Trabajo emociones
Enviado por mariorb_95 • 10 de Julio de 2018 • Trabajo • 17.518 Palabras (71 Páginas) • 226 Visitas
En este análisis debemos situar el tema en un conjunto de conocimientos lo más sólido posible, se establecen las relaciones más significativas entre los elementos teóricos aportados, es un análisis y comparación de las distintas teorías y autores según áreas de estudio, se integra y relaciona la información a la que hemos accedido, supone el marco de referencia para la interpretación de resultados.
Se puede hacer una organización sintética de la información recopilada en la revisión teórica, para ello se pueden utilizar distintos procedimientos para la valoración de la información:
o Cuadros comparativos.
o Mapas conceptuales.
o Cuadros de síntesis y agrupamiento de información en unidades dedatos.
o Diseño de gráficos o diagramas.
Se debe hacer una síntesis entorno a categorías y subcategorías de análisis. Una vez realizada una densa revisión acerca de conceptos como son la “Inteligencia Emocional” y el de “Rendimiento académico”, hablaremos en este apartado donde analizaremos las posibles relaciones existentes y si posible influencia de la primera sobre la segunda. Es por ello, que en este punto se expondrán de manera resumida algunos estudios interesantes acerca del tema tratado en el presente trabajo: el desarrollo de las emociones en Educación Infantil
En los últimos años, una de las líneas de investigación que más interés ha suscitado es el del papel que juegan las emociones en el contexto educativo (Jiménez y López-Zafra, 2009). A continuación vamos a analizar los resultados de algunas investigaciones que intentaron determinar si la inteligencia emocional ejerce una influencia directa en el éxito académico de los estudiantes.
- En el estudio de Gil-Olarte, Palomera y Brackett (2006) encontraron correlaciones significativas entre Inteligencia emocional y rendimiento académico en estudiantes de educación secundaria.
- Sin embargo el estudio de Chico (1999) en España o los derivados del estudio de Newsome, Day y Catano (2000) y los de Austin, Evans, Goldwater y Potter (2005), todos ellos sólo han encontrado un apoyo muy limitado o incluso nulo respecto a la hipótesis de la influencia de la Inteligencia emocional sobre el rendimiento escolar en adolescentes, y en estudiantes de primer curso de medicina en cuanto al estudio de Austin et al. (2005).
- Estudios americanos sobre población universitaria, como son los de Schutte et al. (1998) avalaron relaciones directas entre inteligencia emocional y rendimiento académico. Llevaron a cabo un estudio longitudinal en el que los datos demostraron que las puntuaciones en Inteligencia emocional predecían significativamente la nota media del alumnado.
- En la misma línea, Barchard (2000) realizó un estudio con estudiantes americanos de psicología. Evaluó la inteligencia emocional con pruebas de habilidad, pero ésta vez controlando variables cognitivas (habilidad verbal, razonamiento, visualización, etc.) junto con variables de la personalidad (Neuroticismo, Extraversión, Apertura, Amabilidad y Responsabilidad). Los resultados mostraron que la inteligencia emocional se suma a las habilidades cognitivas como predictor no sólo del equilibrio psicológico sino también del logro escolar. Sólo algunas de las medidas de la inteligencia emocional parecían tener valor predictivo respecto al éxito académico, pero ninguna de ellas por sí sola se situaba por encima de variables cognitivas o de personalidad.
- Por otro lado, Guil y Gil-Olarte (2007) encontraron que la Inteligencia Emocional presentaba capacidad predictiva de manera estadísticamente significativa respecto a la autoeficacia del rendimiento, es decir; la creencia del sujeto sobre su propia capacidad de lograr unos buenos resultados académicos. Pero también, sobre la constancia, es decir; en el sentido del tiempo y esfuerzo dedicado para llevar al día las tareas.
Otra línea de investigación que también está adquiriendo mucha importancia hoy en día, es la que establece una relación indirecta entre inteligencia emocional y rendimiento, mediada por los efectos del equilibrio psicológico (Jiménez y López-Zafra, 2009).
- Un ejemplo de ello, serían estudios recientes realizados en España por Extremera y Fernández-Berrocal (2001) en estudiantes de la E.S.O. En los que se ha constatado que la Inteligencia Emocional tiene un efecto mediador, es decir; no tiene relación directa con el rendimiento académico sino a través de los efectos de la buena salud mental de los estudiantes. Los resultados mostraron nuevamente que los altos niveles de inteligencia emocional predecían un mayor “bienestar psicológico y emocional” (menor sintomatología ansiosa y depresiva y menos pensamientos intrusivos). Concretamente la “inteligencia intrapersonal” influía significativamente sobre la salud mental de los estudiantes, y este equilibrio emocional a su vez afectaba al rendimiento académico final.
- Petrides et al. (2004) quisieron averiguar cómo la inteligencia emocional podía influir sobre el rendimiento de algunas asignaturas que requieren establecer objetivos relacionados con el afecto. Los resultados evidenciaron que esto era así en determinadas materias, especialmente en la de inglés, mientras que nula en otras como matemáticas o ciencias.
Después del éxito de este estudio los autores proponen que se tenga en cuenta para futuras investigaciones.
- Austin et al. (2005) señalan la importancia de tener en cuenta los rasgos de la personalidad (como lo son la Extraversión o el Neuroticismo) en la influencia en la Inteligencia emocional y éxito académico, ya que los resultados de algunos estudios revelan el “factor Responsabilidad” como gran predictivo del éxito académico. Este factor hace referencia a la competencia y orientación al logro. Otro hallazgo, bastante consistente es el de que se observa una relación negativa entre rendimiento y Neuroticismo. Muy probablemente relacionado con los niveles de estrés y ansiedad (Extremera y Fernández-Berrocal, 2001).
- Finalmente, Vallés y Vallés (2000) afirman que queda patente a través de numerosos estudios realizados hasta ahora, la fuerte relación entre variables como la auto-eficacia y autorregulación emocional del alumno con el rendimiento académico.
Para Therer (1998), cuando se conoce como aprenden los y las estudiantes es que el esfuerzo de la enseñanza podría tener algún efecto positivo, este aprender no depende únicamente de las capacidades cognitivas de los y las educandos, sino de sus disposiciones emocionales, dado que el o la docente es más que un mero transmisor de información, es un creador o creadora de espacios de aprendizaje y le corresponde gestionar las condiciones que posibiliten organizar las situaciones de aprendizaje las cuales dependen de al menos cuatro factores ligados a los y las estudiantes:
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