Uniminuto
Enviado por geraldin06 • 6 de Mayo de 2013 • 594 Palabras (3 Páginas) • 321 Visitas
Padre Diego Jaramillo Cuartas cjm, Presidente de la Organización El Minuto de Dios
En El Minuto de Dios estamos tratando de guiar nuestra vida iluminados por diez lámparas de gran intensidad:
1 Amar. El amor es la fuerza que todo lo mueve. Como lo quiso Jesús, el amor es para nosotros el gran mandamiento. Debemos amar a Dios y al prójimo. A toda clase de personas, aún a aquellos que nos contradicen y nos atacan. De modo especial, amamos a los pobres, a los enfermos, a las personas vulnerables, y amamos a Colombia, nuestra Patria.
2 Orar y proclamar. Nuestro objetivo principal es anunciar a Jesucristo con la fuerza del Espíritu Santo. Para lograrlo, necesitamos conocer la Palabra revelada y necesitamos orar. En nuestro trabajo, queremos estar siempre acompañados y protegidos por Dios. Queremos ser hombres y mujeres de fe. Los ateos, los escépticos, los incrédulos no encuentran en El Minuto de Dios su lugar apropiado.
3 Comprometernos. Aunque nos falten la luz, el pan y el agua, nunca nos deben faltar los pobres. Pero no sólo como palabras hermosas, sino como metas de nuestra búsqueda y nuestro compromiso. Son nuestra opción preferencial: no únicamente como un tema de reflexión, sino como las manos que se nos tienden con la esperanza de que les demos las nuestras.
4 Servir. El padre García Herreros nos dijo: “Que nadie se quede sin servir”. Somos ministros del desarrollo integral. No queremos ser apáticos, sino activos y entusiastas constructores de un país nuevo a base de justicia, de libertad y de paz. Como Jesucristo, debemos estar para servir y no para ser servidos. Debemos ser artesanos de la verdad, a base de sencillez y de humildad.
5 Trabajar. El trabajo no es una maldición ni un castigo. Es la oportunidad que Dios nos brinda de colaborar en su obra creadora. Por eso no podemos escatimar esfuerzo ni desperdiciar el tiempo ni rehuir las posibilidades de empeñarnos, con lo que somos, sabemos y tenemos, en ayudar a los demás.
6 Colaborar. No vivimos solos en el mundo. Formamos parte de una sociedad y de una Iglesia y, además, nos integramos en una organización. En ellas nos consideramos hermanos y miembros de un gran equipo. Necesitamos también aliarnos con otras entidades que persigan objetivos parecidos a los nuestros.
7 Dar. El Minuto de Dios ha vivido de la generosa contribución de muchos amigos y del esfuerzo de sus empleados. Pero lo que hemos recibido no es para conservarlo, sino para entregarlo. Queremos ser generosos, queremos superar la codicia y el egoísmo. Queremos desapegarnos gratuitamente de lo que gratuitamente recibimos de Dios y de nuestros bienhechores.
8 Ser honrados. En El Minuto de Dios no hay lugar para la corrupción ni para las indelicadezas. No es posible que olvidemos el ejemplo de pulcritud y desprendimiento de nuestro fundador. No necesitamos de lujos ni de boato. Somos canales cristalinos que dejan
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