TERRORISMO CONTRA LOS MIGRANTES

“terrorismo contra los migrantes”

La crisis económica mundial que azotó a las estructuras capitalistas recae siempre en los trabajadores. Mientras a las grandes corporaciones financieras que provocaron la crisis se les destinan sumas millonarias para su sostenimiento y enriquecimiento como política de Estado, los trabajadores sufren el desempleo y la disminución de sus salarios. En Estados Unidos esto significa que los trabajos que desempeñan los migrantes y que los trabajadores estadounidenses no quieren realizar, ahora sean competidos por éstos. Es necesario frenar la migración, contenerla para que los estadounidenses desempleados puedan realizar las labores de los migrantes y de esta forma paliar un poco el desempleo en el país.

Por otra parte, la estrategia del imperialismo hacia América Latina tiene como uno de sus pilares la “guerra contra el narcotráfico”. Se trata de un montaje que permite mantener “el terror” entre la población impuesto por grupos criminales dentro de los que existen los que han sido creados desde los ámbitos estatales como parte de un plan deliberado. La estrategia permite además mantener las ciudades y comunidades en una especie de toque de queda, en la que la población se encierra a partir de determinadas horas y con la presencia del ejército y demás cuerpos represivos en las calles. Esta situación crea una vulnerabilidad de la población en la que el derecho a la vida ya no está garantizado por el Estado.

Si la población del país se encuentra en un grado tan alto de vulnerabilidad, ni que decir de los llamados indocumentados que se atreven a cruzar el país en busca de mejores ingresos en Estados Unidos. De por sí, el trato recibido por autoridades mexicanas ha consistido siempre en el robo, la extorsión, la tortura y hasta la violación; pero ahora se trata también de la muerte. Los 72 migrantes, 58 hombres y 14 mujeres, procedentes de El Salvador, Honduras, Ecuador y Brasil, asesinados y encontrados en una fosa al interior de un rancho en inmediaciones de San Fernando, Tamaulipas, son un mensaje para todos aquellos, centroamericanos principalmente, pero finalmente de cualquier nacionalidad, que en estos momentos quiera ingresar ilegalmente a los Estados Unidos. Y el mensaje es fatal. El lugar de esta masacre, Tamaulipas, es hoy el estado más militarizado, con el mayor número de efectivos y mayor número de retenes.

Los señalamientos de responsabilidad de este crimen se dirigen contra “Los Zetas” un grupo formado principalmente por ex miembros del ejercito mexicano con mandos formados en la “Escuela de las Américas” en Estados Unidos. Supuestamente desertores. Para la estrategia tiene un elemento adicional al interior de ese país en el que asesinatos como éste favorece las legislaciones discriminatorias que como en Arizona ahora se promueven en otros estados. Estos hechos de brutalidad son utilizados para manipular a la opinión pública estadunidense y fomentar un espíritu antiinmigrante en la población haciéndole creer sobre los riesgos de violencia que están al otro lado de la frontera y que pueden traspasarse a su territorio. Por otra parte, hacia el sur los gobiernos centroamericanos se ven orillados a intervenir ante el horror que sufren sus connacionales. Y es que además no debemos olvidar que en aquellas naciones como en México, una de las principales fuentes de ingresos son las remesas que envían

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