Un Milagro Para Lorenzon

Esta película nos muestra la historia basada en la vida real de una familia normal y de futuro

promisorio en la que todo parecía indicar que así sería, sin embargo, no fue sino hasta los 5

años del hijo en los que le diagnosticaron la noticia fatal de una extraña enfermedad mortal que

padecía su pequeño hijo.

La negativa de aceptar el fatal diagnóstico de su amado hijo fue lo que determinó un cambio

radical en la vida de los tres Michaela (mamá),

Augusto (papá) y Lorenzo, el pequeño.

La noticia de los doctores fue directa, el tiempo de vida para Lorenzo había iniciado la cuenta

regresiva, el proceso posterior

, la negativa ante la aceptación de una noticia tan dura y desde luego el

amor por su pequeño marcó el inicio de todo un proceso de investigación basado en la casi nula

información de la enfermedad y ante el pesimismo y conformismo de mucha gente, la indiferencia

de otra y apoyados siempre en una labor de fe, entraron los padres de Lorenzo en terrenos

desconocidos para ellos.

Una carrera ante lo desconocido, contra corriente, contra todo pronóstico y contra los que se

llamaban “expertos” en la materia... El inicio fue relativamente simple y hasta lógico (problema), la lo

que ocasionaba la enfermedad adrenoleucodistrofia (ALD), era la acumulación de ácidos grasos que

destruía la capa blanca del cerebro la lógica les decía que entonces había que destruir esos ácidos

grasos antes de que ocasionaran daños mayores (hipótesis).

La realidad no fue tan simple, los ácidos grasos sólo podían ser eliminados y/o controlados con

un aceite poco común llamado oléico pero no existía alguno que fuera comestible y podría ser

tóxico para el ser humano. Los Odone (los papás de Lorenzo) siguieron con la recolección de

información, realizaron colectas e impulsaron congresos con personalidades reconocidas en el

mundo de la medicina y que habían tenido contacto previo con el

ALD, recabaron fondos e

invitaron a distintos laboratorios para que fabricaran el aceite que se necesitaba.

Una vez superado este problema y ya que se tenían casi 40 litros del aceite,

todavía había que realizar pruebas convincentes (y en humanos) de que

realmente fuera funcional. La madre de Lorenzo se ofreció como

voluntaria para recibir el aceite, utilizar su cuerpo para

observar las reacciones y medir los niveles de

ácidos grasos en su propio cuerpo

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