San Agustín De Hipona
Enviado por matt1_rattlehead • 31 de Mayo de 2015 • 524 Palabras (3 Páginas) • 187 Visitas
PALABRAS CLAVES: Felicidad, memoria, presente, vida bienaventurada, reminiscencia,
vitae beata, Dios, alma, anamnesis.
En el capítulo décimo de las confesiones de San Agustín, se afrontan una serie de
cuestionamientos filosóficos, especialmente sobre la memoria y la felicidad; de la memoria,
se crea una pensamiento basado en la suposición de la existencia de dos tipos de éstas, la
primera, una memoria que recuerda efectivamente los acontecido en el mundo sensible, es
decir, una memoria que recuerda el pasado carnal, la segunda, una memoria que siempre
está presente en el alma, en cuanto es reminiscencia de lo bello y lo bueno. San Agustín
expresa que de alguna forma nunca perdemos ésta reminiscencia de nuestra memoria pues
recordamos que olvidamos ese algo, así por lo menos sabemos que olvidamos eso y, que a
través de la interiorización en la memoria misma se podrá recordar.
De esta manera, en el alma misma existe un recuerdo borroso de la vida bienaventurada, un
recuerdo siempre presente, como el miedo que recordamos a pesar de ya no sentirlo, pero
de manera muy diferente la bienaventuranza, puesto que esta está más allá de lo sensible.
Porque cierto es que todos buscamos la felicidad, porque el alma tiende hacia lo divino,
pero también es cierto que los humanos terminan encontrando falsa felicidad, y aun así,
siempre se buscará la verdadera felicidad. Se hallan entonces aquellos que poseen la
felicidad, aquellos que poseen la esperanza de tenerla y que aquellos que ni la poseen ni
tienen esperanza. De tal forma, de un camino u otro pretenden llegar al gozo, pero se
fracasa al ser un gozo impío, pues que buscan lo terrenal, lo carnal por encima de lo
espiritual.
Y aun así, estos hombres en el yerro, preferirían buscar la verdadera felicidad, que es el
gozo de Dios, esto es la verdad misma, encontrando en la reminiscencia del alma la beata
vita, extendiéndose en la memoria para su búsqueda.
Heidegger en sus “Estudios sobre la mística medieval” precisa en su apartado sobre las
confesiones que San Agustín propende en sus aserciones en que Dios nunca se hallará en
memoria de las cosas pasadas, se descubre su presencia patente en el alma misma al ser ella
siempre presente, existiendo pues una memoria metafísica que va más allá de cualquier
cosa estando siempre en el presente.
Establece pues la memoria de percepción sensible como actualizadora del conocimiento
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