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San Agustín de Hipona: desde la retórica hasta el cristianismo


Enviado por   •  16 de Junio de 2016  •  Ensayo  •  1.335 Palabras (6 Páginas)  •  287 Visitas

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Ensayo

San Agustín de Hipona: desde la retórica hasta el cristianismo

Universidad Latina de Costa Rica

Laureate International Universities

Seminario de Filosofía e Historia

Profesor: Dr. Carlos Humberto Góngora Fuentes

Por: Federico Alfaro Araya

Descriptores: retórica, neoplatonismo, ley eterna, ley natural, Justicia, fe y razón.

Resumen

El presente ensayo tiene por objeto conocer la historia de un recorrido intelectual en busca de la verdad que hiciera quien es denominado como uno de los padres de la Iglesia, un doctor de la Iglesia; su relación con la retórica, la filosofía, el maniqueísmo, el neoplatonismo y el cristianismo. Para ello, debemos conocer los antecedentes de su vida y estudios, quiénes lo inspiraron y la razón de los cambios filosóficos y de pensamiento en el curso de su vida. Sus doctrinas son fundamento de la Iglesia, y son basadas no solo en su capacidad intelectual sino también en su experiencia. Reconocido como un intelectual a nivel mundial, sus aportes, reitero, no solo son basados en esa capacidad de discernimiento, sino también en su lucha por escapar de los placeres mundanos y hasta convertirse en uno de los pilares de la Iglesia Católica Apostólica Romana.

Asimismo, se hará un breve comentario de la relación de San Agustín de Hipona con el mundo jurídico a través de la ley eterna, la ley natural y la Justicia.

San Agustín nació en noviembre del año 354 en Tagaste, Numidia, hoy día Souk-Ahras, Argelia, hijo de Patricio, un pagano, y Mónica, cristiana que dedicó toda su vida a la conversión de su hijo, y quien fuera canonizada por la Iglesia Católica Romana. Agustín se educó como retórico en las ciudades norteafricanas de Tagaste, Madaura y Cartago desde los dieciséis años. Luego se interesó en la filosofía a través de la lectura de un libro de Cicerón, Hortensius, el cual no le satisfizo esa curiosidad intelectual de la cual había sido dotado. Requería de algo más profundo para buscar esa verdad, para dar una solución a sus conflictos morales, los cuales lo llevaron a adherirse a la doctrina maniquea. Agustín vio en el maniqueísmo una doctrina que podía corresponder a la experiencia y a su código moral, que para entonces no era muy estricto. En su obra Confesiones, indicó: "Concédeme castidad y continencia, pero no ahora mismo".

        Para iniciar este recorrido vamos a conceptualizar, a grosso modo, las doctrinas filosóficas adoptadas por San Agustín a lo largo de su vida.

La filosofía de Platón: La base de la filosofía de Platón es su teoría de las ideas, la doctrina de las formas. Divide la existencia en dos esferas: una “inteligible” de ideas o formas, eternas e indivisibles; y una "sensible", de objetos concretos y conocidos.

La retórica proviene de los antiguos griegos, y para quienes la composición de un discurso es su principio fundamental.

El maniqueísmo es una filosofía cuyo principio es que no somos nosotros quienes pecamos, sino otra naturaleza más tenebrosa que se apodera de nuestras almas.

Los neoplatónicos tienen el principio que todo lo existente es la unidad absoluta, lo Uno, realidad suprema, de la que surgen todas las demás realidades por emanación.

Agustín, luego de su fase como maniqueista, conoce algunos textos de Plotino y se adhiere al neoplatonismo, descubriendo a la concepción de Dios y al alma como realidades inmateriales, lo que le ayuda a resolver el problema del mal.

En el año 383 se traslada de Cartago a Roma, pero un año más tarde es enviado a Milán como catedrático de retórica. Aquí conoce al obispo de la ciudad, San Ambrosio, distinguido eclesiástico de la época, y es de nuevo es atraído por el cristianismo, pues encuentra en las predicaciones de San Ambrosio las respuestas a las dudas no solucionadas por los maniqueos.

En su búsqueda de la verdad leyó también las epístolas de San Pablo, a través de las cuales descubrió que sólo la gracia de Cristo puede salvar al hombre, doctrina que constituye otro de los pilares de su pensamiento. Agustín se aproximaba cada vez más al cristianismo.

En el año 391 regresó al norte de África y fue ordenado sacerdote, y en el 395 fue consagrado obispo de Hipona, cargo que ocuparía hasta su muerte, el 28 de agosto del 430. Fue un periodo de gran agitación política y teológica. Combatió contra maniqueístas, donatistas y pelagianos, desarrollando sus doctrinas de pecado original y gracia divina, soberanía divina y predestinación, que son base de la Iglesia Católica Apostólica Romana.

Su obra más conocida es su autobiografía Confesiones, considerada una de las primeras autobiografías en la historia. La Ciudad de Dios es su otra gran obra. También escribió las Retractaciones, donde corrigió todo lo que había escrito previamente y consideró equivocado.

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