ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

TRANSGENESIS. Alimentos transgénicos


Enviado por   •  21 de Febrero de 2017  •  Ensayo  •  2.594 Palabras (11 Páginas)  •  234 Visitas

Página 1 de 11

TRANSGENESIS. Alimentos transgénicos

INTRODUCCION

Hablar del campo como elemento fundamental en la producción material de la existencia de los hombres, implica hablar de la manera en que se dan éstas relaciones de producción, sin ignorar los intereses y los fines que tienen éstas relaciones y que llevan consigo transformaciones constantes en las maneras de producir y cambiar los productos de la tierra.

La tierra es un medio de producción que tiene especificidades que la distinguen de los medios de producción de la industria común. El más importante es que es un bien monopolizable por ser un bien finito, la cosecha está en relación con la fertilidad de la tierra, tanto la calidad como la cantidad, siendo que, si un propietario tiene la fortuna de poseer la mejor tierra, éste tendrá la posibilidad de tener una ganancia extraordinaria a la tasa de ganancia media, ya que los precios de las mercancías del ramo de la agricultura están determinados por la peor tierra. Es decir, la tierra marginal es producida con la intención de obtener de ella una ganancia media del 25%, siendo así que la tierra más fértil puede producir con la misma extensión de tierra, mayor cantidad de cultivos a un menor precio y por consecuencia tener una súper ganancia.

Ahora bien, ésta forma monopólica es clásica en la agricultura, sin embargo, con el desarrollo del capitalismo y su tendencia a una mayor concentración de capital, han surgido otros medios para acrecentar ésta acumulación.

Con el desarrollo de la industria hay un inherente crecimiento de la población, con el crecimiento de la población, hay por supuesto, una mayor demanda de bienes de subsistencia, siendo así que es necesaria una mayor producción de alimentos. En los años del fordismo-keynesiano ésta demanda de alimentos era prácticamente satisfecha por los mercados internos, en los que, en el caso mexicano, después de la Revolución de comienzos del siglo XX, se impulsó el reparto de tierras como una de las demandas fundamentales emanadas de ésta lucha de los campesinos y se fortaleció el campo con subsidios.

Sin embargo, con las crisis capitalistas de los años setentas, la lógica del capitalismo del Estado proteccionista también se ve en crisis y es necesaria una recomposición orgánica del capital, buscando una intensificación de la fuerza de trabajo, pero por supuesto, su exclusión también del proceso productivo, por medio de una mayor inversión en tecnología y distintas prácticas que implican la exclusión de fuerza de trabajo y la agricultura no queda fuera de ésta relación.

El neoliberalismo permea en todos los ámbitos de la economía mundial paulatinamente desde la década de los setentas en Chile e Inglaterra y continúa su paso por el globo terráqueo, imponiendo su libertad de “dejar hacer y dejar pasar” el comercio, sin obstruir el paso de las mercaderías con los muros arancelarios del languideciente Estado de bienestar.         

El campo por supuesto que estuvo en la mira desde el principio, sin embargo, por la delicada situación de las mercancías que éste provee, no pudo ser sometido inmediatamente en las primeras negociaciones de los tratados de libre comercio. Pero el capital nunca cede fácilmente a sus demandas y en la ronda Uruguay en defensa ya no de la soberanía alimentaria, sino de la suficiencia alimentaria, se profirieron discursos “responsables” sobre la necesidad de llevar alimentos a la población mundial, ya que ésta crece de manera desproporcional con la que crecen los cultivos en diversas partes del mundo, se podía ver la profecía Malthusiana cumpliéndose a escasos días.

Pero el capital siempre tiene el antídoto para los venenos que engendra y la producción a grandes escalas de los países altamente industrializados como Estados Unidos y la Unión Europea, estaban dispuestos a proporcionar la suficiente cantidad de alimentos para el resto del mundo, a un precio menor del que se producía en los países de origen, la solución para la hambruna se encontraba en las ventajas comparativas y el libre mercado.

La apertura de los mercados, el desarrollo de la tecnología y la supuesta crisis alimentaria, fueron caldo de cultivo para la expansión de grandes emporios dedicados a la manipulación genética de semillas, que se erigían como la panacea ante el reto de la explosión demográfica por la que atraviesa la humanidad.

TRANSGENESIS

Se conoce como alimentos transgénicos a aquellos que fueron producidos y en efecto obtenidos de un organismo modificado al cual se le han incorporado genes de otro para así producir las características deseadas. Actualmente podemos presenciar mayormente estos alimentos que proceden de plantas transgénicas como son la cebada, la soya y principalmente el maíz.
La primera estrategia, de la ingeniería genética, se circunscribe en la biotecnología vegetal. Cabe destacar que la inserción de grupos de genes y otros procesos se puede realizar mediante técnicas de biotecnología vegetal que no son consideradas ingeniería genética, como puede ser la fusión de protoplastos.

Ahora, un gran reto de esta nueva tecnología que es la ingeniería genética está en la producción de una suficiente cantidad de alimentos con la cual alimentar a la creciente población mundial que se encuentra en condiciones de insuficiencia alimentaria, ya que, según datos reportados, esta población aumentó de 849 a 982 millones hasta la segunda mitad del año 2008 y se pronostica que para el año 2017 aumentará a mil doscientos millones. Aunque bien sabemos que no es ese el “reto”.

Los alimentos transgénicos forman parte ya de nuestra alimentación diaria. Alrededor de 14 millones de agricultores de 25 países producen y comercializan cultivos transgénicos, al cierre del año 2009, lo que significó un incremento del 7.2 por ciento con respecto al 2008, representando un total de 134 millones de hectáreas sembradas, según un informe del Servicio Internacional para la Adquisición de Aplicaciones Agro biotecnológicos (ISAAA), que detalló que el 52 por ciento de esa superficie se destina a la siembra de soya. Las estadísticas de crecimiento de las áreas cultivadas con transgénicos tuvieron un aumento desde se introducción comercial (1996) hasta 1999, pero en 2001 aunque siguieron creciendo, fue a un ritmo menos acelerado ya que no pudieron lograr avanzar en otros mercados fuera de Estados Unidos, Canadá y Argentina.

El mayor productor es Estados Unidos, cuya superficie de transgénicos supone el 69% del total mundial. Le sigue Argentina, con un 20% de la superficie mundial de cultivos transgénicos.[pic 1]

[pic 2]

A pesar de que en México es poca la producción de cultivos transgénicos, se importan granos y alimentos provenientes de Estados Unidos, que como se mencionó anteriormente es el primer productor de cultivos y alimentos transgénicos. Podemos apreciarlo en el consumo de tortillas, tamales, atoles y otros productos basados en el maíz, en grandes cantidades por los mexicanos, que estos pueden ser también la vía de ingestión de alimentos transgénicos.

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (17 Kb) pdf (120 Kb) docx (29 Kb)
Leer 10 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com