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Tipos de suelos en mexico

GaBriell ZapataEnsayo2 de Septiembre de 2015

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La geología es esencialmente historia. El suelo, la parte exterior de la corteza terrestre, está constituida  por una capa de material fragmentado. Es un sistema complejo el cual se forma por la internación continua de la materia.

En México los tipos de suelos como los leptosoles, regosoles y calcisoles ocupan gran parte de nuestro país lo cual impide un mejor aprovechamiento agrícola en el norte del país. Los suelos fértiles ocupan un mínimo porcentaje, lo cual hace una mayor explotación principalmente al sur de nuestro país.


TIPOS DE SUELOS EN MEXICO

El territorio que hoy es México ha sufrido una compleja historia geológica. Áreas considerables del territorio nacional emergieron del fondo oceánico, como casi todo el oriente del país; mientras que otras han sido conformadas, en gran medida, por la actividad volcánica, como el cinturón de volcanes que corre de Colima hacia el centro de Veracruz, así como la península de Baja California que ahora lentamente se separa del resto del territorio. En nuestro país coexisten rocas que datan de millones de años con suelos que no han cumplido una decena de años. Producto de esta historia geológica es la alta diversidad de rocas, con características y orígenes distintos, que han interactuado de formas diferentes con el agua, el clima y la biota que habita en su región, dando como resultado una capa superficial muy importante para la vida conocida como suelo.

Los Histosoles y Antrosoles, de origen orgánico, o formados por influencia humana, son difíciles de separar en las zonas lacustres de Xalatlaco, Estado de México y en las chinampas de Xochimilco, Distrito Federal.

 Los Andosoles, desarrollados sobre materiales volcánicos se orientan principalmente hacia las sierras volcánicas o estratovolcanes aislados del Eje Neovolcánico y en algunos casos a lomeríos de basalto o de aluvión antiguo.

 

Los Arenosoles formados generalmente a partir de rocas de textura gruesa o por transporte eólico de arenas, están distribuidos principalmente en campos de dunas y llanuras desérticas de los Llanos de la Magdalena, en los médanos del norte de Chihuahua y en los Desierto de Altar y el Vizcaíno. Los Gleysoles se distribuyen principalmente en Llanuras aluviales costeras de tipo inundable en Veracruz y Tabasco. Los Fluvisoles pueden tener dos orígenes principales: los abanicos fluviales en bajadas y terrazas de la Península de Baja California, o por influencia de escurrimientos y desbordamientos frecuentes en áreas con importante caudal.

Los Acrisoles son encontrados alternadamente con Plintosoles y Luvisoles hiperdístricos en las zonas más tropicales de las Sierras Orientales de Oaxaca, Sierra de los Tuxtlas y Sierra Sur de Chiapas. Los Ferralsoles y Plintosoles están aún en proceso de reconocimiento cartográfico regional aunque se tienen fuertes evidencias de su aparición: los primeros en las regiones más lluviosas de México, con más de 4500 mm de precipitación anual en la Sierra Norte de Chiapas, los segundos en climas más secos y que en la época anterior fue un climas más húmedo. Los Lixisoles ocupan apenas el 0.06% de los suelos dominantes, sin embargo ocupan una gran parte de la estratégica zona tequilera conocida como el triángulo de oro del Agave, que comprende una gran meseta entre Atotonilco, Tepatitlán, Arandas y Jesús María, dentro de los Altos de Jalisco.

Los Solonchaks se distribuyen en llanuras costeras salinas asociadas con ciénegas, deltas, playas y barras; también en vasos lacustres y llanuras desérticas como la Laguna de Mayrán (donde también se encuentran frecuentemente Solonetz). Los Gypsisoles se distribuyen en las llanuras desérticas de Coahuila y el norte de San Luis Potosí, así como zonas bajas de la Sierra de la Paila.

