Una realidad jamás contada, un futuro incierto y una sociedad hipocrita e ingenua

Una realidad jamás contada, un futuro incierto y una sociedad hipocrita e ingenua

Vamos a conocer 2 historias en 2 escenarios diferentes, así que comenzamos con nuestra primera historia empezamos en el barrio el Virrey detrás de las piscinas, aquí la gente la verdad no le importa mucho el virus ya que llegue a ver diversas cosas que me dejaron sorprendió al ver la lógica que tenemos muchos Colombianos, los niños jugaban y montaban en el parque, algunos no llegaban a tener su tapabocas puesto y a sus padres no les importaba de a mucho incluso llegue a ver una niña que al pasar un agente de policía se quito el tapabocas y comenzó a hacer burlas riéndose y tomando el virus como un juego.

Aquí me llamo la curiosidad y la inquietud de entrevistar un poco a un vendedor de bonice, su nombre es Martin Albertin y desde hace 5 años viene trabajando y vendiendo su productos recorriendo diferentes parques y sitios, me conto que sale todos los días de 11 de la mañana a 6 de la tarde aguantando desde sed hasta calor por los inmensos calores que se han dado, sus ganancias varían mucho ya que por cada bonice vendido gana cierta parte por ejemplo vendiendo uno de 200 gana 60 pesos y vendiendo uno de 700 gana 100 pesos con el que mas gana son las popetas llegando a obtener 160 pesos. Como dije esto varia mucho llegando a ganar en buen día 6000 o 8000 pesos, en uno malo solo consigue 2000 pesos.

Dice que al empezar la cuarentena sufrió mucho por el hecho de que no podía salir a vender su producto ganando simplemente 500 o nada en un día, esto lo ponía muy triste ya que es una persona la cual vive sola en una habitación donde solo tiene su cama y televisor, la señora del primer piso le da de ves en cuando alimentos o comida ya que ha llegado a aguantar hambre al no hacer sus ventas, a pesar de todo esto lo veía como una persona alegre que hace su trabajo con pasión y emoción tomando medidas adecuadas de protección como lo son usar su tapabocas, guantes ,desinfectar el dinero e incluso el producto a la hora de dárselo a sus clientes.

Me cuenta también que en ocasiones le da miedo salir ya que ve todos los casos que hay y le da miedo ser contagiado o dar positivo para el virus, pero a pesar de esto sale a trabajar por que no ve otra opción por el hecho de que tiene que pagar en ocasiones sus alimentos y servicios, no ha sido afortunado al no recibir ningún apoyo del gobierno hablando que hubo un día en el cual se pusieron a repartir mercados por la otra cuadra de su hogar pero al estar trabajando y no poder ir a su hogar, desafortunadamente no pudo recibirlo esto fue algo que lo dejo muy triste y desanimado.

Con un todo de voz triste me dijo que estudiara ya que es lo único que puedo hacer para no terminar como el, pero yo con una sonrisa le conteste;

- Ser como tu no es nada malo, por el contrario, es algo de admirar como alguien a pesar de todo trata de salir adelante, eres una persona de admirar.

Con lagrimas me regalo un bonice y me dijo que gracias por haberlo escuchado algo que me alegro en el interior, espero es que le valla bien en estos meses que vienen y poder seguir viéndolo y hablar con él.

¿Una historia bonita y curiosa no lo creen? Ahora nos vamos a trasladar al barrio las Margaritas en Alfonso López, más específicamente en unas canchas de futbol cerca de un caño sé que suena imprudente, pero en los últimos días habia ido a jugar junto a unos compañeros futbol a esas canchas, siempre estaba lleno de gente esperando su turno para jugar desde niños hasta adultos y como es costumbre los niños no llevaban su tapabocas y a sus padres no les importaba mucho, el caso fue que me llamo la curiosidad un grupo de niños que tenían entre 7 y 11 años que siempre iban a jugar después de * Trabajar *.

En este caso me acerque al niño David Rodríguez, era un niño orgulloso confiado

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