Agustin De Hipona
Enviado por teologia • 25 de Mayo de 2014 • 2.748 Palabras (11 Páginas) • 262 Visitas
INTRODUCCIÓN
A lo largo de la historia Agustín ha sido una atracción irresistible lo mismo para teólogos como para filósofos y más tarde para los psicólogos. De él dijo Lutero: “Agustín me agrada más que todos los demás. Enseñó una doctrina pura, y sometió sus libros con humildad cristiana a la Sagrada Escritura”.
San Agustín, un importante personaje en la historia de la Iglesia, “es sin duda, el más grande de los Padres y uno de los genios más eminentes de la humanidad.”
Tuvo una influencia profunda e importante, que en esta reducida investigación no podré exponer en su plenitud. “Según el doctor Huber, Agustín es un fenómeno único en la historia cristiana. Ningún otro ha dejado rastros tan luminosos y fecundos de su existencia.”
El propósito de esta investigación es descubrir ampliamente quién fue Agustín, cómo fue su vida, cuál fue su obra y qué influencia dejó en el catolicismo y en el protestantismo. Ya que sobre estos se ha escrito muchísimo, nos vamos a reducir solamente a unos cuatro puntos clave en la biografía de Agustín:
1. Desde su nacimiento hasta su conversión;
2. Desde su conversión a su nombramiento episcopal (386-396) y su muerte;
3. La persona de San Agustín;
4. La influencia de Agustín en el catolicismo y en el protestantismo.
Sin más, vamos a descubrir si lo que Lutero y el doctor Huber decían sobre Agustín, es cierto; empecemos pues.
SAN AGUSTÍN DE HIPONA
1. DESDE SU NACIMIENTO HASTA SU CONVERSIÓN
Agustín nació el día 13 de noviembre del año 354 en la ciudad de Tagaste, el moderno Souk Ahras, en Argelia, el norte de África. Los romanos dominaban ese territorio desde la destrucción de Cartago, antigua colonia fenicia, 500 años antes. El cristianismo llego a ser la religión dominante en África, y de allí se extendió a la Pen. Ibérica y muchos otros lugares. Tagaste era una ciudad bastante grande donde el latín era el idioma oficial. Agustín, era, al parecer de raza y de nacimiento, africano; sin embargo por la lengua, cultura y corazón, fue romano. Él nunca se avergonzó de su origen africano, y con mucha razón pues África dio al Imperio Romano hombres valiosos como Tertuliano, Cipriano, Agustín y otros.
Patricio era el nombre de su padre, un simple funcionario; aunque vivió siempre dominado por su mujer que era cristiana, estaba renegando el cristianismo. Justo antes de morir aproximadamente en el 371, abrazó el cristianismo. Su madre, llamada Mónica, como ya dije, era cristiana, una ferviente creyente llena de virtudes. A ella, en gran parte debió su evolución espiritual.
Aunque pagano, Patricio no impidió para nada que Agustín recibiera una educación cristiana, matriculado por su madre entre los catecúmenos. Agustín estudio en la escuela municipal de Tagaste. El 367, con sólo 13 años de edad pasó a Madaura [segunda ciudad más importante del África romana] patria de Apuyelo, donde obtuvo buenos resultados llegando a ser el primero en su clase.
Era un chico dotado y despierto pero sensible y sentimental al mismo tiempo. Estaba entusiasmado con las aventuras de Ulises y “lloré la muerte de Dido” . Virgilio y Homero le fascinaron; leía y hasta componía versos y se acostumbró no a oír lo que se decía, sino cómo se decía. Le gustaba la oratoria y la retorica. Dos años después regreso a Tagaste. Allí se entrego a la ociosidad y al vicio.
A los 16-17 años de edad, gracias a la ayuda de su conciudadano Romaniano, marchó a Cartago para estudiar Retórica y Derecho. “Cartago era, junto a Roma y Constantinopla, Éfeso y Alejandría, una de las cinco grandes ciudades del Imperio romano. A causa de las aventuras amorosas que allí se podían vivir, se llamaba Carthago Veneris.”
Allí Agustín sintió las seducciones propias de la gran ciudad, la vida alegre que se ofrecía a los jóvenes estudiantes, por lo general alborotadores. Sus preocupaciones fueron el teatro, los baños y el sexo. Cayó en los lazos del amor uniéndose a una joven cartaginesa, quizá cristiana, la cual, un año después le dio un hijo llamado Adeodato (dado por Dios). No pudo casarse con la madre de su hijo, cuyo nombre no se menciona, pero vivieron juntos más de una década.
Tras la muerte de su padre en el año 371, se replantea la vida, ya que muchos le consideraban un hijo prodigo; empieza a reflexionar sobre el gran sacrificio que sus padres hacían para poder ofrecerle un futuro.
Estudió la Retórica, cosa en que destacó de nuevo, pero eso no llenó sus deseos. En el año 373 comenzó a leer el Hortensio de Cicerón.
Esta lectura le inspiró un ardiente amor por la sabiduría. Desde entonces Agustín consideró la retorica simplemente como una profesión; ahora su corazón estaba en la filosofía. Se adentró en los pensamientos de tendencia racionalista y naturalista. Empezó a leer las Escrituras pero ni caso. En su vida penetraron grandes interrogantes de la humanidad: ¿de dónde viene el mundo y a dónde va? La universidad a la que iba no podía dar respuesta a sus interrogantes, así que en el mismo año (373), él y su amigo Honorato pasa a formar parte de la secta de los maniqueos.
“Los maniqueos sociológicamente considerados, eran en el Imperio romano lo que en Europa de hoy son los francmasones.” El ingreso en la secta proporcionaba amistades, protección y una doctrina secreta que prometía la verdad. Los maniqueos se daban sabios cuya religión no consistía de la simple fe sino en la autoridad y la ciencia con que decían dominar y responder todas las cuestiones. Todo esto fue para Agustín muy atrayente, por la promesa de una filosofía libre de credulidades y una explicación científica de la naturaleza y sus fenómenos más misteriosos. Le inquietaban el problema del origen del mal y del materialismo a los que no encontraba una solución. “No fue un maniqueo convencido, sino solamente un maniqueo confiado en que le seria mostrada la sabiduría prometida. Estudió las artes liberales y la filosofía, estudió a fondo esta doctrina especifica y quedo decepcionado.” El maniqueísmo, que pretendía ser científico y racional, en el fondo no era más que un nuevo tipo de dogmatismo teosófico, y como sistema religioso dejaba mucho que desear.
La decisión final fue de abandonar el maniqueísmo y escribe La utilidad de creer y las Confesiones, en los cuales cuenta toda su experiencia. Agustín concluyó sus estudios en Cartago y regresó a su ciudad natal como profesor, a los diecinueve años. Su madre al enterarse de que se había hecho maniqueo, le echó de casa; Se cree que se estuvo en la casa de Romaniano. Enseñó gramática en Tagaste (374) ejerciendo como profesor oficial.
Sin embargo Tagaste era, para
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