Los Durisoles y Planosoles forman complejos edáficos muy difíciles de separar aún en escalas más detalladas que 1:250,000, esto ocurre especialmente en las llanuras de piso cementado y algunas mesetas basálticas bien erosionadas en los Altos de Jalisco y las Llanuras de Ojuelos y Aguascalientes.

Los Kastañozems y Chernozems se localizan en las llanuras semidesérticas dela Mesa del Centro, y la Llanura Costera Tamaulipeca. Existen vestigios de Criosoles en las zonas de reciente deshielo en los Volcanes Popocatépetl, Iztaccíhuatl y Pico de Orizaba. También existen suelos que cumplen los criterios de diagnóstico de WRB para el grupo Podzol en los Bosques Mesófilos de la Sierra Norte de Oaxaca sin embargo, los datos no son suficientes para representar cartográficamente los grupos Criosol y Podzol a escala regional.

En términos de conservación ambiental, la diversidad morfológica de los suelos (profundidad, densidad aparente y estado del carbono orgánico) hace posible que México disponga de una reserva aproximada de 13 mil millones de toneladas de CO concentrada en siete lugares estratégicos para su preservación: la Sierra Juárez y la selva de los Chimalapas en Oaxaca, las Sierras Volcánicas de Michoacán y el Estado de México, el Carso Huasteco, la región de Chiconguiaco en Veracruz, las cañadas de la Sierra Madre Occidental, las hondonadas y costa norte de la Península de Yucatán, así como la selva lacandona y la Reserva del Triunfo en la Sierra Norte de Chiapas.

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ESTRUCTURA Y TEXTURA DE LOS SUELOS.

En el horizonte A del suelo predomina la fábrica textural. En el horizonte B hay equilibrio entre textura y estructura. En el horizonte C predomina la fábrica estructural. Los horizontes A00 y A0 son suelo residual incompetente para fundaciones, donde no se reconoce la macro fibra de la roca. Los horizontes A1, A2 y A3 son roca completamente meteorizada donde se conservan los rasgos de la roca. Estos son los horizontes VI y V, yendo de la superficie hacia abajo. En ellos la estabilidad está gobernada por al fábrica textural. El horizonte B1, y en ocasiones B2, muestra roca altamente meteorizada con fragmentos desmenuzables. Este es el horizonte III donde el suelo predomina sobre la roca. El horizonte B3, y en ocasiones B2, muestra roca moderadamente meteorizada con fragmentos no desmenuzables. Este el horizonte IV, donde la roca predomina sobre el suelo. El horizonte C muestra en la parte superior roca débilmente meteorizada y en la parte inferior roca fresca competente para fundar. Se requieren explosivos para excavar este horizonte. Estos son los horizontes V y VI respectivamente, en los que predomina la fábrica estructural. La roca como material primario de los suelos tiene un alto grado de variabilidad, la que se manifiesta en las características físicas, químicas y estructurales de los suelos. Así, si un granito da origen a suelos arenosos, el basalto, a suelos arcillosos. En el primer caso predomina el cuarzo y la acidez del suelo, y en el segundo disminuyen, dando paso al hierro, al aluminio y a los minerales básicos. Estructuralmente, los agregados de partículas de suelo, en los que participan arenas, limos y arcillas, se forman merced a la arcilla y la materia orgánica que actúan como cementantes de los “terrones”. De la proporción de partículas finas en el suelo, se crearán condiciones más o menos favorables para el movimiento de agua capilar, existirá o no un buen drenaje del suelo y se tendrá un suelo de relativa plasticidad, nivel de cementación y porosidad. La fertilidad del suelo, es decir, la presencia de elementos nutrientes para las plantas, depende no sólo de la roca madre, y minerales presentes, sino de los niveles de alteración que alcancen. La fertilidad, se puede traducir en productividad si las condiciones físicas y químicas garantizan elementos nutritivos abundantes al alcance de las plantas. Los suelos arcillosos, de pobre aireación, de capa freática alta y fluctuante, crean dificultades para el buen desarrollo radicular.

