El Muralismo Mexicano en la construcción de una nueva sociedad

María Fe Vallejo

Andrea Michelena

Escritura Académica

29-11-2017

El Muralismo Mexicano en la construcción de una nueva sociedad

En México, después de 31 años de una fuerte dictadura, nacen ideales de libertad  con una corriente ideológica anticolonialista y obrerista acompañada de un movimiento artístico denominado Movimiento Muralista Mexicano.  Dentro de este, se encuentran exponentes como Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros, quienes con ayuda del Estado, difunden sus ideas a través del mural sembrando el nacionalismo. El muralismo es considerado un  elemento importante en el desarrollo revolucionario  y una fuerte influencia en la construcción de la historia. Es entonces que nos preguntamos sí el Muralismo Mexicano es únicamente una corriente artística o podría llegar ser considerado un movimiento político social. Debido a su contribución en el desarrollo de la identidad mexicana y apoyo a la ideología obrerista, los artistas pertenecientes a esta corriente construyen un movimiento político cuyo medio de difusión ideológico es la expresión artística mural en la que el tópico de sus obras se utiliza para educar a la sociedad y sembrar el orgullo mexicano.

Los exponentes del arte muralista reflejaron los problemas que vivió la sociedad mexicana en el siglo XX. Paralelamente, este arte utiliza diferentes elementos para manifestar los intereses comunes de los mexicanos y los convierte en el foco central de su movimiento.  “La creación del muralismo, como un arte colectivo y público, se constituye, originalmente, como un espacio de recuperación del legado histórico de México, así como, también, en un espacio de reflexión acerca de sus herencias étnicas, tradicionales y culturales”. (Mandel, 2007, p.50). Todos los artistas pertenecientes a este  movimiento se asemejan entre sí, comparten historias similares debido a la necesidad, desigualdad y problemas colectivos existentes. Por ello, estos artistas pusieron al alcance de todos sus ideas, consiguieron despertar la memoria colectiva en las personas para que estas se apropien de las historias que ellos pintan sobre los muros de las ciudades. En la obra “Retrato Actual de México” del pintor David Alfaro Siqueiros se observa un escenario común en México, la miseria como un mal constante dentro de las familias mexicanas.

Varias obras del  muralismo crearon un reflejo histórico de toda América Latina. Representaron al colectivo indígena que sufrió la colonización, abusos, discriminación y tiranía, de tal manera que transportan sus obras a un escenario global donde manifiestan libremente el sufrimiento vivido y el renacimiento de los pueblos. Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros, los tres grandes,  plasman en sus murales las injusticias sociales pero también dan pautas al gobierno sobre la reconstrucción de la sociedad basada en la equidad y la justicia. Este movimiento representa el nacimiento de una nueva sociedad, que surgirá de las cenizas que dejó su pasado. El sentimiento patriótico y de pertenencia son el pilar principal de esta nueva sociedad. “El movimiento artístico del muralismo mexicano ha jugado un papel central en la construcción de la historia y la identidad nacional en el periodo postrevolucionario; las obras de este movimiento expresan el ideal de nación”. (Delgadillo y Rico, 2008, p. 6). José Clemente Orozco en su obra  “El hombre en llamas”, muestra a un hombre incendiándose como símbolo de la sociedad en desagracia. Se puede observar la destrucción pero también la posibilidad de un mejor renacer.

La ideología de los muralistas mexicanos es un elemento céntrico en todas sus obras. Nos permite identificar a la unión de estos referentes, para así clasificarla como un movimiento político con una alta influencia social. De ahí que el arte mural es el medio que utilizan Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros, entre otros, para contar una historia en la que su discurso político obrerista, basado principalmente en la justicia social, esta firmemente representado. El movimiento muralista utiliza el arte como una plataforma difusora de alto alcance para llegar a todo tipo de público, en específico a las masas. Sobre Diego Rivera, Garrido (2009) afirma. “Fue miembro activo del Partido Comunista Mexicano, estaba convencido de que vería triunfar la revolución del proletariado y del progreso material de toda la humanidad que debería seguir a la misma” (p. 64) . De igual forma, José Clemente Orozco fue un líder sindical, arrestado en varias ocasiones. Por otra parte, David Alfaro Siqueiros no fue políticamente activo como sus colegas pero a pesar de esto plasmó ideas similares a las suyas en sus obras.

Los  muralistas mexicanos trascendieron a la política y coexistieron con los representantes políticos de la época. Su discurso provenía de ideas marxistas que convencieron al pueblo y apoyaron al nuevo régimen.  En consecuencia, el arte mural fue reconocido como el arte oficial del Estado mexicano. Mucho pintores fueron subsidiados por el gobierno lo que posibilitó la masificación de la ideología obrerista y marxista. Estas ideas tenían como propósito principal fomentar el orgullo mexicano. El Secretario de Educación José Vasconcelos. “Promovió la realización de murales en espacios abiertos para que todos pudieran acceder a ellos, lo que garantizaría que el discurso de los representantes del poder pudiese llegar a las masas, logrando el avance del proceso revolucionario “ (Delgadillo, Rico, 2008, p.6).  Utilizaron símbolos como los obreros, campesinos, artistas y otras manifestaciones comunes en la sociedad mexicana para sensibilizar y convencer a los pueblos. El mural pintado por Diego Rivera en el edificio Rockefeller en Nueva York, simboliza al capitalismo y al comunismo; este se titula: “El hombre que controla al universo”. Fue destruido al instante por el mismo Rockefeller dado que Lenin, líder comunista, se encontraba como elemento central del mural.

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