Violencia social, ¿una problemática social o algo más?
Enviado por kiki • 16 de Noviembre de 2021 • Ensayo • 1.533 Palabras (7 Páginas) • 78 Visitas
Violencia social, ¿una problemática social o algo más?
Todo aquello que genere malestar social, ocasiona un impacto que dependiendo de las acciones que lleve a cabo la sociedad para intentar “erradicarlo” tendrán resultados negativos, o directamente positivos. Dicho malestar puede afectar a grandes masas de personas, e incluso grupos más pequeños, lo importante es que, eventualmente forja una barrera de desequilibrio entre lo social y lo psicológico, ya que, genera daños en ambos ámbitos, pero ¿Qué problemática social puede traer consecuencias en ambos ámbitos? La respuesta es, la violencia social y generalizada. La cual, según Richard Tremblay (2012) “Se refiere a cualquier tipo de violencia con impacto social cometida por individuos o por la comunidad”. Estos actos violentos adoptan diversas formas en los distintos países, incluyendo conflictos armados, violencia de pandillas, agresiones físicas de padres a hijos (por ejemplo, castigos corporales), terrorismo, desplazamiento forzado y segregación. En este orden ideas, durante la última década, más de dos millones de niños menores de 18 años han muerto en todo el mundo como resultado de conflictos armados y al menos seis millones han sido gravemente heridos.
También, se ha estimado que el 25% y 40% de los niños con edades entre los 2 y 17 años en Venezuela y las regiones sureñas de África, respectivamente, están expuestos a la violencia en su comunidad.
Demostrando así, que los niños resultan ser los más afectados; niños que, luego se convierten en adolescentes, y aquellos que cuentan con lo que las personas llaman “suerte” llegan a la adultez. Por ello, es de suma importancia que el eje focal de esta problemática social sean los mismos niños, porque son ellos los más vulnerables a la violencia social debido a sus capacidades limitadas para manejar sus aflicciones psicológicas, reducir la amenaza o resguardarse de la situación. Así mismo, la psicopedagoga Ámalia Górdovil (2019) expresa lo siguiente: “Los niños al estar expuestos a formas directas o indirectas de violencia social, tienen la probabilidad de experimentar estrés severo, incontrolable y crónico, que a su vez afecta los sistemas cerebrales que responden al estrés.
Más exactamente, una elevada exposición a la violencia comunitaria crea un estado constante Violencia social, ¿una problemática social o algo más? de miedo”. Por consiguiente, estas reacciones pueden desarrollar trastornos mentales, incluyendo ansiedad, trastorno de estrés postraumático (PTSD), el padecimiento de situaciones negativas de salud, sociales y educativas e implicarse en comportamientos riesgosos (por ejemplo, abuso de drogas, agresión) a lo largo de la niñez y la edad adulta.
Es importante tener presente que factores tales como la edad y el género de los niños, el grado y el tipo de exposición (directa o indirecta, a través de su impacto sobre los proveedores de cuidado) y el contexto cultural, todos ejercen influencia sobre el impacto negativo de la violencia social sobre los niños, sobre todo en los niños más pequeños. Sin embargo, mientras crecen, los niños se implican cada vez más en la respuesta a la violencia y experimentan más problemas externos (por ejemplo, comportamientos agresivos/violentos) que los niños menores. La exposición a la violencia comunitaria está entre las experiencias más perjudiciales que pueden afectar su forma de pensar, sentir y actuar. La violencia comunitaria se refiere a la violencia interpersonal en la comunidad que no es cometida por un miembro de la familia y que tiene la intención de causar daño.
Puede ser un subproducto de distintas circunstancias, que abarca desde el crimen y violencia en el vecindario, hasta en los conflictos o guerras civiles continuas. Ahora bien, es en la etapa de la adolescencia y la adultez en las que usualmente se desarrollan las consecuencias anteriormente expuestas; las mismas son producto de este tipo de violencia, que termina convirtiendo a los niños en adultos violentos, agresivos, impulsivos, ansiosos e incluso llenos de una insaciable sed de poder y con complejos de superioridad o inferioridad, esto depende de la experiencia vivida por cada persona. Así queda claro, que para estás personas la violencia es un mecanismo útil para lograr sus propios objetivos. También, esta fluctuación social permite que los comportamientos violentos sean a menudo visibilizados, todo esto a través de mecanismos como la habituación, insensibilización y normalización. Estos mecanismos provocan que a la larga la población se despreocupe respecto a la comisión de actos violentos, por lo que, se convierte normal ver a más niños, adultos, ancianos y hasta políticos violentos que ejercen el poder que han adquirido a través de los años sobre las personas más vulnerables.
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