Julius Wilhelm Richard Dedekind
Enviado por deliam • 9 de Septiembre de 2015 • Biografía • 12.049 Palabras (49 Páginas) • 167 Visitas
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Los invito a libar en la misma copa en que yo he libado.
Sentimientos de gratitud hacia:
Las aves que con su vuelo, me
inspiran el deseo constante
de superación y libertad.
Al aire que con su ca-
ricia suave y fres-
ca, me hace sen-
tir con vida.
A las
serpientes
del desierto,
por enseñarme
que aún en las condiciones
más adversas, la vida está presente
y que siempre habrá una esperanza.
Gracias a la familia Pinzón Cantor, por haberme invitado al sitio donde viví lo que aquí relato. Es un lugar mágico que fue habitado hace más de mil años por mis hermanos los indios muiscas. Está situado en cercanía del pueblo de Socha (Boyacá).
Desde allí se contempla imponente la catarata del Tirque y la cumbre del Cerro del Cóndor, que parece que estuviera cubriendo con sus alas a esta bella población.
PROEMIO
Estimado lector:
Esto no es un cuento, historia, ni realidad. No es mentira; tampoco es verdad. Es simple y llanamente fantasía.
Al fin y al cabo la vida es eso: fantasía.
Fantasía es la juventud, la salud, el dinero, el poder, la amistad y lo que la gente llama amor.
Ni lo que el común de la gente llama muerte es realidad. Es pura fantasía. O quien ha visto muerto un átomo de hierro, de calcio, de magnesio, de fósforo, de zinc o de molibdeno. De todo esto y mucho más estamos compuestos los seres vivos y si esto que es materia no se muere, mucho menos morirá nuestro espíritu que está hecho a imagen y semejanza del Creador.
No digo aquí nada nuevo. Lo que pasa es que no me gusta guardarme las cosas y en cambio me gusta contar mis vivencias y mis sentires.
EL AUTOR
La paradoja del poder
Los caminos del Universo son infinitos; los de la tierra están plagados de obstáculos. Unos fáciles de vencer; otros algo difíciles y hay también los que sólo pueden ser superados por los valientes. No sólo valientes en el sentido de ser más forzudos y temerarios que los demás, sino en haber desarrollado la capacidad de aceptarse tal como son y buscar dentro de sí el máximo de posibilidades para ponerlas a funcionar no sólo en bien propio sino en el bien común.
En uno de tantos caminos que hay en la tierra, se encontraron en un instante de la vida (porque la vida se compone sólo de instantes), en la ladera de una escarpada montaña de exótica belleza , un hombre y una gota de agua. Él iba ascendiendo sudoroso y cansado, ella sólo estaba sobre una brizna de hierba. A pesar de que había visto a lo largo de su vida millones de gotas de agua, ésta le llamó la atención por el poder que tenia de reflejar la luz del sol. Tanto que parecía lanzar destellos propios.
Pensó que era el cansancio que lo hacía ver las cosas diferentes; sin embargo en ese momento sintió ganas de hablarle con la secreta esperanza de que ella le iba a contestar, cosa que así ocurrió y entre ellos comenzó a desarrollarse el siguiente diálogo:
-Mira que mientras yo voy hacia aquella esplendorosa cumbre en busca de fama y reafirmación de mi poder, tu te quedas estática aquí sin ninguna función. Por algo soy llamado el rey de la creación. Debido a mí poder.
Ella le respondió: -pues aunque no soy tan poderosa como tú, voy camino a la inmensidad del mar. Recorreré muchos caminos, conoceré muchos pueblos, besaré los pies de todos los hombres, sean humildes o poderosos; reflejaré el rostro de muchos niños y de mujeres hermosas. Daré vida a muchos seres hasta llegar a mi destino.
-Pues yo no necesito -dijo el hombre- besar los pies de nadie para llegar a la cumbre; lo haré con mis propias fuerzas y cuando esté arriba todos me envidiarán. En cambio tú vives de ilusiones.
Por lo que yo sé, el mar está muy lejano; ni siquiera está a la vista, mientras que mi meta si la tengo a la vista. Tardarás mucho en llegar; es más, no creo que llegues.
- No discuto tus razones puesto que eres tan poderoso -dijo la gota de agua -pero humildemente te invito a que me acompañes en mi recorrido.
-¿Me desafías? ¡Cómo te atreves a hacerlo!
-No. Nunca te desafiaré; te estoy extendiendo la más humilde de las invitaciones. Será un honor para mí que alguien tan poderoso me acompañe aunque sea una parte de mi largo camino.
-Te acepto la invitación aunque sea sólo para verte desaparecer en la primera parte de tu iluso recorrido. ¡Andando, vamos!
La gota de agua solamente se deslizó hasta la punta de la hierba y se dejó caer 20 metros abajo, cayendo justo dentro de la corola de una hermosa flor, la cual la recibió con alegría y sus colores se hicieron más resplandecientes.
Como el hombre la siguió con la mirada, se dispuso a acompañarla. Tuvo que realizar muchas acrobacias y tronchar muchas plantas; unas llenas de espinas y otras de hermosas flores para llegar a donde estaba la gota de agua. Cuando llegó jadeante ella le dijo:
...