Marina Navarro Ortiz

Jomar Capeles Mendoza                                                                                    10 de marzo de 2017

Seción 139                                                                                                             Dra. Ivette Torres

Marina Navarro Ortiz

Mi abuela se llama Marina Navarro Ortiz, nació en Barranquilla, Colombia y tiene 76 años. Proviene de una familia pobre de 8 miembros: madre, padre y 6 hijos. Su padre medía 5’9” y era trigueño como ella. Sin embargo, su madre era muy bajita medía 4’11” y era de tez clara y pelo castaño. Su padre era bien estricto y siempre quería lo mejor para su familia. Su madre era bien regañona, pero bondadosa. Marina siempre tiene presente que lo más que le enseñaron sus padres era el amar y respetar a los demás, cosa que ella le enseñó a sus hijos. Los padres de mi abuela rara vez utilizaron la violencia como método de crianza. La madre de mi abuela hacia todas las funciones en la casa y además criaba cerdos, gallinas, patos, conejos y a sus 6 hijos. Como fuente de ingreso su padre se encargaba de vender hielo de 9:00 a 12:00 del mediodía y luego mientras dormía en el balcón de la casa, vendía piraguas a los clientes que llegaban. La madre de Marina y sus 6 hijos se dividían las tareas del hogar, mientras unos cocinaban otros limpiaban la casa.

El vecindario donde se crio mi abuela era tranquilo de clase media/baja. No vivía nadie de clase alta.  En las navidades se unían intercambiando comida y ayudando a las familias bien necesitadas regalándoles comida. Así aprendió ella a dar de lo poco que tenía.  

Marina dejo la escuela antes de terminar la escuela superior. La razón por la cual no terminó fue porque su familia no tenía el dinero para costear la educación a 6 hijos. Para ayudar se fue a trabajar a una fábrica de textiles. Ahí tenía una jornada diaria de 8 horas con ingresos de 100 pesos colombianos semanales. El dinero que se ganaba sus padres no se lo quitaban. Ella aportaba al hogar haciendo compras para su familia y lo que le sobraba lo utilizaba para sus gastos personales.

A los 20 años su prima la llamó desde Puerto Rico para un trabajo de nana en una familia acomodada. Aceptó el trabajo porque le pagaban mucho más, la mudaban y podía ver mundo. La vida social de Marina cambio en Puerto Rico porque sus padres no la dejaban salir y acá lo logro. En la isla, logró terminar la escuela superior a los 30 años. Hoy día mi abuela ya no tiene la capacidad física para tener un trabajo asalariado, sin embargo, sigue proveyendo a la familia con comida muy rica todos los días y hace los trabajos de su casa.

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