La textura del suelo se refiere a la proporción en que se encuentran las partículas finas, pudiendo ser el suelo arenoso y suelto, el que por regla general es liviano; franco-limoso, suelo que por regla general resulta entre liviano y pesado, y suelo arcilloso, el que resulta pesado en razón de su densidad.

CLASES DE SUELOS.

Se pueden distinguir trece clases de suelos, de las cuales se darán indicaciones generales sobre procesos de formación, principales variaciones y posibilidades de utilización.

  • Suelos minerales brutos. Comprende suelos de desiertos calientes y de desiertos fríos. La falta de evolución puede ser debida a causas climáticas. Estos suelos pueden ser suelos con minerales brutos organizados y no organizados y pueden ser suelos con minerales brutos blandos o macizos y compactos.
  • Suelos poco evolucionados. Comprenden suelos no climáticos, climáticos y orgánicos. Esta clase agrupa los suelos en los cuales la alteración de los minerales primarios queda limitada y la diferenciación de los suelos es poco discernible, salvo la del horizonte superficial humífero. Es evidente que no existe horizonte B por lo que el perfil es del tipo A C.
  • Vertisoles. Son suelos de regiones cálidas bastante húmedas con prolongada estación seca. Tienen color muy oscuro no por materia orgánica sino por su forma de fijación sobre la arcilla, la que siendo expansiva en proporción supera el 30%. Durante el período seco el suelo se agrieta y los pequeños poliedros caen dentro de las grietas de contracción. En estado húmedo los vertisoles son plásticos y pegajosos.
  • Andosoles. Están asociados a materiales volcánicos (tefras). Son suelos muy negros, friables y caracterizados por la abundancia de productos amorfos en su fracción mineral. Su densidad aparente es baja (0,8) pero el contenido de agua del suelo in situ puede alcanzar el 200%. Presentan propiedades tixotrópicas muy destacadas, pH ácidos (4 a 6) y materia orgánica estable.
  • Suelos calcimagnésicos. Su génesis está dominada por la presencia de carbonatos y sulfatos de calcio y magnesio. Están asociados a rocas calcáreas, dolomíticas o yesosas. Si el suelo es cálcico, el perfil es de poco espesor y tipo A-C, generalmente. En climas muy húmedos templados los suelos sobre calizas duras son ácidos. A menudo los suelos calcimagnésicos son deficitarios en nitrógeno a pesar de un buen contenido de humus y son pobres en fósforo asimilable porque este elemento se encuentra precipitado en forma insoluble.
  • Suelos isohúmicos. El contenido de materia orgánica decrece con la profundidad, pero se mantiene considerable. Es un humus de estepa rico en nitrógeno y ácidos húmicos grises. Su vegetación es a veces de gramíneas y otras de arbustos. En ellos es intensa la actividad biológica; la arcilla se presenta estable acumulándose ligeramente en profundidad, donde se concentra también la caliza. La definición y clasificación de estos suelos plantea el máximo de problemas en las regiones de clima caliente.
  • Suelos empardecidos. Comprende los suelos lixiviados y los suelos pardos. Estos suelos evolucionan bajo la acción de una materia orgánica que se descompone rápidamente, generando compuestos insolubles que afectan la arcilla y forman agregados relativamente estables. El hierro se libera parcialmente bajo la forma de hidróxidos que se unen a la arcilla y al humus. Son suelos típicos de regiones templadas y a veces de climas calientes semihúmedos.
  • Suelos podsolizados. En regiones de temperatura media bastante baja, a menudo con invierno muy frío y abundantes precipitaciones, bajo bosque de coníferas, los suelos presentan en superficie un horizonte de humus muy tosco y en profundidad un complejo enriquecido con humus pardo oscuro mezclado con materia mineral y sesquióxidos de hierro, ocre orín y aluminio de alteración. Aunque generalmente son suelos profundos, los que son ácidos y tienen humus muy burdo son muy poco fértiles.
