la urgencia de adaptarse a las nuevas condiciones determinadas por la globalización, el Derecho del Trabajo fue atacado por los procesos de desregulación y flexibilización, quedando desnaturalizado su carácter protector e inoperable su función de estabilizador de la relación jurídico laboral. A partir de este momento se abrió paso otra concepción que plantea a las relaciones laborales a partir de sujetos iguales y libres.

Lamentablemente, debido a esta estrategia taimada, los trabajadores atenuaron su protagonismo como fuerza influyente en las dinámicas sociales y políticas nacionales durante las dos últimas décadas del siglo pasado.

Acoplada a la ofensiva contra los trabajadores, se desplegó la embestida anti sindical con manipulaciones legislativas que crearon normas más rígidas para la constitución e inscripción de sindicatos y el ejercicio de los derechos sindicales, reforzándose el control de sus actividades. Esto derivó en la contracción de la tasa de afiliación, el agotamiento presupuestario y la pérdida de capacidad para representar a los trabajadores y mejorar sus condiciones de vida, acontecimientos que propiciaron fragmentaciones internas, conflictos de liderazgo, descredito y pérdida de la confianza ante los trabajadores.

El imperialismo supo aprovechar habilidosamente el desaliento que invadió a las fuerzas progresistas de izquierda y al sindicalismo clasista con la caída del referente socialista soviético y este-europeo y el resultado de toda esta ofensiva provocó una relativa inactividad en la histórica resistencia ideológica de los trabajadores al capitalismo, registrándose un letargo temporal en la lucha de la clase y en la combatividad de los sindicatos.

2 ÓRGANO OFICIAL DE LA FEDERACIÓN SINDICAL MUNDIAL PARA LAS AMÉRICAS

En el escenario internacional, la parálisis padecida por la Federación Sindical Mundial permitió que la vacilante resistencia del movimiento sindical a la oleada neoliberal fuera liderada por la CIOLS y la CMT, lo que significó la propagación del tipo de sindicalismo que busca el entendimiento entre trabajadores y patronos para obtener cuestionadas ventajas económicas eludiendo la lucha de clases y el enfrentamiento al sistema capitalista.

Este proceso incrementó la degeneración de la naturaleza y esencia de organizaciones sindicales tradicionalmente afines a los intereses del capital y transformó a otras Centrales, Federaciones y sindicatos en organizaciones corporativas y clientelistas. Esta desnaturalización fue manejada, predominantemente, por una camarilla de directivos burocráticos y elitistas coligados a los poderes políticos, dependientes

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