Antropogenesis Estudios de la educación como antropogenesis
Enviado por taniasalinas95 • 20 de Mayo de 2018 • Ensayo • 2.181 Palabras (9 Páginas) • 273 Visitas
Universidad Autónoma de Nuevo León[pic 1][pic 2]
Facultad de Filosofía y Letras
Estudios de la educación como antropogenesis
Capítulo 1 y 2: Ideas más importantes
Maestra: Ana de la Torre
Nombre:
Beatriz Salinas Aguilera
Frida Natalia García Luna
Emma Ramírez
GRUPO: G-46
14 de octubre del 2016
El propósito es un análisis sociológico de la realidad de la vida cotidiana y más del conocimiento que orienta la conducta en la vida cotidiana.
Si queremos entender la realidad de la vida cotidiana, debemos tener en cuenta su carácter intrínseco antes de proceder al análisis sociológico.
La vida cotidiana se presenta como una realidad interpretada por los hombres y que para ellos tienen el significado subjetivo de un mundo coherente.
El mundo de la vida cotidiana no solo se da por establecido como realidad por los miembros ordinarios de la sociedad en el comportamiento subjetivamente significativo de sus vidas.
Es un mundo que se origina en sus pensamientos y acciones, y que esta sustentado como real.
El método que consideramos como conveniente para clarificar los fundamentos del conocimiento de la vida cotidiana es el análisis fenomenológico.
Es un método puramente descriptivo y, como tal, empírico, pero no científico que así consideramos la naturaleza de las ciencias empíricas.
Entre las múltiples realidades existe una que se presenta como la realidad por excelencia. Es la realidad de la vida cotidiana.
Su ubicación privilegiada le da derecho a que se le llame suprema realidad.
La realidad de la vida cotidiana se organiza alrededor del aquí de mi cuerpo y el ahora de mi presente. Este aquí y ahora es el foco de la atención que presto a la realidad de la vida cotidiana.
La realidad de la vida cotidiana se me presenta además como un mundo intersubjetivo, un mundo que comparto con otros.
La intersubjetividad establece una señalada diferencia entre la vida cotidiana y otras realidades. Se da establecida como realidad.
Comparadas con la realidad de la vida cotidiana, otras realidades aparecen como zonas limitadas de significado, enclavadas dentro de la suprema realidad caracterizada por significados y modos de experiencias circunscritos.
Podría decirse que la suprema realidad las envuelve por todos lados.
El mundo de la vida cotidiana se estructura tanto en el espacio como en el tiempo.
La estructura espacial es totalmente periférica con respecto a nuestras consideraciones presentes.
La realidad de la vida cotidiana es algo que comparto con otros. Pero ¿Cómo se experimenta a esos otros en la vida cotidiana? Una más se puede distinguir aquí entre diversos modos de tal experiencia.
La experiencia más importante que tengo de los otros se produce en la situación cara a cara, que es el prototipo de la interacción social y del que se derivan todos los demás casos.
En la situación “cara a cara” el otro se me aparece en un presente vivido que ambos compartimos.
La realidad de la vida cotidiana contiene esquemas tipificadores en cuyos términos los otros son aprehendidos y tratados en encuentros “cara a cara”.
Los esquemas tipificadores que intervienen en situaciones “cara a cara” son, por supuesto, recíprocos.
Las tipificaciones de la interacción social se vuelven progresivamente anónimas a medida que se alejan de la situación “cara a cara”.
Toda tipificación entraña, por supuesto, un anonimato incipiente.
Un aspecto importante de mi experiencia de los otros de la vida cotidiana es, por consiguiente, que tal experiencia sea directa o indirecta.
El grado de anonimato que caracteriza mi experiencia de los otros de mi vida cotidiana depende, sin embargo, también de otro factor.
La realidad de la vida cotidiana es pues aprehendida en un continuum de tipificaciones que se vuelven progresivamente anónimas a medida que se alejan del “aquí y ahora” de la situación “cara a cara”.
La experiencia humana es capaz de objetivarse, o sea, se manifiesta en productos de la actividad humana, que están al alcance tanto de sus productores como de los otros hombres, por ser elementos de un mundo común.
Dichas objetivaciones sirven como índices más o menos duraderos de los procesos subjetivos de quienes los producen, lo que permiten que su disponibilidad se extienda más allá de la situación “cara a cara” en la que pueden aprehenderse directamente.
La realidad de la vida cotidiana no solo está llena de objetivaciones, si no que es posible únicamente por ellas.
Un caso especial de objetivación, pero tiene importancia crucial es la significación, o sea, la producción humana de signos.
Un signo puede distinguirse de otras objetivaciones son susceptibles de usarse como signos, aun cuando no se hubieran producido con tal intención originariamente.
El lenguaje, que aquí podemos definir como un sistema de signos vocales, es el sistema de signos más importante de la sociedad humana.
Su fundamento descansa, por supuesto, en la capacidad intrínseca de expresividad vocal que posee el organismo humano, pero no es posible intentar hablar de lenguaje hasta las expresiones vocales estén en condiciones de expresarse del “aquí y ahora” inmediatos en los estados subjetivos.
Las objetivaciones comunes de la vida cotidiana se sustentan primeramente por la significación lingüística.
La vida cotidiana, por, sobre todo, es vida con el lenguaje que comparto con mis semejantes y por medio de él.
La comprensión del lenguaje es esencial para cualquier comprensión de la realidad de la vida cotidiana.
Dado que las instituciones existen como realidad externa, el individuo no puede comprenderlas por introspección: debe “salir” a conocerlas, así como debe aprender a conocer la naturaleza.
La objetividad, a pesar de ser masiva no deja de ser construcción humana.
A pesar de la objetividad que caracteriza al mundo social en la presencia humana, no por eso adquiere un status ontológico separado de la actividad humana que lo produjo.
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