  • Suelos con sesquióxidos metálicos. Esencialmente en los trópicos y zonas mediterráneas hay suelos rojizos y pardos, ricos en sesquióxidos metálicos de hierro e incluso aluminio y magnesio. Exhiben concreciones metálicas y caparazones endurecidos. Esta excepcional riqueza de sesquióxidos se debe a una alteración muy apurada de los minerales de la roca bajo la influencia de un clima suficientemente caliente y húmedo, en presencia de materia orgánica, que se descompone rápidamente.
  • Suelos fersialíticos. Comprende suelos rojos y pardos fersialíticos y suelos ferruginosos tropicales. Son suelos con sesquióxidos de hierro, un humus muy evolucionado y presencia de un complejo arcilloso de illita dominante con caolinita y montmorillonita e incluso vermiculita. Son ricos en goethita, hematita y complejos de hierro-sílice. Los ferruginosos tropicales son muy ricos en hierro libre y se forman en clima tropical semihúmedo con larga estación seca y en ambiente de sabana arbustiva o arbórea. Se dan en ambientes atemperaturas entre 20 y 25 °C y bajo precipitaciones de 1000 a 1500 mm anuales, mientras los fersialíticos se forman en climas con temperaturas entre 13 y 20 °C y precipitaciones entre 500 y 1000 mm anuales.
  • Suelos ferralíticos. Estos suelos que presentan acorazamiento, se dan en climas con temperaturas entre 25 °C y la máxima y precipitaciones de más de 1500 mm. En el trópico bajo sabana, el suelo más frecuente es de tipo ferruginoso, por el clima, pero bajo bosque, casi siempre el ferralítico es el más abundante, es más profundo y coloreado, con mejor estructura y más friable. Los suelos ferralíticos se forman por la rapidísima descomposición de la materia vegetal, la acelerada alteración de los minerales de la roca madre y el elevado arrastre de bases y sílice. Forman tierras profundas, salvo en regiones tropicales suficientemente húmedas donde se presenta el acorazamiento por la liberación de óxidos e hidróxidos hierro, manganeso, aluminio, etc.
  • Clase de suelos hidromorfos. Los fenómenos de excesos de agua en el suelo se pueden producir en suelos muy diversos. Ello supone un déficit de aireación que dificulta la oxidación y facilita la reducción microbiana. El hierro y el magnesio son más solubles en estado reducido y migran al interior del perfil formando concreciones, caparazones o manchas de color vivo. También migran todas las sales solubles mientras la materia orgánica se oxida lentamente para transformarse en turba.
  • Clase de suelos salsódicos. Las sales solubles aumentan la presión osmótica y son principalmente cloruros, sulfatos y carbonatos de sodio, magnesio, calcio y menos frecuente, de potasio. Las sales solubles aumentan la conductividad de la zona saturada y el suelo se hace salado manifestándose su estado en la vegetación. El sodio, extremadamente móvil se fija sobre el complejo arcilloso degradando su estructura que se hace difusa. En presencia de agua dulce la arcilla sódica se hidroliza y el horizonte superficial se convierte en un barro pero en la de agua salada o cuando el suelo se seca, la arcilla seflocula tomando una estructura prismática o cúbica.

PROCESO DE DEGRADACIÓN DEL SUELO

Las arcillas son minerales secundarios Derivados de aluminosilicatos, o también roca clástica y suelta, que además de minerales de arcilla tiene cuarzo sin brillo, con constitución terrosa y que al admitir agua se vuelve plástica. Como mineral puede ser principalmente caolinita, illita o montmorillonita, salvo cuando está en procesos de formación amorfa.

Del proceso de meteorización de los silicatos y la acción del H2CO3, se obtienen minerales de arcilla y otros que dependen de la roca madre, del deslave de bases y del clima, principalmente, así: cuarzo y micas de los que posteriormente se deriva sílice en solución; carbonatos de Na, Ca y K, de los que posteriormente se obtiene la calcita, y carbonatos de hierro y magnesio, de los que se deriva la limonita y la hematita.

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