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VISION DEL PERU


Enviado por   •  13 de Julio de 2013  •  3.622 Palabras (15 Páginas)  •  270 Visitas

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VISIÓN DEL PERU

Introducción

Para cualquier persona que tenga interés de analizar, estudiar, investigar, o en el caso más afortunado entender, la realidad del Perú, seguro no habrá empresa tan complicada y divertida para emprender.

Digo divertida principalmente, porque si estamos decididos a indagar sobre la realidad del país estaremos escudriñando en nuestra propia piel y sentiremos mucho escozor en el transcurso de la propuesta. Ese escozor será debido a los propios espejos que descubriremos camino al desarrollo del tema.

Y complicada seguramente, pues la realidad peruana es tan diferente a otras, como son diferentes las etapas por la que esta nuestra nación ha tenido que pasar.

Han habido muchos cambios bruscos a los que nos hemos debido acostumbrar, nadie sabe ¿por qué?, por lo menos podemos decir, que no somos la típica nación en la que no pasa nada año tras años, donde la economía es estable, donde el gobierno es casi perfecta, las estructuras sociales están perfectamente cimentadas, donde el ingreso per capita supera los 12 mil dólares, el nivel de alfabetización es del 100 % , donde la esperanza de vida es nonagenaria, no ese país no somos. Somos el divertido territorio de la informalidad y el cachineo político, somos algo así como el oasis en el desierto de la monotonía y la estabilidad humana.

Cuando decidí hacer este trabajo imaginé un cuento en el que la princesa era el Perú, y me esperaba en la torre del castillo quizás para que la conociera, pero en el recorrido caí en un pozo lleno de cocodrilos muchos de ellos hambrientos otros simplemente salvajes, pero todos decididamente peligrosos.

Empezaré este trabajo y será un intento para entender al Perú, ese que para sorpresa de muchos significa según la Real Academia de la Lengua “el ser de mucho precio o estimación”, término que vale un Perú.

Repaso histórico

El Perú es un país pluricultural y plurilingüe, eso no es novedad para nadie, pues no es un fenómeno de pocos años. Este país fue plurilingüe y multicultural desde épocas prehispánicas. Si bien con una relativa complementariedad entre pueblos distintos que compartían una matriz cultural común, esa diversidad que convivía en ese espacio denominado Tahuantinsuyo.

Ahora Somos un país que conforma “dos Perúes paralelos” el oficial y el marginado.

El oficial podemos deducir que es el de las instituciones gubernamentales, instituciones, sindicatos, universidades, Fuerzas Armadas y por supuesto la Iglesia.

Y el Perú marginal lo conforman los campesinos y la masas urbana, y todas las organizaciones y expresiones productivas, sociales que de estas se desprendan.

Esta marcada diferencia vino como un plus -otro término de moda incorporado en el léxico diario de los economistas sin necesidad de que ellos utilicen minus- en los barcos de los conquistadores.

Decididamente muchos de los problemas y forúnculos que posee la cara del actual Perú, fueron contraídas en la época de la colonia y se perennizaron e hicieron quistes que afectan hasta hoy, la salud de nuestra vida como república.

José Luis Rivarola expresó claramente : «El destino de un país de ancestrales raíces pluriculturales no puede construirse sobre la base de la represión y del glotocentrismo, sino de una armonización de posibilidades y derechos».

La jerarquización e institución repentina de una cultura completamente distinta causaron un trauma que ahora vive sus consecuencia. Como un niño que fue maltratado ahora somos un adulto con necesidad de terapia.

Así, podemos observar por ejemplo que los centros de colonización designados por los conquistadores, fueron las grandes ciudades, donde se concentraba todo el poder político y económico. De las ciudades se partía a cualquier otra provincia o futuro poblado a conquistar. Si bien el Cusco era la capital en el Incanato, la importancia que comenzaron a adquirir otras ciudades fue evidente.

Don Luis E. Valcárcel con pundonor indigenista diría siglos más tarde en su libro Tempestad en los Andes que los indios estaban listos para ocupar Lima. El sostenía: «Lima no es el Perú, el Perú es Cusco».

El profesor moqueguano sabía que las raíces históricas así lo indicaban pero la realidad ya era otra.

En la república, el Perú ya tenía las características centralistas que hasta ahora muestra. Era entonces la clase criolla la que se había convertido en la más poderosa y representativa y fueron además quienes buscaron la independencia pero sin preocuparse del resto del país, esa situación dibujaba a Lima como un todo representativo del Perú.

La nación se había convertido desde ese entonces en la Ciudad Jardín, con algunos apéndices en el interior del territorio.

Este fenómeno hacía que la representatividad de cada uno de los peruanos no se viera plasmada de ningún modo y sólo la clase privilegiada y ciudadana pudiera acceder a la facultad de todo habitante de una nación, que era la participación en la vida política de su país.

El filosofo alemán, radicado en México, Esteban Krotz señala: “...se estan produciendo en el trasfondo difuso pero efectivo de una idea de nación forjada de acuerdo con el modelo de la persona moral en el sentido de varios individuos considerados unitariamente, por eso también se ha afianzado, desde hace mucho tiempo, la convicción de que a cada nación corresponde un carácter nacional ,presente tanto en estereotipos populares como en estudios socio-científicos”

El carácter naciona,l era lo que reclamaban los marginados de esa época, pero como en toda historia existen fechas representativas donde estas desigualdades y olvidos se quiebran. Una de ellas después del descalabro económico de 1879, fue La Campaña de la Breña, que evidenció la existencia de los campesinos, pues su participación fue decisiva como la de cualquier otro peruano.

El presidente Prado, lanzó la primera convocatoria a todos los hombres hábiles para empuñar un arma, entre los 18 y los 60 años.

Los indigenenas tuvieron destacada participación en dicho combate.

De esta manera el campesino, osea el peruano marginado, había salido a luz y desde entonces su marginalidad la mantuvo pero cada vez fue más determinante en la conformación del nuevo Perú, ya sea en sus estamentos sociales económicos, políticos, culturales y religiosos.

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