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Violencia de las mujeres en Ayaucho en la época del terrorismo en e Perú

lindalibertadMonografía5 de Septiembre de 2016

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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ

ESTUDIOS GENERALES LETRAS

TRABAJO INDIVIDUAL

Título:

“Violencia contra las mujeres campesinas del departamento de Ayacucho en la época        del  terrorismo en el Perú desde 1980 al 2000 y consecuencias sociales”

Nombre:

Linda Libertad Medina Herrera

Tipo de evaluación:

Trabajo final

Curso: Taller de Escritura e Interpretación de Textos

Horario: LIN 126

Comisión: --

Profesor: Paloma Pinillos

Jefe de Práctica: --

SEMESTRE 2016-1

Esquema numérico

  1. Introducción 
  2. Violencia contra la mujer campesina ayacuchana en la época del terrorismo en el Perú (1980-2000)

2.1. Violencia ejercida por parte de las Fuerzas Armadas 

2.2. Violencia ejercida por parte de los grupos subversivos

  1. Consecuencias sociales de la violencia contra la mujer campesina ayacuchana en la época del terrorismo en el Perú (1980-2000)

3.1.   Desintegración familiar

3.2.   Movimientos migratorios a la ciudad

  1. Cierre

El conflicto armado interno más devastador de la historia del Perú, se originó en el poblado de Chuschi en el departamento de Ayacucho. En este poblado, el 17 de mayo de 1980,  Sendero Luminoso perpetra su primer atentado que consistió en la quema de ánforas de dicha comunidad. Este atentado fue el inicio de una guerra popular que duraría más de 20 años; sin embargo, los años más fuertes de este conflicto se dieron entre los años 1980 y 2000.Entre estos años este generó muchos daños a la sociedad desde pérdidas humanas; hasta, materiales. De esta manera, también lo señala el Informe final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación  “La CVR estima que la cifra más probable de víctimas fatales de la violencia es de 69,280 personas. Además, provocó enormes pérdidas económicas expresadas en destrucción de infraestructura y deterioro de la capacidad productiva de la población y llegó a involucrar al conjunto de la sociedad.”(2003:1).En este conflicto la sociedad, sobre todo los pueblos de la zona sierra del país, quedaron indefensos, ya que eran atacados tanto por el grupo subversivo Sendero Luminoso y las Fuerzas Armadas. Estos dos grupos violentaron a todos los pobladores; sin embargo, estos actos de violencia eran distintos para los varones y las mujeres, y por lo tanto tuvieron consecuencias diferentes. Los pobladores más afectados por esta guerra interna fueron ayacuchanos. En el presente trabajo se desarrollará la violencia contra las mujeres campesinas del departamento de Ayacucho en la época del  terrorismo en el Perú desde 1980 al 2000 y sus consecuencias sociales.

La violencia contra las mujeres campesinas, en las zonas rurales del departamento de Ayacucho, en la época del terrorismo en el Perú en los años de 1980 al 2000, fue ejercida tanto por  Sendero Luminoso (SL), y las Fuerzas Armadas. Estos grupos violaron los derechos de estas mujeres sometiéndolas a amenazas, torturas, ejecuciones y violaciones sexuales.. La mayoría de estas eran mujer eran quechuahablantes que vivían en pueblo rurales marginados en condiciones de pobreza. De hecho, las personas que vivían en ese tipo de zonas estaban más propensas a ser violentadas que las personas que vivían en las zonas urbanas. Como hacen referencia Elena C. y Lucía M. Alvites en su artículo, “Desde el inicio de la guerra, la sola pertenencia a este grupo humano incrementaba las probabilidades de ser objeto de la acción contrasubversiva del Estado y, consecuentemente, de ver lesionados irreversiblemente sus derechos humanos” (2007:130) .Esto se daba, principalmente, por la fragmentación política, cultural y económico del estado. A esto se añade la centralización del país y la incapacidad por parte del Estado para proteger  estas zonas tan propensas a ataques y olvidadas por este. .

