Taller de Géneros periodísticos Politécnico Grancolombiano

Ejercicio de observación y descripción

Miércoles -10 de febrero 2021-Redacción general  

Fui a comprar implementos de aseo personal, eran las dos de la tarde, el cielo estaba despejado por ende el sol brillaba en su máximo esplendor, sin embargo, el viento soplaba muy fuerte, esto hizo que mi piel tuviera una sensación térmica de entre dos y diez grados centígrados, poco segundos después observé cinco domiciliarios entregando pedidos, la mayoría se transportaban en bicicletas. Mientras me dirigía a la esquina de mi conjunto, pasaban una gran cantidad de carros motos y camionetas, el ruido de los motores es constante en este sector, tenía que pasar por una rotonda, en su centro tiene una pequeña zona verde, donde vi a varios grupos de personas hablando entre sí, algunos individuos soltaban una carcajada. Algo que noté fue el mal uso del tapabocas, en total fueron diez personas que tenían este artefacto por debajo de la nariz, incluso solo se tapaban el mentón, me aproximaba a la farmacia, caminaba por el andén, a mi lado izquierdo se encontraba la calle principal de mi barrio, esta vía solo tiene un sentido, de sur a norte, con una extensión de 200 metros aproximadamente, para llegar a la droguería tuve que pasar por el área de comercial, allí hay varios tipos de negocios; minimercados, miscelánea, salones de belleza, etc., Luego de realizar la compra salí de dicho sector, al frente de un pequeño muro el cual separa el suelo de una malla perimetral pude observar un niño y una mujer, ella tenía una gran cantidad de bolsas para la basura según lo que contaba, las vendía para darle comer a su hijo, por su acento al hablar deduje que viene de Venezuela, le di un par monedas, al instante me agradeció, por último, tomé rumbo hacia mi hogar.  

Jueves 11 de febrero 2021-Visión

Salí de mi casa, eran las tres de la tarde, con un cielo despejado, el sol ilumina todo mi barrio, portaba una gorra, por ende, la luz no me incomodó, llegando a la esquina del conjunto residencial pude observar un camión lleno de alimentos, cuatro personas descargaban la mercancía de dicho vehículo, al parecer tenían planeado vender esa comida, eso es algo que no se puede apreciar con frecuencia, para eso está la zona comercial. Seguí avanzado, noté una cosa muy interesante; la caseta del celador ya no estaba, llevaba poco tiempo instalada, la construyeron cerca de un puente vehicular el cual atraviesa el canal San Francisco y conecta el lugar donde vivo con el barrio Hayuelos, ahora ya no está. Me dirigía al minimercado para comprar una bebida hidratante, mientras caminaba volví a ver a varias personas con el tapabocas mal puesto, incluso vi a una pareja, estaban lejos, la mujer hablaba, sus labios se movían, en esta ocasión cinco individuos utilizaban mal este artefacto. Los vendedores ambulantes se encuentran en la calle principal, ellos se ubican al frente de las tiendas, con la “nueva normalidad” ha sido más frecuente verlos por esta vía, la mayoría utilizan un carro o camioneta para vender sus productos, luego de hacer mi compra, caminé hacia mi casa, decidí atravesar el único parque del sector, es una pequeña extensión de tierra, tiene una parte cubierta de cemento con un rodadero, pasamanos, barras para fortalecer los brazos, allá la mayoría de residentes dan un paseo con su mascota, no tiene cancha deportiva, sin embargo, los niños jugaban fútbol, ahí montaron un saltarín, los pequeños disfrutaban de esta actividad obviamente con la supervisión de sus acudientes, crucé la calle y llegué a mi hogar.

Viernes 12 de febrero 2021-Oido

Volví a salir de la casa, en esta ocasión fui a comprar ingredientes para el almuerzo, llegué a la esquina, ahí escuché el ruido del motor de los vehículos circulantes, las personas con acompañante hablaban entre sí, sus conversaciones eran sobre los planes a futuro, anécdotas entre otras cosas,  Al llegar a la zona comercial el vendedor ambulante ofrecía su producto de la siguiente manera: “aguacate del bueno, a la orden lleve su unidad”, mientras caminaba, el cielo emitía un sonido muy similar al de un rayo, al parecer una gran lluvia se aproximaba, al llegar a un pequeño centro comercial cerca de mí barrio, un celador me dice” joven permítame tomar su temperatura”, continué mi rumbo, ahora las voces de las personas son más frecuentes unos tenían planeado almorzar, otros se devolvían para sus hogares, cuando arribé al Fruver, la música ambiente era brindada por la emisora Radio Fantástica, estaba buscando los productos, al mismo tiempo percibí con mis oídos la voz de una señora, reprochaba todo lo que ofrecía esta tienda “Esas bolsas tan malas” “La fruta está muy cara” envés de hacer una compra iba a quejarse, alcancé a oír la conversación que tuvo con la cajera: “Pedí un domicilio, los alimentos me llegaron en mal estado, y no me cambiaron el pedido” la empleada del local respondió “la administradora se encargará de eso”. Apenas me dieron la factura de compra fui inmediatamente a otro local, debido a que no conseguí una hoja de albahaca, la compré en otro negocio, pero estando allí, por segunda vez, oí el mismo reclamo de aquella mujer, en esa sede de la pequeña cadena minimercados se encontraba la encargada de administrar los dos locales de la zona, sin embargo, no pude escuchar la discusión porque ya era tarde para almorzar.

Sábado 13 de febrero 2021 Tacto-Sentir

Los fines de semana entreno de tenis de campo a las seis de la mañana, salí de mi hogar a las 5:45, a esa hora el frio hace que sientas varias punzadas por toda la piel, tuve esa sensación incluso estando dentro del vehículo, el cual me transportaba al Complejo Deportivo El Salitre ubicado al lado del Jardín Botánico, cuando llegué allí, empecé a trotar, con el fin de que mi cuerpo se calentara, arribé a las canchas, la persona encargada de cumplir el protocolo de bioseguridad me aplicó gel desinfectante en las manos, se sentía algo viscoso, pero fue desapareciendo al distribuirlo por ambas manos, ya estaba en el terreno de juego, la baja temperatura quedó atrás, puesto que entré en ritmo de entrenamiento, agarré la raqueta, su mango está desgastado, por la cantidad de tiempo que lo llevo usándolo, fue algo carrasposo, si golpeaba una pelota a gran velocidad me raspaba la palma de mi mano derecha, incluso me salieron dos pequeños cayos. Uno de los ejercicios en el entrenamiento fue practicar el saque, agarré las pelotas, unas estaban ásperas, otras llevaban una gran cantidad de tiempo uso, por lo tanto ya eran lisas, con el paso de los minutos el cielo se despejaba, la luz del sol iluminaba mi cara, luego inicié a jugar puntos con mis compañeros, por ende, comencé a sudar, sentí mi frente pegajosa, al igual que mi cabello, tenía bastante calor a pesar de la fuerte corriente de viento, la practica finalizó, el polvo de la cancha se me pegó a las piernas, me dio una pequeña rasquiña en esa zona, a los pocos minutos, un ardor se apoderó de las plantas de mis pies, afortunadamente desapareció al momento de quitarme las medias y los tenis deportivos.

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