Y SI LEGALIZAMOS

¿Y SI LEGALIZAMOS?

Desde sus inicios, la humanidad ha intentado satisfacer sus necesidades y deseos, lo que la ha llevado a explorar su entorno y usar aquello que encuentra para su beneficio, ya sea por necesidad o por recreación. Hoy en día esa conducta no ha cambiado, un ejemplo de esto es el consumo de la marihuana, que puede ser usada con fines medicinales o recreativos pero, a pesar de esto, en algunos países su comercialización o consumo es ilegal.

A pesar de que en Colombia es permitido el consumo de marihuana, su comercialización es ilegal, haciendo que la mayoría de los consumidores deban conseguirla por medios ilegales. Un negocio que representa grandes ganancias para los grupos al margen de la ley que la comercializan, con lo que compran armas y generan corrupción entre los funcionarios públicos. Cabe mencionar que la lucha contra el narcotráfico, como se realiza hoy en día, no ha generado más que muertes y una gran pérdida de dinero para el Estado.

Si se legaliza la marihuana el narcotráfico perdería uno de sus grandes ingresos, ya que esta es la droga más consumida, lo que haría que los grupos al margen de la ley no tuvieran el dinero suficiente para continuar con sus actividades. Además, los consumidores dejarían de ser vistos como delincuentes, pasando a ser ciudadanos del común. El dinero que ya no se gastaría en la lucha contra el narcotráfico se usaría para invertir en educación y salud que son las mayores falencias que tiene el país, mejorando así la calidad de vida de los habitantes.

Además de esto, la marihuana no es tan perjudicial como se piensa, ya que tiene un nivel de daño y de adicción para el consumidor mucho menor que el tabaco y el alcohol, que son drogas legales. Por lo que algunos países, como Holanda, han optado por legalizar esta droga permitiendo su comercialización y uso en lugares con licencia. Esto acabaría con el tráfico ilegal de esta sustancia, lo que le permitiría a Colombia beneficiarse de ello cobrando el impuesto al valor agregado.

“América Latina requiere una política de drogas, o al menos por ahora sobre el cannabis, que sea fiscalmente responsable, pero, sobre todo, que se fundamente en la evidencia existente y que se base en los derechos humanos, poniendo por primera vez al ser humano al centro de toda política. La regulación del cannabis es sin duda el paso más propicio y sensato. América Latina no debe pedir permiso para liderar al mundo en reformas, pero en el proceso no puede perder su vocación regional. Regular el cannabis es el primer paso”, afirma Eduardo Vergara.

Vergara resalta la importancia que tiene la realización de una reglamentación sobre el cannabis pero aclara que esta no debe afectar el derecho al libre desarrollo de la personalidad de las personas, dando gran importancia al pueblo, lo que generalmente no sucede en los países de América

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