El abuso sexual hacia las mujeres campesinas ayacuchanas fue el delito más realizado por ambos grupos en conflicto; sin embargo, las Fuerzas Armadas fueron responsables de la mayoría de caso como lo ha constatado La Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), en el capítulo II del Informe Final, que los agentes del Estado fueron los principales responsables del delito de violación sexual, siendo el 86% de los casos atribuidos a éstos.( 2003:45). El testimonio de la ayacuchana Giorgina Gamboa García  confirma los abusos por parte de las fuerzas armadas  “ […] Después de... después de la noche se entraron los, los militares, las Senchis, quentraron, durante toda la noche golpiarme, maltratarme, tú tines que hablar, tú las has visto, tú eres es terroco, tú tines que hablar. […] a mí me violaron, durante la noche […] yo estaba totalmente maltratada, esa, esa noche me violaron siete eran, siete, siete militares o sea los siete Sinchis entraron violarme.” (CVR:2002) Como atestigua  Giorgina las mujeres eran maltratadas física (golpes, violaciones, entre otros) y psicológicamente (amenazas, insultos, etc.) por parte de los militares.

Estos abusos se emplearon, principalmente, en cuatro circunstancias. En primer lugar, estos actos fueron empleados como estrategias de guerra que tenían el objetivo de reprimir y convencer a los pobladores que no debían apoyar por ninguna circunstancia al grupo subversivo; además, creían que si maltrataban a los ciudadanos Sendero Luminoso iba a apaciguar su ataque. En segundo lugar, los militares abusaban de las mujeres que detenían en los cuarteles. Era una forma de torturar a aquellas que pertenecía o las cuales eran sospechosas de pertenecer a Sendero Luminoso para que les brinden información sobre este grupo. En tercer lugar, también violaban a las esposas de pobladores que pertenecían o eran sospechosos de pertenecer a SL, era una forma de castigo. Finalmente, estos abusos también eran presenciados cuando las mujeres iban a las dependencias militares a preguntar sobre sus hijos (as) o esposos , muchos de ellos inocentes, eran humilladas e insultadas y las amenazaban con desaparecerlas o matarlas para que no denuncien los actos de abusos cometidos contra su persona.

La razón por la cual estos abusos  fueron permitidos fue porque el Estado le dio mucho poder a las Fuerzas Armadas sobre la población. Así lo señaló Ciro Alegría, asesor de la Comisión de la Verdad y Reconciliación en el documental del IDL: “Un país fragmentado dónde los políticos se desentienden, sistemáticamente, del asunto de seguridad interior y la defensa y dejaron todo el poder a los militares”(2006). En diciembre de 1982, los distritos de Huamanga, Huanta y Víctor Fajardo pertenecientes al departamento de Ayacucho, hasta ese momento declarados en emergencia por el presidente Fernando Belaúnde Terry, fueron controlados totalmente por los  comando políticos - militares. Esto generó una relación vertical entre las Fuerzas Armadas y los pobladores de estas zonas rurales y permitió el abuso de autoridad por parte de las fuerzas del orden, sobre todo el abuso hacia las mujeres campesinas. Esto, a su vez, generó desconfianza en la población del grupo que se encargaría de protegerlos.

Los grupos subversivos también violaron los derechos de las mujeres campesinas a través de torturas, amenazas, desapariciones de familiares, ejecuciones y violaciones. Este último  fue  utilizado por este grupo en menor medida, ya que tenían algunas normas sobre esta acción como lo señalan Elena C. y Lucía M. Alvites en su artículo: ¨En el caso de los grupos subversivos, la violación sexual fue la forma de violencia sexual a la que menos recurrieron, incluso en el interior de los grupos se encontraba prohibida y acarreaba sanciones. Sin embargo, ésta fue una norma que se aplicaba a los combatientes mas no a los líderes, ni estaba referida a la población civil.” (2007:133)

Este abuso sexual se empleó con mujeres que pertenecían al partido como estrategia de guerra que consistía en la unión forzada de sus miembros con el objetivo de crear lazos afectivos más allá de los lazos que poseían por la ideología política.

Las mujeres campesinas ayacuchanas  también  fueron víctimas de desapariciones forzosas por parte de Sendero Luminoso y las sometía a su régimen de obediencia. La mayoría niñas y jóvenes fueron secuestradas y  reclutadas en sus centros de concentración. Estas eras obligadas a realizar distintas actividades (cocinar, lavar, entre otros) a favor de los camaradas y combatientes, además muchas de ellas eran forzadas a unirse con miembro de Sendero Luminoso y las mantenían en sus filas contra su voluntad.

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