San Agustin De Hipona
Enviado por danielalopezm4 • 5 de Enero de 2014 • 778 Palabras (4 Páginas) • 280 Visitas
Convencionalmente se suele definir la Edad Media como el periodo histórico que va desde de la caída del Imperio romano en 476 d. C hasta el siglo XV (1453, con la toma de Constantinopla por los turcos, o 1492 con el descubrimiento de América). La Edad Media ocupa por tanto 10 siglos, y en ella se fraguan muchas de las ideas y tradiciones que darán lugar, después, a la Edad Moderna. Se suele decir también que la Edad Media es, en comparación con el esplendor de la civilización griego, romana y helenística, un época de decadencia cultural, de barbarismo y de superstición. Esto es, fundamentalmente, un cliché.
Sin ningún tipo de duda, el fenómeno decisivo en la Europa occidental del medioevo es la irrupción del cristianismo, la aparición de la revelación cristiana. Sin embargo, la impacto de la fe en el pensamiento es más amplia y no se reduce solamente al cristianismo, sino que es común a las 3 grandes religiones monoteístas o religiones del Libro (cristianismo, Islam y judaísmo). Las 3 extraen sus verdades esenciales de una revelación fijada y depositada en uno o varios textos sagrados, respectivamente: la Biblia, el Corán y la Torá (por “revelación” se entiende que la propia divinidad se manifiesta de cierto modo al hombre y le transmite el mensaje privilegiado de la salvación). Nótese también que el propio concepto de “religión” tal y como lo entendemos nosotros, es decir, el concepto de religión que incluye un conjunto de cultos, una comunidad de creyentes, una noción de fe, la idea de salvación, etc., es un concepto que aparece en la época helenística (y no antes). Por eso no tiene sentido decir que los griegos clásicos “creían” en otros dioses, por ejemplo, en Zeus y en Ares, y en los demás moradores del Olimpo. La relación que ellos tenían con sus dioses era esencialmente distinta a que hay en el concepto helenístico de religión.
En cualquier caso, la época helenística es una época esencialmente religiosa en el sentido de religión que acabamos de señalar. El hombre helenístico ha visto cómo se derrumba el sistema de organización de la polis, que había sido durante mucho tiempo su marco de referencia y su modo de instalación en el mundo. Imposibilitado para participar en la vida política, e incapaz de orientarse ya en un mundo complejo y fragmentado, el hombre del helenismo se encuentra en una situación de sinsentido, angustia y desorientación y empujado por esa falta de sentido y por la falta de marcos de referencia comunes tratará de buscar su propia salvación, pero ahora en un plano estrictamente individual. En esta búsqueda de sentido, en efecto, la dimensión social y política que había en Platón y Aristóteles queda relegada a un segundo plano, y el individuo siente que la sabiduría, la salvación y la felicidad (nociones que están muy próximas en este contexto) se encuentran “aislándose” del mundo social y político.
Dentro de este
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