TEJIENDO

TEJIENDO ALGODONES CON SUSPIROS…

El fresco aire de las montañas decencia sobre las solitarias calles del poblado de San Bartolomé, la densa niebla comenzaba a aparecer como si se tratase de una delgada cobija blanca que busca cubrir un pueblo desnudo, las perlas de aguas caen lentamente sobre las casa de madera y lámina galvanizada y el murmullo de niños jugar se hace más fuerte. El grave sonido de un motor de automóvil resuena a lo lejos, tomamos la mochila Converse color gris, guardamos la mitad de refresco en ella y metemos nuestros oax big mix mex, me pongo mi gorra amarilla y me meto en un bolsillo la tirapiedras y emprendemos una excursión en compañía de pelos de esponja y Ruperto Buendía hacia el lugar conocido como llano e hombre en busca de la rígida Piedra de Aire.

Como de costumbre vamos bromeando y platicando de cosas que suceden entre semana en la escuela, cosas de niños y otras tantas de adulto.  

Shiiss… Mira como murmullan los grilos en el monte, cállate Carmela no vez que quiero ver la luna y a orión; en esta noche cegada por neblina. Tu siempre con tus pies sobre el aire deberías de ponerlos sobre la tierra y recoorer el sendero del trabajo en vez de holgazanear como de costumbre. Una destello de luz efímero se asomo por encima de las blancas sabanas tendidas sobre el pueblo. Y Cesar recordo esa noche impasible ientra miraba de frente su destino tergiverzado por las redes invisibles de la muerte que acechaba su cabeza.

La cobija gris tapaba nuestras cabezas y los suspiros de algodón se hicieron agua, como si se derritiese su forma y tomara otra, Ruperto Hernandez  aun era muy joven para comprender lo que esas negras nubes significaban .

San Bartolome Loxicha el lugar donde nada sucede y lo que sucede es nada, un lugar en donde se atiborran las nubes blancas espesas como espuma de mar y el tiempo se detiene como insecto atrapado en telarañas.

Escupe tus mentiras, desahoga tu soledad, destruye tu realidad, deja de pensar y hazlo.

El aire era tibio como de costumbre, la sombra espesa de los tamarindos dejaban al descubierto sus sentimientos de amor hacia ella, la primera y única mujer en la que poso sus ojos y le entrego su corazón, tan solo tenía dieciséis años y el rumor de aquel viento perfumado con olor a buganvilias rojas hacía temblar su inseguro corazón que por momentos intentaba escapar por su garganta. Jamás había de olvidar aquel sábado incipiente en el que el destino disfrazado de casualidad se la presento bajo la sombra de aquel árbol de pochote.

Guadalupe era un año menor que él, pero eso no le importaba se había enamorado sin razón al verla, nunca sospecharía que ese amor contrariado lo perseguiría durante toda su vida.

yaiij

Por mucho tiempo deje de escribir deje de plasmar mis vagas ideas y por un mimento todo se hizo humo, me encanta leer.

La delgada briza de primavera soplaba por entre los almendros milenarios tupidos de verdes hojas y sus frutos aun escondidos por el tiempo, el pausado vuelo de un zopilote negro dejaba muchos pensamientos al aire las nubes bajas de algodón cambiaban de forma con cada pestañeo.

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